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El gran cambio paradigmático se da cuando una persona, un grupo y una comunidad acepta en un instante que no es dueña absoluta de la verdad y que requiere de todos. Que en el límite de sus fuerzas y talentos puedan construir soluciones, que equitativamente aporten y se beneficien todos y no unos pocos y se conviertan sinérgicamente en equipos eficientes y eficaces, sabiendo cada quién lo que le corresponde hacer.
Se requiere urgentemente que cada uno de los ciudadanos, las instituciones, organizaciones y comunidades construyamos objetivos comunes; con gran entusiasmo y coraje, convirtamos en acciones nuestras ideas, asumiendo todos el autoliderazgo, en cada instante de la vida, sin que nadie se excluya de asumir su responsabilidad en todos los cargos, cuando se produzca un vacío.
“Todos para uno y uno para todos”. Porque el todo y cada uno igualmente importan. En cada instante, a cada persona le corresponde hacer y estar al servicio y a la altura de las circunstancias. No podrán existir excusas para el incumplimiento. Las debilidades serán ayudadas por los otros para alcanzar los objetivos. Nadie recibirá injustamente lo que no se merece. Las ideas valen muy poco si no se las convierte en realidades.
Implica superar la confusión de creer que pensar es igual a hacer. Superar la mediocridad, el quemeimportismo, el abandono, el “trabajar a la maldita sea”, eliminar la destructora “ley del menor esfuerzo”. Con una persona deficiente en un grupo, los objetivos no se hacen realidad. Con esas personas y comunidades, las vidas se convierten en desperdicios. Hay que hacer imaginar a esas personas cómo serán sus vidas dentro de cinco, diez y veinte años, si continúan igual como en el presente.
Vivimos momentos de incertidumbres, en que nadie se encuentra seguro. Cada uno de nuestros actos requiere una actuación precisa. Cada ser tiene que saber qué hacer como parte de un todo. Debemos tener vidas con propósitos positivos compartidos. Establecer poderosas relaciones interpersonales dentro de los grupos a los que pertenecemos.
Conozcamos mutuamente nuestros talentos y valores para aportar lo mejor, en la realización de nuestros sueños. Aprender y mejorar lo que se hace cada día al servicio de todos. Con energía y entusiasmo hagamos nuestras acciones aquí, ahora, ya.
De acuerdo con Robin Sharma, “los líderes sin cargo piensan en los logros que necesitan alcanzar para dejar su huella en las generaciones venideras”.