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Cuenca amazónica afronta la peor sequía de los últimos 70 años

La sequía y los incendios forestales han afectado las fuentes de agua en el Amazonas.
La sequía y los incendios forestales han afectado las fuentes de agua en el Amazonas.
Foto: Cortesía COAIB.
25 de octubre de 2024 - 17:58 - Rodrigo Martinez

Falta de agua, incendios forestales, comunidades desplazadas, devastación de especies de flora y fauna son algunas de las consecuencias de la peor sequía en la cuenca amazónica registrada en las últimas siete décadas, según el Centro Nacional de Monitoreo y Alertas de Desastres Naturales de Brasil (Cemaden).

Durante los últimos tres meses, países como Ecuador, Colombia, Perú, Bolivia, Venezuela, Paraguay y Brasil enfrentan una devastadora crisis ambiental, que -entre otros factores- ha sido provocada por el cambio climático y los aumentos drásticos de la temperatura.

El cambio climático y la deforestación: Un golpe mortal para la fauna silvestre y las comunidades indígenas

El delfín amazónico se encuentra en peligro crítico de extinción por la sequía en el Amazonas.

El delfín rosado es una de las especies más amenazadas por el cambio climático en el Amazonas. Foto: WWF.

En 2023, organizaciones sociales, académicos y especialistas advertían de la crisis, cuando a finales del año aparecieron muertos 330 delfines de río rosados y grises por el bajón del caudal y la elevación de las temperaturas en el río Amazonas.

En 2024, este escenario se ha profundizado. En su informe “Planeta Vivo 2024”, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) analizó junto a la Sociedad Zoológica de Londres más de 35.000 tendencias poblacionales de 5.495 especies para llegar a la conclusión que entre 1970 y 2024 se ha reducido un 95% de la población de la fauna silvestre en América del Sur (anfibios, aves, peces, mamíferos y reptiles).

Entre las especies más amenazadas por la reducción de hábitat se encuentran los delfines de río, cuyas poblaciones han decrecido en más de un 65% y han llevado a la especie a un peligro crítico de extinción con las sequías actuales. Otras especies como jaguares, osos de anteojos, tortugas carey y caimanes también se encuentran amenazadas.

Por otro lado, el informe “Amazonía Al Borde del Colapso”, de la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Amazonía Brasileña (COIAB), describe al 2024 como el año que ha superado todas las marcas históricas en la región en cuanto a sequía, temperaturas extremas y disminución de los caudales. El informe reporta que en este año las áreas afectadas por sequía extrema y grave han aumentado en un 620%, pasando de 21,5 millones a 155 millones de hectáreas en comparación con 2023.

Solo en Brasil, la COAIB detectó este año a 42 nacionalidades indígenas afectadas por sequía extrema, con problemáticas como daño en cultivos o dificultades para el abastecimiento de agua. Entre estás están Kayapó, Inawebohona, Xingu, Capoto-Jarina, Munduruku, Cana Brava-Guajajara, Yanomami, Ituna-Itatá Enawenê-Nawê, Uru-Eu-Wau-Wau y Araribóia.

Incendios forestales arrasan la Amazonía: 2024, un año de récords negativos

El 2024 ha representado un año récord para los incendios forestales en la Amazonía. Foto: COIAB.

Los incendios forestales han destruido más de 400.000 hectáreas de bosque amazónico en los últimos cinco años. Foto: COAIB. 

El fenómeno de la sequía ha intensificado otros desastres ambientales como los incendios forestales en la cuenca amazónica, que presentaron un aumento del 80% en 2024 con respecto a 2023. Hasta el 17 de septiembre de 2024, el Sistema de Información de Incendios para la Gestión de Recursos de la NASA detectó más de 2,4 millones de focos de calor en 13 países de Sudamérica, con un grado mayor de incidencia en zonas como la Amazonia de Brasil y Bolivia y el Chaco paraguayo.

En Ecuador también hubo afectaciones graves por las llamas. Hasta el 23 de octubre de 2024, la Secretaría de Gestión de Riesgos (SNGR) había declarado al 2024 como el peor año en cuanto a registro de incendios forestales, con 4.120 flagelos en 22 provincias y 46.612 hectáreas afectadas.

Según el  Observatorio Regional Amazónico, solo en los últimos cinco años se han quemado más 447.517 hectáreas de bosque amazónico (un área equivalente a la provincia de Imbabura) y en su mayor parte las llamas han sido provocadas por acciones humanas y el incremento del cambio de uso de suelo para actividades extractivas y productivas.

Revisa el mapa de Global Forest Watch, que ha recopila todos los incendios forestales que se han registrado en Sudamérica. 

El Amazonas se seca: Ríos sin caudal y ecosistemas en peligro

Rodrigo Torres, coordinador de la Unidad de Geografía de la Fundación Ecociencia del Ecuador, explica que la crisis está relacionada al aumento de temperaturas como consecuencia del cambio climático.

Según datos recolectados por la organización, que colaboró en el desarrollo de la aplicación de pronósticos hidrometeorológicos Inamhi-GeoGlows, junto al Instituto Ecuatoriano de Meteorología e Hidrología (Inamhi) y el Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica, este año las temperaturas han aumentado un promedio de 1,5 grados a escala global

Explica, que si bien estos cambios pueden resultar imperceptibles para los seres humanos, provocan alteraciones en la flora y la fauna, al debilitar los ecosistemas y hacerlos más vulnerables frente a fenómenos como la sequía, los incendios forestales y la degradación.

