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El Telégrafo
Tatiana Hidrovo Quiñónez

Carapaz alcanzó la “areté”

29 de julio de 2021

Richard Carapaz es el mejor ciclista del mundo, alcanzó la “areté”. En la competencia de ciclismo se coronó como el primero en los Juegos Olímpicos de Tokio 2021, evento planetario en el que todos los países reafirman la paz realizando el ritual deportivo, para medir y premiar a los hombres y mujeres que, como dioses, logran vencer cada uno en su disciplina.

¿Qué es ser el mejor? Los Juegos Olímpicos originarios constituían un ritual relacionado con la mitología y religión griega, pero en el plano terrenal era la prueba de fuego para saber si tenías el “areté”, el valor, el heroísmo, la perseverancia, la disciplina, el autocontrol y el amor propio, para alcanzar la victoria.

Lo singular de la cultura griega fue su proyecto espiritual, identificado con el nombre de “paideia”, cuyo objetivo era formar seres humanos políticos, heroicos y virtuosos, afectos a la gimnasia, la música, la belleza y la poesía. No se trataba de desarrollar sin más fuerza bruta o de ganar por ganar, de obtener una victoria vana, sino de vencer las debilidades propias, ser un “ideal agonal” para empujar el propósito del “bien común”, aunque también se buscaba la trascendencia dentro de una sociedad orillada a la guerra.

Después del siglo V. a.C. se posicionaron progresivamente los valores del individualismo estético y racional. Durante la Edad Media de Europa, el deporte se constituyó en un placer de la elite y se afirmaron los valores del honor y la gloria, alrededor de la cultura caballeresca y los torneos de caza entre señores feudales.

Lejos está Carapaz del origen de las olimpiadas, cuya historia está atada a la cultura occidental, que vino a nuestras tierras a través de la invasión y la imposición colonial. Sin embargo, está al mismo tiempo cerca. En este joven se unen las antiguas tradiciones europeas con la esencia del mundo andino, cuya médula es la comunidad y la ética del trabajo, para vencer las adversidades y transformarlas en una realización.

Dijo Carapaz que inicialmente su país no creyó en él y que disfrutaba con los suyos el logro. Los suyos que son los de la historia de su niñez y juventud, los del Carchi. No obstante, los que escuchamos el Himno nacional y vimos la premiación, experimentamos ese sentimiento de antaño inherente a la Patria. Pura coincidencia que el suceso haya ocurrido en el aniversario del natalicio de Bolívar, quien soñó con una gran república andina.

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