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Cuatro ecuatorianos van al Barranquilla Open
Cuatro exponentes representarán desde hoy a Ecuador en el Barranquilla Open, torneo de tenis en silla de ruedas que cumple su novena edición. Édison Molina y Ángel Moreano participarán en la categoría quads, para personas cuadrapléjicas, mientras Frank Beltrán y Andrés López lo harán en la lid para personas parapléjicas.
En la justa estarán cultores de países sudamericanos, donde los colombianos pretenden hacer respetar su localía en las canchas del Parque Distrital de Raquetas, Liga de Tenis del Atlántico. La justa se extenderá hasta este domingo.
Frank Beltrán, de 37 años y federado por Azuay, es la raqueta número 1 del país y la 132 en el ranking de su categoría por la Federación Internacional de Tenis (ITF). Su expectativa es acceder al podio.
El quiteño Andrés López (30), segunda raqueta nacional y 165 en el mundo, también aspira a acceder a la final y disputar el título, tanto en singles como en dobles, brega en la que hará pareja con Beltrán.
En lo que a anhelos se refiere, los quads no se quedan atrás; también apuestan a la victoria y harán lo posible por avanzar a las instancias finales.
Édison Molina y Ángel Moreano jugarán en parejas y también buscarán protagonismo en la contienda individual. Al ser Molina derecho y Moreano izquierdo, conforman una de las mejores mancuernas de la región.
Ambos consiguieron la medalla de bronce en el certamen de dobles de los Juegos Parasuramericanos de 2014, celebrados en Chile. Esa es la vara que desean superar en Barranquilla; ansían la presea de oro o la de plata.
Agradecido con la vida
Ángel Moreano se siente un afortunado, su discapacidad, más que ser una limitante, ha sacado de él su mejor versión, además de ser un atleta sobresaliente, es casado, tiene hijos y trabaja en lo que más le apasiona.
La práctica del tenis comenzó para él hace más de una década, antes únicamente había jugado ping pong, esto cuando estudiaba Ingeniería en Sistemas en la Escuela Superior Politécnica del Chimborazo.
Su relación con la raqueta grande se inició en 2007 en Quito, a raíz de su mudanza desde su natal Riobamba. Todo surgió cuando varias compañeras con discapacidad física que gustaban del deporte blanco le invitaron a probarse en esta disciplina.
“Fue complicado el sincronizar el movimiento de la silla de ruedas, los giros, impulsarse y, más aún, pegarle a la pelota en la dirección adecuada. Muy difícil, pero cuando uno se propone van saliendo las cosas”, reseña.
La constancia parió a la destreza y en un año logró desempeñarse en forma competitiva. Es zurdo, pues el brazo izquierdo es la única extremidad que se le desarrolló con normalidad.
Sonríe al escuchar si, emulando a Andrés Gómez, él podría ser considerado el zurdo de oro del tenis adaptado. Gómez es un referente, aunque su máximo ídolo es el suizo Roger Federer.
Su discapacidad se produjo a causa de la artrogriposis, una enfermedad múltiple congénita que compromete los miembros superiores e inferiores deformándolos y atrofiándolos.
Pese a ello, venciendo miedos, ha conquistado cuanto ha querido. Lleva 12 años de matrimonio y ha procreado a Sebastián (11 años) y Josselyn (5 años); su familia es la energía, cuerda, motor... de todos sus empeños.
También ha derrotado otros inconvenientes, recuerda que mientras buscaba empleo, antes de ver su currículum, los patronos se fijaban si la silla de ruedas pasaba por las puertas. En otros sitios no habían rampas. “De no usar muletas todo habría sido más difícil”, comenta.
Su frase de lucha en el tenis es “inteligencia antes que fuerza”, con esa filosofía se mantiene como raqueta dos del país en quads y 54 en el planeta. (I)