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El Telégrafo
Orlando Pérez, Director de El Telégrafo

¿Quién es el mejor candidato de la derecha: Viteri, Lasso o Carrasco?

03 de julio de 2016

Sin duda que Cynthia Viteri. Todo su potencial ideológico, de principios y de trayectoria la colocan en el pedestal de la derecha ecuatoriana, con todas sus virtudes y todos sus defectos. Ha sido consecuente con sus ideales y con una militancia afincada en unas lealtades a quienes la impulsaron y sobre la base de una destacada lucha por retomar el poder para los socialcristianos y/o maderas de guerrero. Es ella la candidata de la derecha actual.

Lastimosamente, su mentor le ayuda poco cuando dice que las propuestas no son de derecha o de izquierda. Ahí empiezan los tropiezos porque, nos guste o no, una indefinición así -según los manuales de Jaime Durán- ocurre en sociedades con cierto ‘conecte’ con otras sensibilidades, consumos o experiencias. No aquí en Ecuador, me atrevo a decir.

En lo que no se equivoca su mentor es en lanzarla como presidenciable ahora. Ahí revela su condición de ‘animal político’. Primero, porque no tiene de dónde más escoger en su entorno (y en el de sus lealtades). A diferencia de lo que se exige para otras tiendas políticas, la derecha nebotcista no se recicla, rejuvenece ni recambia. O sea: acude a uno de sus cuadros más solventes para sostener un legítimo deseo político, como es el de llegar a Carondelet. Segundo, porque ya está más claro que nunca que Guillermo Lasso no representa a ese sector político/empresarial/mediático de la derecha y, por lo tanto, se verá en las urnas el resultado de esta disputa.

Tercero, porque Paúl Carrasco no conlleva la misma sangre, sintonía y menos aún identidad política para recibir la venia de Nebot en una papeleta junto a Viteri (ella como vicepresidenciable) y desde ahí desafiar a la fuerza política más votada de los últimos diez años.

Por eso la decisión de esta semana que termina por poner a Viteri en el centro de la atención y la reflexión no sorprende a quienes conocen de cerca a Nebot. Ya se sabe cómo actúa cuando de acuerdos, pactos o alianzas se trata. En eso no es tan fiel al legado de su mentor León Febres-Cordero. Por el contrario, como ‘viejo zorro’ de la política, sabe que ceder a quienes podrían traicionarlo en la primera actuación solo le acarrearía el hundimiento de su proyecto político. Por eso se la juega por entero con Viteri. Y no se equivoca.

Sorprende que nadie haya dicho que la designación de Viteri sea un ‘dedazo’; que no cuenta ese mandato del Código de la Democracia de realizar procesos internos (los habrá del modo más formal y mediático y sanseacabó el cumplimiento de una obligación legal); que el caudillismo y el populismo no sea, en este caso, su mejor expresión; que el autoritarismo se revele en toda su magnitud; y, sobre todo, que la llamada Unidad se extinga tal como se gestó.

Nadie ha dicho (al menos desde la tribuna de blogueros, analistas y las páginas web bien fondeadas) que al ‘cholear’ a los miembros de la extinta Unidad se torpedeó lo que esos mismos analistas aplaudían: la consonancia de una alianza de derechas para vencer a la de izquierdas. ¿Por qué no ha salido a hablar Mauricio Rodas en nombre de SUMA? ¿Ahora, a costa de esta afrenta, apoyará a Lenín Moreno, como comenta uno de sus dirigentes en el Municipio capitalino? ¿Cómo se explica el silencio de Ramiro González, que estuvo entusiasmadísimo con la Unidad y hasta se convirtió en una de sus figuras ‘frescas y potentes’? ¿Le dijeron a Nebot que el que traiciona una vez traiciona siempre? ¿Avanza, el aparato electoral de González, también estará pensando dos veces en apoyar a Viteri o también se inclina (con toda la vergüenza del caso) por apoyar a Moreno y de ahí saldar una deuda?

Lo interesante de todo esto es que Nebot se constituyó en esta semana en la vara dirimente del bloque de derechas y de aquellos que, siendo de izquierda (supuestamente), pensaron que llegó la hora de las ‘siete armonías’ y que no importaba el pasado del PSC ni tampoco el carácter de Nebot para arrasar en la Asamblea y llegar a Carondelet. Y de paso, le dio la razón a Lasso: cada uno por su lado es mucho más bonito que juntos pero revueltos, recelosos y con cierta dosis de hipocresía.

Nebot, además, extendió la carpa en una tarima en la que se mueve con destreza, a pesar de los años. ¿Y esa tarima será la de su inscripción en la papeleta de asambleísta nacional, como ya ocurrió con su mentor Febres-Cordero para ir al palacio legislativo de vez en cuando y luego renunciar pero, sobre todo, acarreando una buena votación que le permita un bloque duro para negociar lo que le venga en gana y con quien él escoja? ¿Está dispuesto a renunciar a la Alcaldía de Guayaquil y dejar a Doménica Tabacchi y heredarle la continuidad para las elecciones de 2019? ¿Hablará con su amigo Enrique Ayala Mora para que le acepte ser el binomio de Viteri?

Por ahora, efectivamente Viteri es la mejor candidata de la derecha. Quizá no sea ya la misma de 2006 cuando quedó en quinto lugar y tampoco tenga que acudir al mismo formato agresivo y potente con el que habló en aquel entonces y en el recinto legislativo estos últimos años. ¿Bajará el tono, como recomienda Durán Barba, para lograr que esa prepotencia que se critica (en realidad firmeza para combatir a los poderes fácticos) no se enrostre en su discurso, aunque ello signifique perder un poco la identidad que la caracterizaba? ¿Cómo tomará distancia con Lasso, si el programa de gobierno es el mismo y apenas los diferencia el perfil, el género y alguna que otra visión sobre problemas sociales?

Entonces, en la derecha casi todo está dicho; toca esperar las definiciones de los que se siguen llamando de izquierda, pero hablan con Nebot. (O)

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