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Este país tiene una larga tradición en la fabricación de balones
Mujeres pakistaníes dan forma a la pelota del Mundial de fútbol (GALERÍA)
No conoce a Lionel Messi ni las playas de Copacabana, y su Pakistán ha quedado una vez más fuera del Mundial de fútbol, pero Gulshan Bibi dejará una huella indeleble en Brasil, ya que ella y sus colegas fabrican una pieza esencial del evento: los balones.
El 12 de junio, en el partido inaugural entre Brasil y Croacia en Sao Paulo, centenares de millones de aficionados celebrarán el inicio de este gran evento. Mientras tanto, en Sialkot, ciudad ubicada al este de Pakistán, Gulshan y las otras trabajadoras de la subcontratista Forward Sports tendrán el corazón lleno de orgullo. Pero mirarán menos a los jugadores que al Brazuca, balón blanco lleno de curvas negras y multicolores del gigante deportivo Adidas, que ha salido de su fábrica.
“Estoy ansiosa de que la Copa del Mundo comience. Los balones que hemos fabricado serán usados allí y todas las mujeres de nuestra fábrica están muy orgullosas”, dijo a la AFP.
En Pakistán, país musulmán de más de 180 millones de habitantes, la religión deportiva se llama cricket, muy por delante del fútbol, donde el equipo nacional solo ocupa el puesto 159 del ranking mundial, según la FIFA. Pero eso no impide que el país tenga una larga tradición en la fabricación de balones.
La sociedad local Forward Sports fabrica allí desde mediados de la década del 90 para Adidas balones destinados a la Ligue 1 francesa, a la Bundesliga alemana, a la Champions League y ahora para el Mundial 2014.
A finales de mayo, cuando Cristiano Ronaldo marcó de penalti en el triunfo del Real Madrid en la final de la Liga de Campeones, el balón utilizado procedía probablemente de Pakistán.
Tras varios escándalos ligados a la suerte de los niños que trabajan largas horas por un salario de miseria en fábricas pakistaníes subcontratadas por grandes marcas occidentales, la internacional Adidas se ha esforzado por mejorar las normas en vigor con sus socios locales.
Un balón de alta tecnología
El patrón de Forward Sports, Khawaja Masood Akhtar, insiste sobre este punto. Todos los empleados, incluidas las mujeres, son mayores de edad y tienen las vacunas precisas, afirma. Y trabajan largas horas para responder a la demanda.
Frente a la incapacidad del suministrador chino de responder al conjunto de la demanda de Brazuca, Adidas se dirigió a la fábrica de Akhtar para aumentar su producción cuando se acerca el Mundial.
En apenas un mes, la sociedad pakistaní tuvo que crear una cadena de montaje, incluso las máquinas para producir un balón de alta tecnología y resistencia.
“Todas estas máquinas han sido creadas aquí, en Pakistán”, afirma orgulloso Hassan Masood Khawaja, jefe de desarrollo de nuevos productos de Forward Sports. “Era una cuestión de honor para todos nosotros, y queremos llegar a ello”.
Por un poco más de un centenar de dólares por mes, algo más que el salario mínimo que se paga en Pakistán, las trabajadoras pegan las 6 piezas de poliuretano helicoidales blancas, negras y de colores vivos, características del Brazuca, sobre su membrana de caucho.
Adidas pasó más de 2 años para desarrollar este balón ligero, de 437 gramos y 69 centímetros de circunferencia y lo probó entre 600 jugadores profesionales, incluido la estrella del fútbol argentino Lionel Messi, el inglés Steven Gerrard y el alemán Bastian Schweinsteiger.
El objetivo de la operación: evitar la controversia del Mundial 2010, en el que el balón Jabulani había suscitado la ira de algunos jugadores, incluidos los guardametas, por su movimiento en el aire y sus botes juzgados erráticos.
Cada balón se sometió a 80 test en máquinas importadas de Alemania. “Se los ha probado a un 95% de humedad, a temperaturas de 60 grados, que son las condiciones más extremas, y a la inversa si el terreno está muy seco, con un 10% de humedad y 50 grados”, explica Akhtar. Cada Brazuca debe también resistir 3.500 tiros a 50 km/h sobre grandes placas de acero.
Hasta ahora, los comentarios son elogiosos con respecto al balón oficial del Mundial 2014. “Es un buen balón, creo que a los jugadores les va a gustar mucho”, declaró recientemente el portero de la selección brasileña, Julio César.
Pero el verdadero test comienza en menos de 10 días con el inicio de la prueba. Hasta entonces, la fábrica de Sialkot produce cada hora un centenar de balones que serán vendidos a $ 160 la pieza, es decir más de un mes de salario de las pequeñas manos que lo fabrican.