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El Telégrafo

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En el Gabinete ministerial no hay ninguna mujer. AI internacional denuncia un retroceso en DD.HH.

Temer reformará el código laboral y eliminará subsidios en Brasil

El presidente interino de Brasil, Michel Temer (der.), preside la reunión de ministros en el Palacio de Planalto.
El presidente interino de Brasil, Michel Temer (der.), preside la reunión de ministros en el Palacio de Planalto.
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El presidente interino de Brasil, Michel Temer, comenzó anunciando lo que Dilma Rousseff había alertado: el ajuste y la revisión de las leyes de protección a los trabajadores. En medio de la recesión, el proyecto es un tiro de gracia para las mayorías. Y volvieron a estar amenazados unos 50 millones de brasileños cobijados por los programas sociales del Estado. A la espera de un llamado del Departamento de Estado norteamericano que no llegó, Temer sigue sin ser reconocido por la comunidad internacional, mientras Rousseff se encuentra suspendida a la espera de un juicio político en hasta 180 días en el Senado.

El gobierno de Temer ha lanzado varias flechas al mismo tiempo, ayer. Además del ajuste, el jefe de gabinete, Eliseu Padilha, dijo que esperan que “la sociedad tenga la convicción de que no seremos un gobierno transitorio porque estaremos haciendo bien las cosas”, dando por sentado que Rousseff será condenada y expulsada y que Temer asumirá la presidencia hasta el 31 de diciembre de 2018. “Un programa social no puede ser un proyecto de vida”, se quejó el nuevo ministro de Desarrollo Social y Agrario, Osmar Terra, sobre la Bolsa Familia, el instrumento para erradicar el hambre en Brasil, reconocido por la ONU, que funciona desde 2003. La Bolsa Familia, el plan social brasileño, comenzó a ser revisado, pese a que Temer había dicho que no se tocaría porque es un “éxito”.

Pero el verdadero anuncio lo dio el nuevo hombre fuerte del gobierno interino, Henrique Meirelles. “El ajuste es necesario para retomar el crecimiento económico”, dijo el ministro de Economía, quien cree que el déficit público es mayor a los $ 30.000 millones dejados por Rousseff.

Por lo pronto, están pactadas tres líneas dadas en conferencia de prensa por Meirelles: techos para el gasto público, eliminación de subsidios al sector productivo y reforma jubilatoria y laboral. “La reforma laboral es un asunto de importancia para aumentar la productividad de la economía brasileña y esto debe ser estudiado con seguridad”, dijo, en un guiño esperado por las cámaras empresariales, que financiaron las campañas por el juicio político a Rousseff.

Dilma inicia campaña

A 4 kilómetros, la presidenta Dilma Rousseff, en su residencia del Palacio de la Alvorada, empezó el camino de la resistencia. Llamó a periodistas extranjeros y afirmó que Temer quiere hacer un gobierno “liberal” en lo económico y “conservador en lo social”. “Un gobierno ilegítimo precisará siempre de mecanismos ilegítimos para mantenerse en el poder”, advirtió la mandataria suspendida. Su testimonio no fue exhibido por la televisión local.

Rousseff lamentó que en los 24 ministerios de Temer no haya mujeres. “La diversidad de género es lo que hace a la democracia”, sostuvo. Temer, del Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB), el fiel de la balanza de la política brasileña, eliminó los Ministerios de Cultura, Derechos Humanos, Igualdad Racial, Mujeres y Desarrollo Agrario.

La ONG Amnistía Internacional (AI) denunció que el gobierno de Temer, que no incluye mujeres y elimina una cartera fundamental en materia de Derechos Humanos, constituye un retroceso que puede poner en riesgo garantías básicas. “La falta de diversidad en la composición del gobierno, que no tiene ninguna integrante mujer o afrodescendiente” y “la extinción” del Ministerio de la Mujer, Igualdad Racial y Derechos Humanos “son un indicio más de los riesgos de fragilidad del marco institucional responsable por garantizar los derechos humanos”, sostuvo AI en un comunicado.

Tal vez una prueba de que el juicio político fue realmente una maniobra urdida para sacarla del poder llegó de alguien impensado, el expresidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), cuyo partido, el socialdemócrata (PSDB), financió el juicio político al presentar un parecer jurídico sobre irregularidades presupuestarias en 2015. “Dilma es una mujer honesta. No cometió ningún delito. Fue irresponsable en el presupuesto”, dijo al diario O Globo Cardoso. El PSDB controla el actual Ministerio de Ciudades y la Cancillería, con José Serra.

El jueves por la noche unas 40.000 personas fueron a la Avenida Paulista de Sao Paulo a protestar contra Temer. “Temer es un dictador, no lo queremos, queremos elecciones”, dijo a EL TELÉGRAFO Luiz Henrique Bastos, joven estudiante que participaba con los movimientos sociales de las protestas.

Tras el anuncio de recortes en el gasto público y de que habrá 4.000 cargos comisionados (contratos especiales) anulados en el Estado, los empleados de los ministerios protestaron contra sus nuevos jefes. El caso más importante se dio en el de Educación, que absorbió a la cartera de Cultura.

Mendonca Filho, el nuevo ministro de Educación, pertenece al ultraconservador Demócratas, nuevo aliado de Temer, partido famoso por oponerse a los cupos para los afrodescendientes pobres en las universidades públicas y privadas. “Traidor, golpista, no pasarán”, fue el ‘escrache’ que recibió cuando intentaba, micrófono en mano, presentarse ante los funcionarios del extinto ministerio de Cultura. El cambio de gobierno reposicionó, por ejemplo, a la TV Globo. Ha dejado de ser opositora y se ha olvidado que 7 ministros de Temer están investigados por corrupción. (I)

Serra hizo acuerdos con Chevron

WikiLeaks: Temer era el informante de EE.UU.