Torres explica que -por ejemplo- este año ha disminuido el caudal del río Amazonas debido a la escasez de lluvias en sus afluentes. Al encontrarse en sequía los páramos, el agua no baja hacia las fuentes que conectan con los ríos amazónicos, por lo que el caudal de toda la cuenca hidrográfica baja, impactando la naturaleza, a las fuentes de abastecimiento hídrico y energético y a las comunidades que dependen directamente de los recursos naturales para su supervivencia como el caso de los Pueblos Indígenas.

Marco Villacís, docente de Ingeniería Civil y Ambiental de la Escuela Politécnica Nacional y experto en Hidrología, indica que este fenómeno viene precedido por las transformaciones en el medio ambiente como consecuencia de las alteraciones en el clima.

Al existir más calor y menos humedad en el ambiente, es menos probable que llueva. Con ello la tierra se seca y se disminuye el porcentaje de agua que desciende hacia los ríos, como ocurre en la actualidad con el Amazonas.

Uno de los factores que ha llamado la atención es la prolongación de una etapa seca en meses como octubre, en los que debería existir más concentración de lluvias.

“Tenemos un sistema más caliente de lo normal, tanto en el océano como en la atmósfera y en la tierra que ha impedido que llueva. Las evidencias nos están diciendo que está lloviendo menos”, menciona.

La sequía ha secado pantanales y afluentes que abastecían de agua al caudal del río Amazonas. Foto: COAIB. 

Consecuencias devastadoras: Navegación interrumpida y comunidades aisladas

El calor y la falta de lluvia no se presentan como los únicos problemas. Comunidades aledañas al río Amazonas han resultado afectadas por la navegabilidad, que les impide acceder al comercio e incluso a las fuentes de alimentación. 

Según informó el Servicio Meteorológico de Brasil, en algunas ciudades como Puerto Velho el caudal llegó a bajar hasta 48 centímetros, cuando el nivel normal oscila en más de 3,32 metros.

En septiembre de 2024, el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi) reportó que el caudal del río había caído 2,50 metros en la provincia de Iquitos, lo cual provocó un colapso del transporte fluvial.

La Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) de Colombia detectó en octubre que en algunas zonas el nivel del agua del afluente había caído hasta en un 90% en los últimos tres meses. 

Las comunidades de la Amazonía se han visto afectadas por incendios forestales, falta de lluvias y afectaciones en la navegabilidad de los ríos. Foto: COIAB. 

Un punto de no retorno para la Amazonia

El biólogo Jorge Rivas, director de Paisaje Terrestre de WWF Ecuador, explica que el cambio climático ha incidido en una magnitud mucho mayor la cuenca amazónica.

Este año, por ejemplo, se ha prolongado la temporada seca, que reúne algunos factores externos comunes como un aumento en la quema de bosques para destinarse para áreas agrícolas y otros ligados al crimen organizado, como la minería ilegal.

Según Rivas, estos cambios en la cuenca amazónica, considerada como el bosque continuo más grande del mundo, podrían acercarnos a un punto de no retorno (umbral crítico que altera para siempre el estado de un ecosistema) para 2050, en caso de que no haya más políticas para frenar el cambio climático.

Entre las consecuencias podría existir un proceso de sabanización, en el que las grandes extensiones de bosque húmedo y fuentes de agua se transformen en una gran extensión de pastizales de hierba y vegetación.

Esto ya ha ocurrido en algunas zonas de Brasil, en donde tierras que formaban parte de bosques primarios ahora están ocupadas por extensiones ganaderas o plantaciones de productos como soya.

“Se estima que para el año 2050 podríamos llegar a un punto de no retorno, si es que seguimos con las tasas de deforestación actuales y la quema de bosques”, señala Rivas.

Soluciones sostenibles para mitigar la crisis climática en la Amazonía

La organización WWF propone cuatro soluciones sostenibles para mitigar los efectos del clima y contribuir a los efectos de conservación, como es el caso de los bosques amazónicos y las especies que lo habitan:

  1. Transformar la conservación: Aumentar las áreas protegidas

En la actualidad, las áreas protegidas del planeta son un 16% de tierra y un 8% de los océanos. El Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal impulsa a los gobiernos a plantear un crecimiento de un 30% de áreas protegidas para 2030, que incluyen a las áreas donde se encuentran establecidos pueblos y nacionalidades indígenas.

  1. Transformar el sistema alimentario: Producción sostenible y reducción del desperdicio

Las tierras agrícolas y ganaderas utilizan cerca del 40% de la tierra habitable, un 70% de recursos como el agua y producen cerca de ¼ de las emisiones gases de efecto invernadero. Se propone fomentar una producción positiva para frenar la pérdida y desperdicio de alimentos a través de políticas para impulsar dietas más nutritivas y saludables.

  1. Transformar el sistema energético: Apuesta por las energías renovables

Esta iniciativa plantea una reducción en la dependencia de combustibles fósiles y apostar por energías renovables (solar, eólica, geotérmica), con el objetivo de reducir los gases de invernadero y por tanto el aumento de temperaturas.

  1. Transformar el sistema financiero: Invertir en la conservación de la naturaleza

Redirigir los flujos financieros hacia objetivos como la conservación de la naturaleza, clima y desarrollo sostenible, como parte de una economía verde.

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