Publicidad
Perú espera respuesta de Chile por caso de espionaje
Un año después de que Perú y Chile resolvieran su diferendo marítimo en la Corte Internacional de La Haya sus relaciones diplomáticas vuelven a quebrarse. ¿La razón? Esta vez se sostiene en un supuesto caso de espionaje ejercido por el cuerpo de inteligencia chilena a través de la venta de información clasificada de parte de dos suboficiales de la marina peruana.
El tema salió a la luz la semana pasada cuando un reportaje informó sobre la imputación militar que, desde agosto del año pasado, enfrentan los suboficiales de la Marina de Guerra del Perú, Johnny Philco y Alfredo Domínguez, a quienes el Fuero Militar Policial acusa de desobediencia, infidencia y traición a la patria.
Desde la Base Naval del Callao, donde permanecen detenidos, los denunciados han emitido una serie de declaraciones en las que dan cuenta de su supuesta labor de espías. Philco, por ejemplo, ha dicho que en 2006 fue captado por empresarios italianos a quienes interesaba información sobre la pesca en aguas peruanas; Domínguez, por su parte, sostiene haber sido contactado en 2011.
A la pregunta de por qué realizaba esta venta de información, el suboficial Philco dio una respuesta que plantea una realidad interna grave en las Fuerzas Armadas peruanas: “Muchos compañeros de promoción venden información a las transnacionales, solo quería ganarme un dinero extra, pues los sueldos que recibimos son insuficientes”, declaró.
Las investigaciones han avanzado al punto de descubrir que los supuestos empresarios italianos eran en realidad oficiales chilenos de inteligencia, a quienes los marinos acusados transmitían información confidencial a través de imágenes encriptadas, entregadas en una serie de citas sostenidas en Brasil, Argentina y el propio Chile.
Las acciones alrededor de la denuncia no han demorado. El ministro de Defensa, Pedro Cateriano, inmediatamente pidió acudir al Congreso para informar sobre el caso. Su pronunciamiento fue estratégico pues el Ejecutivo asume la unidad política entre las distintas fuerzas parlamentarias como la carta más fiable para encontrar buen rumbo en medio de esta crisis.
Ese contexto propició que el presidente Ollanta Humala declarara con firmeza la “gravedad” que este asunto podría tener para la relación entre los dos países. “Les aplicaremos todo el peso de la ley”, mencionó el mandatario al referirse a la posible culpabilidad de los denunciados.
Con miras a fortalecer esta posición convocó a una reunión a los principales líderes políticos del país, entre los que se incluyeron los expresidentes Alejandro Toledo y Alan García, intentando que este se convierta en un tema nacional.
En la historia entre peruanos y chilenos esta no es la primera vez que una práctica de espionaje lacera sus relaciones. Apenas en 2009, y ya avanzadas las acciones para solucionar el diferendo en La Haya, se denunció un supuesto espionaje tramado entre militares de ambos países.
Hoy el panorama es distinto. Tras la firma de la solución limítrofe, Perú y Chile buscan afirmar sus vínculos fronterizos con una serie de planes y proyectos que beneficien a la población. Esa voluntad se ve amenazada por la denuncia que podría enfriar las acciones conjuntas.
Una muestra de ello es el llamado a consulta que, el viernes pasado, realizara la cancillería peruana a Francisco Rojas Samanez, su embajador en Santiago.
A la acción se sumó la entrega de una nota oficial de protesta al gobierno chileno en la que se pide acelerar las acciones para castigar a los involucrados en este tema, así como informar de manera transparente las motivaciones que condujeron a la realización de estas prácticas entre países vecinos.
La respuesta chilena ha sido cauta. No ha existido, hasta ahora, pronunciamiento de la mandataria Michelle Bachelet, pero Heraldo Muñoz, canciller chileno, ha visto conveniente que su embajador en Lima, por estos días de vacaciones en su país, retrase su regreso al Perú a fin de preparar una respuesta a la nota de protesta.
La crisis diplomática estalla en un momento político delicado para el gobierno de Humala. Esta semana su cuñado, Ilan Heredia, rindió declaraciones en el caso que la fiscalía sigue contra la primera dama del Perú. Eso ha pasado un poco desapercibido debido a la polvareda que el nuevo enfrentamiento diplomático con Chile ha levantado.