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Aportes para la comprensión compleja de la realidad: Heráclito, Lao Tse, Protágoras y Zhuang Zhou (1)
05 de diciembre de 2015El pensamiento de la complejidad tiene raíces antiguas, se puede rastrear su trayectoria en la historia de las filosofías oriental y occidental. Según Yi-Zhang Chen, “algunos filósofos de la antigüedad, en Occidente, sostenían que lo real es complejo, pero que el pensamiento es simple”. Así, las propiedades del ser, contradictorias e incompatibles, según las categorías del pensamiento humano, pueden ser solidarias y simultáneas en lo real. Si el hombre no tuviera conciencia de ese hecho, el fondo de la realidad se le escaparía totalmente. Era la idea clave del griego Heráclito ((535-480 a. C.), que enseñaba a la gente a “escuchar la naturaleza” para encontrar en ella la “armonía invisible”: Acercamiento y diferencia, acuerdo y desacuerdo; “el Uno nace de todas las cosas y todas las cosas nacen del Uno”. Según Heráclito, “la armonía de los contrarios -la transformación de una cosa en su opuesto- constituye el principio de una relación universal y objetiva (el logos). Pero esta relación es difícil de entender a causa del carácter fijo, unilateral, de la inteligencia humana”. Estas ideas ya habían aparecido precozmente en el pensamiento chino en el Libro de las Mutaciones (donde el yin y el yang son polos opuestos de una misma realidad (siglos XII-XI a.C.).
Lao Tse (siglo IV a.C.), en El libro del Tao y la virtud, sostiene que el tao es el origen del universo y permite el orden en la naturaleza. “Actuar en sentido inverso es el movimiento del tao”. De acuerdo con Yi-Zhuang Chen: “El tao favorece las cosas que se encuentran en subdesarrollo y reprime las que están en superdesarrollo. De ahí una ley implacable: toda cosa que se ha desarrollado hasta su extremo pasa a su contrario”. Por ejemplo: “Los seres, al tornarse robustos envejecen”. Esta ley garantiza la armonía del mundo como todo orgánico; sin embargo, va a menudo contra la voluntad y la inteligencia del hombre. Al afirmar que para llevar a buen término una empresa es necesario partir desde su opuesto, Lao Tse arroja luz sobre una serie de fenómenos paradójicos y critica el carácter lineal del entendimiento humano”. Protágoras (485-411 a.C) es quien inicialmente plantea en Occidente el relativismo filosófico. Parecido a lo que plantearon Albert Einstein y Gaston Bachelard XXV siglos después. “Si la materia es la fuente común de las sensaciones del hombre, las imágenes que este tiene de ella son determinadas por sus sentidos, que varían y se transforman según la edad y la constitución del cuerpo, por lo que cada uno de nosotros representa la materia de modo diferente. No obstante, ninguna representación individual es superior a otra frente al verdadero rostro de la materia. En sí; hay, pues, tantas medidas de las cosas como hombres para medirlas”. Un caso emblemático fue la herida de un deportista con una jabalina. El filósofo hizo notar que había diferentes puntos de vista y visión múltiple de la verdad: para el médico, la jabalina es la causa inmediata de la muerte; para el juez, quien lanzó la jabalina es el responsable; para el magistrado hay que incriminar a los comisarios deportivos.
En el pensamiento chino, el equivalente de sus ideas las expresó Zhuang Zhou (369-268 a.C.). Los hombres captan la realidad de acuerdo a la posición de donde se encuentran, captan aspectos diferentes del mismo objeto, lo que conduce a una relativización de la verdad. “El mono busca una mona; el ciervo una cierva; Moaqiang y Liji son bellezas adoradas por los hombres, pero cuando se acercan el pez se sumerge en el agua y el pájaro huye con rapidez. ¿Quién conoce la belleza verdadera?”. El conocimiento humano se encuentra condicionado por múltiples circunstancias, posiciones y puntos de vista de un mismo sujeto y de otros que perciben una misma realidad en un momento dado. Valorar, rescatar y complementar es el reto actual. (O)