Publicidad

Ecuador, 02 de Agosto de 2025
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
+593 98 777 7778
El Telégrafo
Ecuado TV
Pública FM
Ecuado TV
Pública FM

Publicidad

Ximena Ortiz Crespo

Carta a una mujer maltratada

07 de agosto de 2021

Querida Johanna:

Te escribo para decirte que estoy junto a ti y quiero consolarte. Empiezo agradeciéndote por haber tenido la confianza de volcarme tu corazón en las dos horas que estuvimos juntas. Mientras ibas relatando tu historia de maltrato yo trataba de entender qué hace que las mujeres aguanten tanto martirio y que los hombres puedan llegar a ser tan crueles. Todavía no tengo respuesta.

Quisiera que mis palabras te hagan bien y contribuyan a mejorar tu espíritu, como lo están haciendo los meses de terapia que has tenido y el espacio de curación que has creado. Quisiera también que cada paso que des te permita persistir en tu decisión de dejar esa relación abusiva de forma permanente.

Tienes todo un mundo por reconstruir. Si te suena abrumador, intenta poner en contexto tu vida y agradece el que puedas contar con el amor de tu madre y el de tu hijo en este momento. Es necesario poner esperanza en las cosas nuevas y hermosas que hoy puedes ver desde donde estás. Pudiste en medio del maltrato trabajar y estudiar, mantener tu hogar, ver crecer a tu hijo y terminar tu carrera. Tienes ahora una profesión bella de cuidado a los demás. Te llevó tiempo llegar hasta aquí y tu corazón todavía debe sanar. Es posible que aún no estés lista para creerlo, pero es preciso que sientas que nada de esto fue tu culpa.

Pensaste, igual que como lo haces con todo en la vida, que ibas a poder arreglar la situación, que podías salvarle a él de sí mismo. Pensaste que, si te quedabas, finalmente él te amaría como tú querías que te ame, que te permitiría en algún momento salir del aislamiento en que te había forzado a vivir, que todo pasaría y que ibas a poder dormir en paz, sin miedo, sin entrar en pánico cuando sentías el ruido que él hacía al llegar. Que dejaría de beber. Le ofreciste a ese hombre todo lo que tenías y podías dar. Y volvías a él después de cada paliza, de cada grito, de cada intento por estrangularte. Y aquí te digo algo que resulta paradójico: pienso que solamente cuando decidiste acabar con tu vida y no lo lograste pudiste levantarte como el ave fénix y construir una nueva vida.

Sabes quién eres, cuál es tu propósito en este planeta, lo que te mereces, hacia dónde te diriges, lo que vales. Siempre lo has sabido. Y felizmente ese profundo sentido de dignidad que tienes te ha permitido sobrevivir el naufragio. Seguro que la vida se está poniendo más fácil sin escuchar esa voz masculina que te decía una y otra vez que no vales nada, que hay mujeres más lindas, que te ves descachalandrada, que debes hacer callar al niño. Y seguro, también, que prefieres no oír sus promesas de que no sabe por qué actuó así, que te quiere, que no es tan grave lo que te hizo y que muchas veces te lo merecías.

Me cuentas que querías hacer un hogar con él. Que tu hijo creciera junto a su padre y tener una vida normal. Lograr esa unidad familiar completa que tú no tuviste porque el tuyo abandonó a tu madre antes de que tú nacieras. Tenías miedo de marcharte porque no sabías que podías enfrentar la vida sola con tu hijo. Estabas en un estado de incredulidad y negación respecto a que tu pareja era realmente un maltratador. La depresión severa que tenías y la baja autoestima te hacían pensar que el abuso era tu culpa.

Pocas personas saben realmente el alcance del control que él tenía sobre ti –el poder de su abuso– y caben en los dedos de la mano las que conocen la historia completa: que él te despojó de tu identidad y que te hizo creer que te estaba haciendo un favor. Que te hizo sentir que tenías que quedarte y, peor aún, que tenías que mantener en secreto las cosas terribles que él te hacía, al punto que ocultabas a tu familia lo que te pasaba, usabas ropa y maquillaje para tapar los moretones y pasabas meses paralizada sin poder encontrar una salida.

Johannita, espero que puedas encontrar algún día el amor de un compañero con el que puedas construir una relación estable y armoniosa. Que vele por tu felicidad, que no te dañe, que ame tu libertad y tus triunfos, que te respete por lo que eres, que te cuide. Pero, sobre todo, que te valores a ti misma como cuando encontraste la fuerza para dejar al padre de tu hijo. Sigue haciéndolo, ámate, piensa en lo hermosa que eres, en lo gran profesional, en que eres una madre amorosa, en lo mucho que tienes para ser feliz, en tus sueños de estudiar más, de ser más, de tener más control sobre tu vida.

Querida amiga: mereces ser feliz y salir adelante como has podido hacerlo hasta ahora. Estás todavía algo frágil, pero cuentas con el amor de tu familia, de tus amigos, de todos los que creemos en ti. Cuando tengas un tiempito me gustaría que nos tomemos otro café, que sigamos conversando, que me cuentes de tus metas y tus nuevas decisiones. Deseo mucho que te cures y sepas que tienes en nosotros los brazos que te acogen y no te dejarán caer. Deseo para ti un futuro feliz, abundante, exquisito y radiante.

Con respeto y gran afecto,

Ximena

Publicidad Externa