El nuevo canciller de Brasil, José Serra, será el primer no diplomático al frente del Palacio de Itamaraty y tiene la premisa de darle el golpe de gracia a la política sur y retomar el comercio con Estados Unidos, desplazado por China como el principal socio comercial del gigante sudamericano.

Serra, candidato presidencial en 2002 y 2010, finalmente llegó al gobierno, esta vez con la intención de reducir al mínimo el proyecto que siempre combatió, el Mercosur, porque impide a Brasil firmar unilateralmente acuerdos de libre comercio.

El presidente interino Michel Temer lo nombró canciller porque fue Serra quien más trabajó para crear un proyecto paralelo al de Dilma Rousseff en las sombras. Comparten no apenas el gobierno, sino los archivos de WikiLeaks, en los cuales aparecen defendiendo intereses no tan brasileños.

WikiLeaks reveló cables que vinculan a Temer con el consulado estadounidense en Sao Paulo, en 2006, siendo informante sobre asuntos políticos y económicos: En su calidad de presidente del Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB) aparece como informante de Estados Unidos y hasta lamentó el fracaso del ALCA, el proyecto de George W. Bush para un área comercial hemisférica.

Precisamente Serra, según los cables del consulado de Río de Janeiro revelados por WikiLeaks, es el candidato presidencial que en 2010 le prometió a Chevron que iba a cambiar la ley petrolera sancionada por Luiz Inácio Lula da Silva, que imponía el régimen de división de lucros y abandonaba el de las concesiones y le daba a Petrobras un mínimo del 30% en la extracción de los campos submarinos. (I)

Punto de vista

Brasil da un giro de 180 grados

Pedro Brieger
Director de agencia de noticias Nodal

Se abre una nueva etapa en Brasil. Después de batallar durante más de un año los sectores de la derecha conservadora lograron destituir a Dilma Rousseff. Casi desde el momento que asumió su segundo mandato el 1 de enero de 2015 el objetivo manifiesto de la oposición fue destituirla. Un año después lo lograron.

Ahora Michel Temer, que acompañó a Rousseff en 2014 en la fórmula presidencial, asume la presidencia interina. Si Rousseff es absuelta del juicio político retornará a su cargo, pero Temer quiere concluir el mandato constitucional que concluye el último día de 2018. Lo curioso es que el partido de Temer –el Partido del Movimiento Democrático Brasileño- fue un actor central para lograr la destitución de Rousseff a pesar de acompañar a Lula da Silva y Dilma Rousseff durante tantos años. Está claro que el PMDB terminó siendo un salvavidas de plomo para el proyecto político de Lula y Dilma. Lo necesitaron para gobernar porque sin el PMDB no alcanzaban la mayoría en el Congreso, pero una vez que decidió abandonarlos, los hundió.

Temer no asume para continuar las políticas de la presidenta sino todo lo contrario. Su objetivo manifiesto es dar un giro de 180 grados en lo económico, político y social, y probablemente en su política exterior para alejarse de la corriente progresista latinoamericana. Los editoriales de algunos de los diarios brasileños son elocuentes y reflejan claramente el rumbo que tomará Temer aunque en su discurso de posesión diga que mantendrá los programas sociales que favorecen a los más pobres. El editorial de O Estado de Sao Paulo dice que Temer llega para “rescatar al país del nefasto dominio del populismo irresponsable (…) el país se librará de la nefasta hegemonía política del lulopetismo”. Además, sin tapujos, le sugiere que tenga el coraje de adoptar “medidas de emergencia impopulares sin las cuales será imposible el saneamiento de las cuentas públicas”. En sintonía, el editorial de Folha de Sao Paulo asegura que “Temer hace todo para diferenciarse de Dilma (…) asumió sin rodeos un discurso liberal”.

En estos giros extraños de la política brasileña Temer será acompañado por el partido que perdió las elecciones en 2014. Esto quiere decir, que un partido que fracasó en las urnas llega al gobierno sólo porque fue desplazada la presidenta y su compañero de fórmula se pasó a la oposición. Sin lugar a dudas algo poco común.

Por otra parte, la situación en Brasil afectará a toda América Latina. Apenas conocida la destitución de Dilma, la cancillería argentina emitió un comunicado donde manifestó que “respeta el proceso institucional que se está desarrollando y confía en que el desenlace de la situación consolide la solidez de la democracia brasileña” en un claro aval al proceso de destitución de Dilma y al nuevo gobierno de Temer. Por el contrario, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Cuba no dudaron en hablar de “golpe de Estado”.

Hace tiempo que el presidente de Ecuador, Rafael Correa, alerta sobre una “restauración conservadora” en la región. Probablemente, ni siquiera él imaginó un gabinete tan conservador como el de Temer, que no incluye una sola mujer, algo que no sucedía en Brasil desde la época de la dictadura militar liderada por Ernesto Geisel entre 1974 y 1979. Todo un símbolo.

Temer estará al frente de un gobierno conservador y neoliberal calificado de “golpista”, y carente de legitimidad. Cuesta creer que traiga la pacificación y unión nacional que promete. Más bien se puede pensar que se abre un período de profunda inestabilidad política en Brasil. (O)

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