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El Telégrafo
Erika Sylva Charvet

Amilkar Varela lo descubrió

29 de marzo de 2016

Amilkar Varela descubrió el preciado documento. Pero, casi nadie lo sabe. Él es ibarreño, de 70 años, docente de educación media y autor de obras, en buena parte inéditas.  Su interés por la investigación archivística fue incentivado por su padre, un obrero socialista. También le nació de la percepción del desarraigo, de esa sed de identidad que solo la historia puede calmar. Así, se dedicó a hurgar en los archivos, a buscar datos sobre Simón Bolívar “porqué él estuvo siete veces en Ibarra” y allí se enfrentó y derrotó al ejército realista de Pasto en 1823.

Estaba en esa búsqueda en el archivo del BCE, hoy del Ministerio de Cultura, cuando un día de abril de 1996 encontró un manuscrito anónimo y sin fecha que titulaba ‘Contestación de un americano meridional a un caballero de esta isla’. Por su conocimiento de las obras de Bolívar, sabía que la Carta de Jamaica se titulaba originalmente así, habiendo sido publicada por primera vez en 1833, sin referencia de fuente. Al sospechar que podía estar frente a un documento único, “pedí copias y me dieron”. Una emoción envuelta en incertidumbre le embargaba. Siendo la Carta “el documento más importante de Bolívar”, necesitaba comprobar su originalidad. Se inició, entonces, una odisea que se extendería por casi dos décadas.

Empezó él mismo, “trabajando día y noche”, identificando variaciones en su escritura al cotejarla con la de las publicaciones. Pero, dada su trascendencia, era imperiosa la verificación de expertos(as). Así, una técnica autentificó la consistencia histórica del papel; en 2001 un perito grafólogo concluyó que fue escrito por Pedro Briseño Méndez, secretario de Bolívar; y en 2014, gracias a la intervención de María Augusta Calle, una delegación de expertos venezolanos autentificó el documento como el original de la Carta de Jamaica. Fue indescriptible la emoción. El hallazgo, hecho por “un historiador ecuatoriano de provincia”, fue anunciado al mundo por el presidente Nicolás Maduro en noviembre de 2014. En 2015, invitado por la embajada ecuatoriana, el historiador ibarreño depositó en la Casa de Bolívar un facsímil del extraordinario documento. Toda Venezuela lo aclamó.

Lejos quedaron los innumerables silencios o puertas cerradas de algunos directivos frente a sus solicitudes de apoyo; o la indiferencia, incredulidad o minimización de su hallazgo por parte de ciertos historiadores, o la invisibilización de su nombre y apellido como el descubridor del original de la Carta. Todo ello, en realidad, mostraba la subalternidad de los(as) intelectuales de provincia en la academia nacional y su naturaleza jerárquica y discriminatoria, pues él no contaba ni con los blasones académicos, ni con el prestigio o con el poder en las instituciones académicas que acompaña el reconocimiento.

Hegel decía que el deseo siempre es de reconocimiento y que nos constituimos como seres sociales viables solo a través de esta experiencia. Por ello, léase con mayúsculas: Amilkar Varela descubrió el original de la Carta de Jamaica. A él, nuestro reconocimiento. (O)

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