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(EXCLUSIVA) Romano Prodi, exprimer ministro italiano: "Otro mundo es posible con empoderamiento colectivo"

(EXCLUSIVA) Romano Prodi, exprimer ministro italiano: "Otro  mundo es posible con empoderamiento colectivo"
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Recuerdo al profesor Romano Prodi por los portales antiguos de la “Universitá degli Studi di Bologna”, a la sombra de las dos torres, símbolo emblemático de una ciudad cuyo adjetivo determinativo es “la dotta”, la sabia. Allí es profesor de Economía en la Facultad de Ciencias Políticas. Es profesor también at-large en la Brown University (EE.UU.) y también de la CEIBS (China Europe International Business School) en Shanghái. Ha derrotado dos veces a Silvio Berlusconi y ha sido Primer ministro elegido por voto popular y no como candidato de consenso entre los jefes de las bancadas políticas.

En la política italiana fue como un soplo de aire fresco en un ambiente que ya olía a moho. Romano Prodi es un viejo lobo de mar en el maremágnum de la política. Empieza en 1978 con Andreotti como Ministro de Industria. Luego fue Presidente del Instituto por la Reconstrucción Industrial-IRI- por el periodo 1982-1989. Ha sido presidente de la Comisión Europea de Bruselas desde 1994 hasta 2004. En 1995, al mando de una coalición de centro-izquierda, funda el partido del “Ulivo” (Oliva en español n.d.r.). Allí es cuando derrota a “Forza Italia” el partido del magnate Silvio Berlusconi.

Desde el 2008 preside el grupo de trabajo ONU-Unión Africana sobre las misiones de paz en África. Accedió a que Radio Pública de Ecuador lo entrevistara sobre un tema complejo: la democracia. Este es el argumento de su último libro: Misión Incumplida. Diálogo sobre política y democracia. “Otro mundo será posible cuando la conciencia sea común”, dice Prodi.

¿Qué está pasando en Europa?

Lo que está pasando en Europa no es más que el último eslabón de una larga cadena. Son más de 12 años en los que en Europa el nacionalismo predomina sobre la solidaridad. Las instituciones supraeuropeas se han debilitado y la pelota ha pasado a los gobiernos de cada uno de los países que, por motivos de política interna, persiguen el voto de los partidos populistas y antieuropeos. Por consiguiente, no me maravilla que en la reunión de la UE estas posiciones se hayan reforzado. Inglaterra dice: “Basta de Europa. No queremos una Europa más solidaria”.
Estamos yendo hacia una Europa con diferentes velocidades, donde habrá países que trabajarán de manera solidaria y otros, como la Gran Bretaña, que consideran a Europa como una gran área comercial.

Usted repetidas veces dice que Europa está a punto de desintegrarse y que tal vez al último minuto recuperará la cordura. Pero usted acaba de decir que no existe este interés político, entonces ¿vale la pena mantener la UE?

Sin la UE, la Europa sería un desastre. Ningún país tiene una dimensión suficiente para poder jugar un papel activo en el mundo. Ni la gran Alemania podría sostener ese rol. Le muestro un ejemplo que siempre pongo a mis estudiantes.

En la época del renacimiento los estados italianos fueron los primeros en el mundo. La Toscana, Venecia, el ducado de Milán, el mismo Estado Pontificio. Tenían todo en el arte, la literatura, la filosofía, el arte de la guerra y la tecnología. Con el descubrimiento de América llega la primera globalización y los estados italianos permanecieron separados. Ningún estado italiano tenía la fuerza suficiente para construir los barcos para cubrir el tamaño de las nuevas rutas. Italia desapareció del mapa por 4 siglos. Con la segunda globalización, la que estamos viviendo hoy en día, Francia, Alemania, son demasiado chiquitos para poder construir las nuevas carabelas. ¿Y cuáles son las nuevas carabelas? Las grandes empresas: Google, Apple. Estas grandes empresas son norteamericanas o chinas y nosotros, aunque tenemos una gran tecnología, no existimos en este sector porque estamos divididos.
Entonces, si nos mantenemos así, estamos renunciando a cualquier rol importante en el mundo.

Existe una crisis institucional de las estructuras políticas tradicionales. España es un claro ejemplo. “Podemos” ha logrado posicionarse con una propuesta alternativa de democracia y participación directa. ¿Usted considera que es necesario repensar en los modelos tradicionales de la democracia?

No es la democracia europea la que está en crisis. Es la democracia per se. La presencia de candidatos fuera de los contextos tradicionales demuestra que la crisis va más allá de la democracia.

Entonces, ¿usted concuerda con Varoufakis cuando afirma que hay un vacío democrático en las instituciones?

