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El Telégrafo
Oswaldo Paz y Miño

Afganistán puede incendiar al mundo

18 de agosto de 2021

El mundo con dolor, preocupación, e impotencia digiere el retorno del terror Talibán al gobierno de un país martirizado a lo largo de su historia. Desde el domingo pasado los radicales controlan la vida de los afganos, las principales víctimas del cambio las mujeres.

El brillante escritor Khaled Hosseini, cuya literatura es un deleite para le mente y luz para el alma, advirtió ayer martes 17, que el regreso al poder de los extremistas pone en riesgo los avances logrados por ellas en las últimas dos décadas.

Los talibanes han proclamado ya al planeta que los mira con real temor, que:  aplicaran “la ley islámica” en su Estado, para gobernar a la sociedad femenina.  El pánico social ha quedado reflejado en el intento de fuga de miles de ciudadanos en el aeropuerto de Kabul; cientos de ellos tuvieron la suerte de embarcar en aeronaves copadas de gente, y otros, lo intentaron colgados hasta del tren de aterrizaje de alguna nave militar estadounidense, cayendo al menos 6 personas al vacío en el momento posterior al despegue. El derecho a la libertad, pone al hombre que no lo quiere perder, en circunstancias de dejarse hasta la vida en el intento, eso ha sucedido.

Las potencias occidentales   han reconocido errores de apreciación en la situación de Afganistán, Estados Unidos y la OTAN, parece subestimaron a tan peligroso enemigo lo que facilitó a los talibanes tomarse el país en un asalto final que duró apenas diez días.   Ahora están en el poder para quedarse, se han consolidado, y la convivencia internacional tiene una flama prendida que puede convertir al mundo en incendio.  

En dialogo con la BBC de Londres, se lee esta escalofriante proclama "Si no renuncian a la cultura occidental, tenemos que matarlos.”

Las mujeres en la mira, literal, los avances, las conquistas obtenidas en los últimos 20 años tendrán un serio retroceso, al menos, si es que no desaparecen del todo. Se anuncian concesiones, como las anticipadas por  Zabihullah Mujahid "Vamos a permitir que las mujeres trabajen y estudien dentro de nuestro marco" . En pleno Siglo XXI, “estos favores” en realidad crean más temor y dudas.  

Malala Yousafzai  no da crédito a las declaraciones de los gobernantes talibanes, ella fue víctima  directa del fanatismo, es  defensora desde muy niña,  de la educación de las mujeres  y de los derechos integrales de ellas, es una feminista sobreviviente del radicalismo violento y ha recordado en su columna del New York Times: “Cuando los talibanes tomaron mi ciudad natal en el valle Swat en Pakistán en 2007 y poco después prohibieron que las niñas recibieran educación, escondí mis libros bajo mi largo y grueso chaúl y caminé a la escuela con miedo. Cinco años después, cuando tenía 15 años, los talibanes intentaron matarme por alzar la voz sobre mi derecho a ir a la escuela.”  La activista obtuvo por su abnegación y sacrificio el Premio Nobel de la Paz en el año 2014.

Han ganado la guerra los islamistas radicales en Afganistán, han puesto a las potencias occidentales entre la espada y la pared, ante los hechos consumados. El beneficio de la duda es el crédito en favor de los tan temidos insurgentes ahora en el poder. Es de esperar por la paz del planeta que se respeten los derechos humanos de todos los afganos, sobre todo de las mujeres y de los grupos vulnerables, y que el terrorismo no encuentre razones ni aliados en los talibanes.

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