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El Telégrafo
César Hermida

Autoestima y medios de comunicación

12 de septiembre de 2015

Hace más de siete años, ver las noticias de Ecuador en la televisión o leerlas en los periódicos, dentro y peor fuera del país, resultaba desconsolador. Todo estaba mal, en lo político, en lo económico, en lo legislativo, en lo judicial. Internacionalmente en todo estábamos últimos. Pero desde 2007, con el nuevo gobierno y desde 2008 con la Asamblea Nacional Constituyente y la nueva Constitución, se produjo un cambio radical. El nuevo Estado de derecho comenzó a implementarse y en este escenario se estrenó, con pie derecho, la televisión pública. ¡Al fin un canal diferente y de calidad!, con puntos de vista propios y con información contrastante con la de los canales privados.

Luego, las firmes gestiones gubernamentales lograron que otros canales se sumen y que el Decano de la Prensa Nacional, EL TELÉGRAFO, se convierta en el primer diario público. Mientras estuvimos acostumbrados a la información, voces y opiniones de los medios privados, no nos habíamos dado cuenta de los matices y contrastes que significaba otra información diferente.

La primera cualidad de los medios públicos es que nos subieron la autoestima al promocionar nuestros propios valores y recursos. Al darnos informaciones positivas, comenzando por conocer mejor el país, su diversidad natural y cultural, con voz e imagen de todas nuestras gentes, con las expresiones de artistas locales de diverso tipo, con el estímulo a nuestros mejores deportistas.  Los medios públicos elaboran programas culturales, informan de los progresos de proyectos y actividades públicas y privadas, y, como las públicas son muy numerosas, cuantitativa y cualitativamente, en hidroeléctricas, carreteras, escuelas, hospitales, centros de salud, quienes no son partidarios de fortalecer lo público, sufren y se angustian por los reconocimientos a estos cambios, y critican como gasto excesivo de publicidad.

Los medios públicos juegan un papel trascendental elevando nuestra autoestima. Esta mejoró nuestra salud física y mental, dentro y fuera del país. Estos medios tienen equipos humanos de gran capacidad y oficio. Los ecuatorianos podemos vivir y dormir tranquilos, porque esta autoestima nadie nos la quita. Jamás volveremos a sentirnos apocados porque sabemos que estamos entre los mejores.

Recomendando leer la atrapadora novela Betibú, de Claudia Piñeiro, y la patética Número cero, de Umberto Eco, vaya este modesto reconocimiento a quienes hacen los medios públicos por lo que contribuyen a elevar nuestra autoestima. (O)

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