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El Telégrafo

Assange y la prensa amarilla

27 de agosto de 2012 - 00:00

Con respecto a Assange, la mal llamada prensa libre argumenta que no se lo persigue por razones políticas, sino por violación; que en esto de asilos, el Reino Unido tiene una posición más que recta y que Ecuador tiene una doble moral porque, al mismo tiempo que defiende a Assange, va a extraditar a Alexander Barankov, un disidente bielorruso cuya vida correría peligro en su patria. Estas tres mentiras caen por su propio peso, veamos por qué.

Assange no sería el primero al que se acusa de un delito para castigarlo por un acto que merecería recompensa. Así, a Sacco y Vanzetti no se los acusó de anarquistas sino de asaltantes, por lo que fueron condenados a la silla eléctrica; el capitán Alfred Dreyfus fue condenado por un tribunal militar francés a prisión perpetua en la Isla del Diablo, bajo la falsa acusación de haber entregado documentos secretos a los alemanes.

Émile Zola escribió la monumental obra “Yo acuso” en su defensa. Y así se podría enumerar un sinfín de casos semejantes. La persecución a Assange, como salta a ojos vistas, es un bodrio de chabacana inspiración.

Con respecto al derecho de asilo, el Reino Unido ha dado refugio a un buen número de criminales, juzgados y condenados por la justicia de Rusia, como Boris Berezovski, oligarca miembro de la mafia de ese país, quien es culpable de implantar el “capitalismo del robo” que casi mata de hambre al pueblo durante el mandato de Yeltsin, cuando era Subsecretario del Consejo de Seguridad Ruso y cuando hizo su fabulosa fortuna robando descaradamente las riquezas de toda la sociedad.

No solo eso sino que, incluso, le dio pasaporte inglés con el nombre de Platon Elenin. El efecto del accionar de este bandido, y otros más, fue tan desastroso que en el transcurso de dos décadas la población rusa disminuyó en diez millones y su promedio de vida en cerca de quince años.  

Por último, se pregunta a los que se llenan la boca de palabras nobles para comparar el caso de Assange con el de Barankov, ¿por qué este aparente luchador por los derechos humanos, que dizque se dedica a denunciar la corrupción del gobierno de Lukahsenko, catalogado por toda Europa como el último dictador de ese continente, no pidió refugio político en Inglaterra, desde donde nunca sería extraditado? ¿Por qué se refugió en  Ecuador, donde su vida correría peligro? ¿No será por alguna otra razón que estos cándidos no conocen o no quieren conocer? A lo mejor tiene rabo de paja. Pero qué va, si esta prensa publicara la verdad, no sería amarilla.

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