Esta afirmación no es solo de Varoufakis. Es el drama de la Europa en estos últimos tiempos. Mientras estábamos construyendo el proyecto político más innovador de los últimos tiempos, los países han tenido un retroceso, un sueño nostálgico y finalmente ha sido el miedo el que ha interrumpido este proyecto. Sin embargo esta crisis de la democracia no es solo europea.

Quisiera preguntarle nuevamente sobre el modelo. ¿Considera que hay que cambiar el modelo y hacer de tal manera que los ciudadanos puedan estar más involucrados en los procesos y acciones del quehacer democrático?

El problema es que aunque el modelo democrático está en crisis yo no veo un modelo alternativo. La antigua definición de democracia es que es ¡un excelente desastre! Pero es el único “desastre” que tenemos. Yo entiendo, y estoy de acuerdo con usted, en que hay una crisis profunda, pero las alternativas son peores porque la democracia se debilita.

Profesor, le invito a cruzar el océano y llegar hasta Abya –Yala. Hay gobiernos progresistas como el de Rafael Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia. Aquí se han cambiado las reglas del juego e inclusive se ha construido una nueva arquitectura internacional con la Unasur y la Celac. ¿Cuál es su reflexión al respecto?

Las propuestas que me ha citado son todas coherentes con el modelo democrático. Son modelos democráticos que se adaptan a problemáticas de América Latina, pero que no salen de los límites de la democracia. En este sentido, tanto Europa como América Latina están en el camino de buscar las correcciones necesarias para que el sistema democrático funcione.

Desde la academia o la misma política, ¿no podrían surgir nuevas ideas para administrar mejor la democracia?

Yo espero que exista un grupo de personas que esté pensando en esto. En la actualidad tenemos un modelo tradicional con políticas económicas que se demuestran inadecuadas frente a las exigencias, pero yo no tengo ningún tipo de nostalgia hacia sistemas que no sean democráticos.

La crisis económica que vive el mundo recibe respuestas que son siempre las mismas. Se aplican los mismos modelos del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, y Grecia es la última víctima de esta ideología económica.

Sí, son modelos que están en crisis, pero si la doctrina política ha permanecido inmutable, la doctrina económica ha tenido cambios radicales. Si usted se refiere al OSCE (La OSCE, con sus 57 Estados participantes en América del Norte, Europa y Asia, es la organización de seguridad regional más grande del mundo, que trabaja para garantizar la paz, la democracia y la estabilidad a más de mil millones de personas. N.d.r.) estoy de acuerdo con usted, pero hoy en día cambia su visión económica y pregona una intervención más sostenida del Estado. Esto es un pensamiento radical que aún no se traduce en cambios políticos que espero que se realicen. De otra manera vamos hacia un estancamiento global. Espero que la propuesta del OSCE sea acogida también por el FMI y el BM.

La crisis de los refugiados muestra una Europa cada vez más conservadora y que pone en discusión principios que parecían intocables como, por ejemplo, negar asistencia y refugio a los miles de seres humanos que huyen de sus países de origen. ¿Usted cree que Europa puede explotar?

Europa puede explotar, pero confío en que una vez que se acerque al abismo tenga un golpe de sabiduría y que recupere su cordura. El problema de los refugiados es el tránsito de los refugiados. Esta amenaza, al principio universal, de la libre circulación es una bomba en los cimientos de la institución europea. Si no lo podemos resolver seguramente afectará a Europa, pero sigo creyendo en la sabiduría de la Unión Europea.

Si no se resuelven los problemas en sus orígenes la situación no puede cambiar. De Siria huyen porque hay una guerra donde EE.UU. y URSS disputan un espacio y un liderazgo a nivel mundial.

Hay que dividir el fenómeno de la migración. Hay una migración de emergencia que viene de la guerra de Siria e Irak, Afganistán y Eritrea. Esta migración podría acabar de golpe si se llegara a un acuerdo de paz. La pelota está en la cancha de Estados Unidos y Rusia. Sin embargo existe otra migración, la que llega del África Subsahariana que durará por lo menos una generación entera. Para ambas migraciones se necesita un plan de la UE. La migración del hambre necesita algo más profundo porque la pobreza que existe en esa parte de África es enorme.

Profesor, ¿usted cree que otro mundo es posible?

Sí, creo que otro mundo es posible. Tal vez debemos pasar por un agravamiento de la crisis, pero otro mundo será posible solo si existe un empoderamiento colectivo. Hasta hace poco nadie pensaba en la necesidad de una batalla global contra el calentamiento atmosférico y ahora es parte de la conciencia común. Entonces, solo después de la crisis construiremos otro mundo con una conciencia común enraizada en cada uno de nosotros. Pero, hoy por hoy, no todavía. (I)

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