En el afán de perjudicar la imagen del gobierno de la Ciudadana, los voceros de la oposición se dedicaron a desprestigiar los resultados del viaje del Presidente y una amplia comitiva en la que jugaban un papel preponderante los empresarios que mantuvieron un positivo y amplio rol para cumplir el objetivo del viaje que, entre otras cosas, servía para presentar proyectos y explicar sus intenciones de incrementar los negocios entre Ecuador y China.
Según informes del Presidente y otros funcionarios y acompañantes, se cumplió a cabalidad, evidenciado por la suscripción de convenios por varios millones de dólares en proyectos a desarrollarse en los próximos años con crédito chino.
La gigantesca potencia asiática, desde el triunfo de la revolución encabezada por Mao Tse-tung, ha desarrollado la China que hoy se vincula a la mayoría de países de América y el resto del mundo, con altos índices de eficiencia, que le ha permitido relacionarse con las grandes potencias universales a las que les construyen o fabrican toda clase de producción.
En los mercados de Europa, incluso los de Estados Unidos, se encuentra toda clase de bienes iguales o mejores, con tecnología y procesos productivos más baratos que los del resto de países, y por ello en todos los mercados internacionales se encuentran objetos con la indicación ‘made in China’. En la mayoría de los centros comerciales del mundo resulta fácil comprobar esta aseveración.
Lo más importante es que China no se ha aprovechado de su capacidad para fabricar, comercializar y dar crédito, sin que se haya conocido que quiera valerse de esos vínculos para asumir posiciones colonialistas ni participar en conflictos bélicos para usurpar el manejo de los créditos o de proyectos de comercialización.
Los opositores al régimen ecuatoriano, hoy reducidos a la mínima expresión, se volcaron a los medios de comunicación parcializados, que diariamente combaten todo lo que provenga del Ejecutivo, y ya se lanzaron a desprestigiar la posibilidad de que el Metro de Quito se construya y financie con crédito proveniente de China, que habría manifestado su interés de hacerlo.
Su diseño, costo, plazo, mantenimiento tecnológico, si China se interesa, son temas que deben conocerse sin prejuicios, pues lo importante es aliviar la movilidad urbana de la capital, cuando ya se ha dicho que el Metro es solo parte fundamental del problema integral, y se tiene que estudiar mecanismos complementarios para que el servicio público permita a los habitantes en Quito y las ciudades dormitorio que la circundan, para convertirlo en un aspecto apropiado del Buen Vivir, con un transporte urbano racional.
China ha construido más de 10 mil km en metros de 53 ciudades de su inmenso país, y también ha dotado de esa solución a importantes ciudades en otros países.
Parecería que algunos funcionarios comprometidos con posibles proveedores y los representantes de esas empresas están buscando la fórmula para que ni siquiera se conozca la oferta china.