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El Telégrafo
Esteban Ávila

Bustos merece quedarse

31 de octubre de 2021

Fabián Bustos lleva a Barcelona a ganar un título en medio de un plano ideal: a Liga, de visitante, en definición por penales. Rompió, de la mejor manera posible, la maldición de ese invicto que estuvo vigente desde 1997. Final mata empate, y desde el 29 de diciembre pasado, ya ni los más extremistas de Liga pueden sostener la lógica de la imbatibilidad.

Luego, en medio de las urgencias económicas, arma un equipo local. Barcelona ya no contrata a los Álvez, los Nahuelpan y todos esos jugadores caros con ese cartel internacional que no necesariamente se refleja en su rendimiento. El conocimiento profundo del medio local de Bustos convoca jugadores eficientes de equipos de media tabla hacia abajo. No hay más.

Barcelona hizo la Libertadores perfecta, porque ganó un grupo donde estaba destinado a ser tercero, si acaso podía darse de igual a igual con The Strongest. El equipo funcionaba con un valor agregado, que es su casta copera. Ese fue el motor que puso a andar a elementos de muy definido perfil, donde Damián Díaz ya debe pelear por mantener algo de espacio. No resulta ya el elemento diferente, porque el tiempo pasa y no tiene clemencia.

Llegaron Vélez, Fluminense y llegó la semifinal con Flamengo. Para cualquier equipo de Sudamérica, incluyendo a los propios de Brasil y Argentina, resulta difícil siquiera plantar cara a una de las mejores formaciones de los últimos tiempos, con plata suficiente para reforzarse como mejor le convenga. La derrota, en ese plano, era lógica.

Desde 2017 hasta hoy, en medio del nuevo formato de la Libertadores que se juega a lo largo del año, los cuatro mejores equipos de cada año han sido brasileños, argentinos y Barcelona. Solamente Barcelona. Valioso desde cualquier óptica.

¿Cualquier óptica? No. Hay un clima que se ha formado alrededor de Bustos. Le exigen más de lo que puede dar y han puesto en duda su gran gestión. ¿Qué desean los exigentes? ¿Esperan la llegada de Guardiola o Klopp? ¿Que vuelvan los jugadores que cuestan un montón, tienen nombre sonoro y rara vez justifican? ¿Qué más pretenden, en medio de esta crisis que no se soluciona?

Discutir la continuidad de Fabián Bustos y poner en duda sus méritos es, a la luz del momento actual, una locura. Se ganó la renovación y su próximo desafío debe ser confirmar que Barcelona es capaz de ser competitivo sin plata y con un técnico que sabe aprovechar limitaciones. Lo puede hacer.

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