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El Telégrafo
Ximena Ortiz Crespo

Celebración

07 de mayo de 2022

¿Qué tienen de único los cumpleaños? Que nos dan la ocasión de celebrarnos a nosotros mismos, pero también son una oportunidad para dar gracias a Dios por seguir disfrutando de la vida y a las personas cercanas por todo lo que han hecho por nosotros. Los cumpleaños solo llegan una vez al año, pero nos permiten marcar etapas, recomenzar y nos hacen recordar que tuvimos un comienzo, vinimos al mundo con un propósito y debemos seguir adelante con los planes que nos hemos propuesto.

 

Celebrar el cumpleaños es entrar en un circunstancia especial olvidándonos del mundo hostil que nos rodea. Es permitir que nuestro corazón entre en un estado de gozo y apertura para recibir el don que significa el cariño de amigos y familiares. Es recordar a los que nos dieron la vida y agradecer por el amor y la ternura que nos dedicaron.

 

Antiguamente la gente festejaba su cumpleaños por todo lo alto. Se invitaba a un gran convite de al menos cinco platos. Con músicos y bailes se celebraba hasta el amanecer. Tal vez la vida de entonces estaba mejor dispuesta para el festejo que la de hoy. Porque ahora que viajamos tanto, nos cae el cumpleaños en cualquier lado donde nadie nos conoce y nos resulta triste estar en un lugar sin abrazos ni regalos.

 

Recuerdo dos ocasiones de cumpleaños estando lejos de Quito. Una vez, cuando iba a la universidad en los Estados Unidos, invité a mis amistades a celebrarlo. Puse todos los bocaditos que había preparado en la mesa. Dos jóvenes invitados por mis amistades (paracaídistas), que llegaron temprano, se ubicaron a los dos lados de la mesa y procedieron a engullir todo lo que tenían delante. Yo, tratando de distraerlos, empecé una conversación con ellos. Poco antes de terminar con el banquete me contaron que eran estudiantes de una universidad cercana y que combinaban sus estudios con su trabajo en un cementerio... ¡del que acababan de llegar!

 

Otra ocasión memorable fue cuando, sola en un cumpleaños, me sentía triste. Para acompañarme, llamé por teléfono a la esposa del conserje, una joven de color, que de inmediato organizó para mí el mejor baile de cumpleaños de mi vida en un bar de gente afro en el corazón del barrio blanco de la main line de Filadelfia.

 

Este año invité a mis hermanos y hermanas a un almuerzo. Me sentí feliz agasajándolos y diciéndoles lo mucho que los quiero y agradezco por estar siempre atentos a mi bienestar. Diciéndoles cómo me siento de haber nacido en la mejor familia del mundo y de estar rodeada del amor que nuestros padres nos enseñaron a tener por cada uno.

 

Este cumpleaños me dio la oportunidad de sentirme feliz, apreciada y única. Eso hacen los cumpleaños: nos permiten acercarnos a los que amamos y recibir su cariño y lo que nos ofrecen desde su corazón. Una tarjeta de felicitación, un mensaje de WhatsApp, una caja de chocolates, una llamada son siempre bienvenidos. Una simple reunión con la familia o los amigos cercanos es todo lo que necesitamos para sentirnos radiantes.

 

Así que celebremos nuestros cumpleaños para que nuestro corazón se llene de esperanza. ¡Aprovechemos el día! ¡Carpe diem! Solo se vive una vez. Hagamos de ese un día especial. Mimémonos con un cambio de imagen, una comida deliciosa, un pastel, un vestido nuevo, un brindis, un soplo de velas y muchos abrazos.

 

Volvámonos a conectar con el mundo y con nuestras personas importantes. Ofrezcámosles a ellas un momento de solaz para estar juntos. Sonriámosle a la vida. Sirvamos de inspiración a otros cuando nos vean felices y llenos de esperanza. Preparemos nuestro cumpleaños para que no sea una fecha más. Festejémonos. Sintamos la emoción y la sorpresa de abrir los regalos. Hagamos una pausa y usemos la oportunidad para reinventarnos no solo material, sino también espiritualmente. Que el nuevo año de vida comience con expectativas, aspiraciones y entusiasmo renovados. Agradezcámosle a Dios de estar vivos y sanos.

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