Ecuador, 06 de Mayo de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Antonio Quezada Pavón

Autoadministrarse

28 de agosto de 2014 - 00:00

Muchas personas creen conocer para lo que son buenas en la vida. Pero están generalmente equivocadas. Más a menudo aún, muchas otras piensan que conocen para qué no son buenas y, de hecho, la mayor parte está también equivocada. De cualquier manera, la gente tiene que actuar y solamente puede funcionar con base en sus fortalezas. Nadie puede desarrollarse basado en sus debilidades.

La mayor parte de los seres humanos, aun aquellos con pocos talentos, tenemos que aprender a manejar nuestras vidas. Aprender a crecer y desarrollarnos de tal manera de colocarnos donde podemos hacer la más grande contribución. Y debemos estar mentalmente alerta y comprometidos durante unos cincuenta años de vida de trabajo productivo; lo cual significa saber cuándo y cómo cambiar de trabajo y reinventarnos a nosotros mismos de tiempo en tiempo.

Antiguamente la gente tenía muy poca necesidad de conocer sus fortalezas. Los individuos nacían en una situación y estaban destinados a una línea de trabajo. El hijo de un campesino terminaba siendo también campesino. La hija de un artesano se transformaba en la esposa de otro artesano. Y así por el estilo. Pero ahora las personas tenemos alternativas de elección, para lo cual necesitamos conocer nuestras fortalezas con el fin de saber a dónde pertenecemos.

La única forma de descubrir nuestras fortalezas es sobre la base de un análisis de retroalimentación. Me voy a permitir ponerme de ejemplo, solamente con ánimo didáctico: cuando debo tomar una decisión clave o realizar una acción importante, escribo lo que espero que suceda. Después de algunos meses, comparo los resultados con mis expectativas. He hecho este ejercicio desde hace muchos años, inspirado en una charla que recibí del entonces ya maduro y prestigioso ‘gurú’ de la administración de negocios Peter F. Drucker, cuando fue invitado al Georgia Institute of Technology en la década del 70. Cada vez que hago este análisis, los resultados me sorprenden. De esta forma descubrí que, a pesar de tener una sólida formación en ingeniería, tenía intuitivas cualidades para las ventas, el mercadeo y la administración; y que mis mayores habilidades eran pedagógicas, por lo cual he dedicado más de cuatro décadas a los negocios y la enseñanza.

El análisis de retroalimentación fue inventado en el siglo decimocuarto por un oscuro teólogo alemán, pero unos 150 años después fue popularizado por el reformista Juan Calvino y por el fundador de la Orden Jesuita, Ignacio de Loyola; cuyas respectivas iglesias dominaron Europa en menos de 30 años, debido a que incorporaron este simple análisis entre sus seguidores.

En efecto, la permanente focalización en rendimiento y resultados que ese hábito produce fue la clave de su éxito. Practicar consistentemente este simple método puede ayudarles en muy poco tiempo, tal vez un par de años, a determinar dónde descansan sus fortalezas. Lo que están haciendo o dejando de hacer que les priva de gozar del completo beneficio de sus fuertes habilidades. Les demuestra también las áreas donde no son particularmente competentes. Y por supuesto, donde no tienen fortalezas y no deben actuar.

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media