Publicidad

Ecuador, 27 de Mayo de 2025
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
+593 98 777 7778
El Telégrafo

Publicidad

Edmundo Vera Manzo

Salvaguardias, ladrones y patriotas

04 de abril de 2015

Las salvaguardias son medidas para proteger y desarrollar la producción nacional frente a la invasión indiscriminada de productos extranjeros que compiten deslealmente. La salvaguardia es una medida económica y patriótica sana, que tiene validez permanente y que ha sido aplicada por los países que han querido tener un desarrollo autónomo frente a otros que  han dominado el comercio internacional, en un momento histórico. Con las medidas de salvaguardias se ponen impuestos o aranceles a determinados productos extranjeros que también  se producen en el país o que constituyen una fuga de divisas y desperdicio de dinero al comprar productos extravagantes, suntuarios, que no pagan o pagan muy pocos impuestos. Muchas importaciones no son una necesidad imprescindible, sino un lujo caprichoso, una exhibición egocéntrica, que cultiva  la envidia  de parte de consumistas que se jactan de lo exclusivo de sus productos procedentes del extranjero. Ellos deben pagar elevados impuestos para satisfacer sus deformaciones culturales. Si a determinadas personas no les gustan nuestros alimentos, zapatos o vestuario u otros productos deben pagar un recargo de impuestos si proceden del extranjero.

 Gracias a las salvaguardias, el zar Pedro I el Grande de Rusia (1672-1725) hizo realidad su sueño de producir y proteger determinados productos propios del Estado, convirtiendo a su país en potencia mundial, hace 300 años. José Gaspar Rodríguez, de Francia, gobernante del Paraguay hasta 1840, llevó a su país a tener la economía más sólida en América Latina en el siglo XIX, sobre las bases del fortalecimiento del sistema económico estatal, el autoabastecimiento y el consumo masivo de productos propios, que hizo a Inglaterra organizar la guerra de la triple alianza (Brasil, Argentina y Uruguay) que luego de cinco años destruyó el Paraguay, a pesar de la heroica lucha paraguaya. Por los años sesenta del siglo anterior, Raúl Prebisch, como director de la Cepal (Comisión Económica para América Latina), impulsó la tesis patriótica de la sustitución de las importaciones y el desarrollo con igualdad para la  integración de América Latina. Tesis que fue desprestigiada y derrotada por los defensores de la libre importación impulsada por Estados Unidos. El cambio de la matriz productiva que impulsa el gobierno del presidente Correa, de pasar de exportadores de materias primas y de importadores de productos elaborados en el extranjero y llegar a la producción propia, con altos valores agregados, se encuentra en la misma dirección de desarrollar una economía soberana.

El gran pensador argentino Arturo Jauretche decía que somos más patriotas cuando, en vez de comernos un grano de maíz, lo sembramos, lo convertimos en harina, en pan. Lo mismo debemos hacer con nuestro cacao, la leche, el petróleo y muchos de nuestros productos y llevarlos a niveles más altos de la cadena productiva y a competir en el extranjero. Jauretche también decía que hasta los ladrones pueden ser patriotas, si lo que roban lo invierten en el país, a diferencia de los que lo guardan en el extranjero para el desarrollo de otros países.

La medida de la salvaguardia es una necesidad imperiosa con la moneda de uso que tenemos que es el dólar, la misma que no  podemos imprimir, como lo hacen quienes tienen sus propias monedas. No debemos importar más de lo que podemos exportar. Se hunde el país como los hogares que gastan más de sus ingresos, cayendo en manos de prestamistas y chulqueros y demostrando que no  saben vivir. Benjamín Franklin decía: “Quien gasta menos de lo que gana ha descubierto la piedra filosofal”. Al respecto, el héroe cubano José Martí dijo: “Nuestro vino, de plátano; y si sale agrio, ¡es nuestro vino!”. El amor al país se demuestra consumiendo lo nuestro. (O)

Publicidad Externa

Ecuador TV

En vivo

El Telégrafo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media