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El Telégrafo

Bola de cristal para predicciones en la NBA

17 de mayo de 2012

En enero de 2006 no existía básquet de la NBA en la ciudad de Oklahoma. La urbe le había dado -por circunstancias salvajes de la naturaleza- posada al equipo de los Hornets.

El huracán Katrina los obligó a salir de su sede en Nueva Orleáns y ubicarse en Oklahoma, hasta que su coliseo y ciudad fueran reconstruidos. Una vez terminada la visita, Oklahoma volvió a quedar huérfana de baloncesto, por eso es que resulta tan apreciable que en un lapso de solo seis años, de la nada, vayan a ir directo a la final de NBA.

El equipo de los Thunder llegó a esta ciudad a tratar de captar aficionados, partir de cero y buscar un nombre en la liga, todo lo contrario al célebre, prestigioso y poderoso equipo de los Lakers, irónicamente, el quinteto que dejarán en el camino para llegar a la final de la NBA; no necesitarán más de 6 partidos para lograrlo.

Kevin Durant y Russell Westbrook superarán a Kobe, Pau y compañía, dando inicio a un nuevo legado de básquet con domicilio en Oklahoma. Una vez superada esa etapa medirán a los Spurs de San Antonio, quinteto que tendrá que bregar fuerte para dejar en el camino (posiblemente en 7 partidos) a los Clippers de Los Ángeles.

Ginobili y su patrulla pasarán a la final de conferencia oeste. Solo aquí podría pesar la mayor experiencia y menos ansiedad del equipo de San Antonio ante un excitado Oklahoma, que podría tener problemas para asimilar su presencia en esta instancia. Pese a estos posibles escenarios, voto por Oklahoma y su reservación de cupo seguro en la gran final.

Miami aprendió la lección, es más importante jugar con las manos que con la boca. La euforia y expectativa creada alrededor de su equipo el año pasado fue más fuerte que la concentración y enfoque de jugar los partidos. Eso, más un Dallas inspirado le quitaron el título de campeón. Este año será diferente, Miami pasará a un luchador Indiana; será más difícil de lo que muchos piensan, pero superará esa fase y en la final de conferencia no tendrá problemas para vencer a Boston.

Toda esta predicción de bruja gitana con turbante rumano nos ubica en una final entre el Heat, de Lebron James, y el Thunder, de Kevin Durant. Es ahora cuando puedo asumir que la bola de cristal se volverá borrosa y con pocas facultades de descifrar quién ganará la serie final.

Miami transita un territorio ya conocido, con entorno familiar, conoce el barrio y las calles cargadas de baches que son el único camino al título, sabe la velocidad y dirección a tomar, por ahí tiene ventaja.

Oklahoma cuenta con un máquina fina, bien aceitada y nueva… nueva y novel en estas lides, circunstancia que obligatoriamente no les impedirá ganar más juegos que Miami. Me sigue costando ver el futuro, saber quién será campeón de una serie intensa y cargada de altísimo nivel de básquet.

Fácil decir que ganará el que cometa menos errores o esté más fino esos días, ¡nooo!, prefiero evitar esas visiones cobardes y convenientes deducciones que destilan diplomacia y poco valor. Me aventuro sin temor y lanzo mi predicción: Oklahoma en 6.

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