La leyenda rusa Garry Kasparov regresa tras 12 años apartado del juego para competir hoy en la ciudad estadounidense de San Luis y enfrentar a una nueva generación de ajedrez que lo idolatra, y es que huele a nostalgia sobre el tablero.

Desde la final del torneo de Linares (España), el 11 de marzo de 2005, cuando se retiró de la competición, su ausencia ha dejado huérfanos a jugadores de todo el mundo tras dominar sin pausa esta disciplina entre 1985 y 2000.

Kasparov, de 54 años y originario de Azerbaiyán, está inscrito en el torneo Rapid and Blitz, que acaba de ser integrado en el circuito y sigue la Copa Sinquefield, perteneciente a la competición mundial organizada en el estado de Misuri.

En San Luis “no se habla de otra cosa. La gente viene de India y de China para verle jugar. Su dominio durante tanto tiempo le convirtió en un ícono”, explica Alejandro Ramírez, campeón estadounidense de ajedrez y docente universitario.

La nueva generación “admira” a Kasparov, a pesar de que no haya estado en el circuito desde hace más de 10 años, afirma el maestro estadounidense. Según él, todo lo que el ruso aportó “a la teoría y la comprensión del juego” sigue en vigor.

El torneo contará con cuatro de los diez mejores jugadores del momento y cinco del top 30. Kasparov no debería ponerles en apuros, vaticina Sylvain Ravot, uno de los maestros franceses de la disciplina.

Todo indica que su vuelta está más motivada por el amor que siente por el ajedrez que por los $ 150 mil para el ganador.

Kasparov volvió a ponerse delante de un tablero en 2015 en un amistoso ante Nigel Short. Ahí demostró no haber perdido su agilidad: barrió al británico 8-1.

Tras dejar los tableros, el excampeón del mundo se metió de lleno en la política y es un férreo detractor de Vladimir Putin. En 2008 se presentó a las presidenciales junto a la coalición opositora Otra Rusia. En 2011 participó en el movimiento sin precedentes contra Putin y un año más tarde fue detenido por manifestarse en apoyo a las Pussy Riot. (I)