Proponemos que en la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático y en los informes del IPCC se empiecen a utilizar visiones más holísticas e integrales sobre cambio climático que incorporen índices integrales de justicia climática, adaptación y mitigación conjunta, capacidades de adaptación para la reducción de riesgos actuales y futuros, entre otros, y que sea la base objetiva para determinar las responsabilidades históricas por las emisiones de gases de efecto invernadero y otros factores que han causado el cambio climático.
- Mantenemos un permanente debate sobre la fiabilidad, la certeza, los alcances y bases técnicas de los informes del clima del IPCC y de otros tipos de reportes de centros internacionales para evitar otros ‘climagate’.
- Se debe constituir a través de los gobiernos comprometidos con sus pueblos, una Red de Organizaciones Regionales de estudios del cambio climático, con la participación de Universidades, Centros de Investigación y expertos culturales del clima, que trabaje con equipos científicos, que realicen investigaciones científicas puras, e investigaciones integrales y holísticas que incorporen las visiones modernas y visiones ancestrales y culturales a través de espacios de diálogo y acción intercientífica.
- Proponemos que las redes de investigadores generen un informe común de la situación del clima de los países en desarrollo, y que se programe de forma temporal y tener un informe antes de la realización de la siguiente Cumbre Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y Defensa de la Vida.
- Apoyaremos el esfuerzo de reestructuración del IPCC promoviendo su descolonización, que permita una mayor participación de los científicos de los países en desarrollo en la formulación de los informes, además que en la construcción de los nuevos escenarios de cambio climático se reemplacen e incorporen supuestos de desarrollo integral de los pueblos y de la vida.
- Declaramos que nos mantenemos en vigilancia permanente sobre el trabajo, la información y los reportes científicos sobre los cuales se negociará y acordará en la Cumbre de París (COP 21), para evitar que aparezcan informes distorsionados que afecten las bases de la negociación.
Es pertinente dar a conocer a nuestros amables lectoras y lectores, los pronunciamientos de la Mesa número 4:
-Repudiamos la irresponsabilidad de las empresas transnacionales con respecto al caso de la hermana República de Argentina, en donde la empresa multinacional canadiense Barrick Gold derramó un millón de litros de cianuro, en la provincia de San Juan, provocando un irreparable daño a la madre tierra y causando la muerte de los seres vivos que la habitan.
-Exigimos justicia por el desastre petrolero causado por Texaco, hoy parte de Chevron, en la Amazonía de nuestra hermana República del Ecuador.
-Condenamos la contaminación ambiental por el derrame de mercurio generada por la empresa minera Yanacocha, en el Departamento de Cajamarca, en la hermana República del Perú.
Al capitalismo salvaje no le importa la vida de la madre tierra porque –entre otros males- ha provocado la ‘colonización atmosférica’ con la emisión de gases de efecto invernadero, producto de la excesiva e irracional industrialización.
Es la hora de la defensa del planeta y de todos sus habitantes. La II Cumbre Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y Defensa de la Vida, realizada en Bolivia, apunta en esa dirección.