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Tres barristas argentinos han muerto en 10 días

Un hincha argentino lanza bancas de plástico a miembros de la Policía, en el interior de un estadio.
Un hincha argentino lanza bancas de plástico a miembros de la Policía, en el interior de un estadio.
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El fútbol argentino, más allá de la Copa América Centenario y sus figuras internacionales, es un escenario de guerra. Mientras su asociación rectora se desangra en peleas internas, suspensión de elecciones y una virtual intervención del gobierno, la violencia entre los hinchas no se detiene ni siquiera tras el final del torneo, ganado por el humilde Lanús.

En las últimas dos semanas tres ‘barras’ murieron baleados al parecer por facciones rivales de su misma hinchada, en una lucha a muerte por el manejo del negocio que mueven estas aficiones violentas como  el narcotráfico, la re-venta de entradas a partidos y hasta el pago forzoso del parqueo de coches en los alrededores de los estadios.

El foco de máxima tensión está ubicado en Rosario, a 300 kilómetros al noroeste de Buenos Aires y considerada la ciudad más violenta del país, dominada por bandas del narcotráfico. Allí reinan dos populares equipos de la primera división del fútbol argentino y a la vez acérrimos rivales: Newells, del que es hincha Lionel Messi, y Rosario Central, el club del que simpatizaba Ernesto ‘Che’ Guevara.

El 31 de mayo fue acribillado un exintegrante de la ‘barra brava’ de Rosario Central, Mario ‘El Gringo’ Visconti, de 37 años. Había cumplido una condena a prisión por tráfico de drogas. Recibió nueve disparos de arma de fuego, en un crimen que claramente es visto como una venganza.

Según el diario La Capital de Rosario, la víctima tenía una estrecha relación de amistad con el núcleo más violento de la hinchada. Pero no fue el único homicidio relacionado con el club ‘canalla’, como se conoce a este popular equipo rosarino. El 25 de mayo fue asesinado Julio César ‘Cara de goma’ Navarro, histórico referente de la ‘barra’ y principal socio del jefe de la hinchada, Andrés ‘Pillín’ Bracamonte.

Para el diario, no se descartan “hipótesis atadas al pase de facturas por traiciones” en la tribuna en ambos crímenes. “Algo encendió la mecha y recrudeció la violencia al interior de una barra que parecía controlada”, añadió.

Pero hubo más: la violencia también cruzó de vereda. Unos días después, el 7 de junio, fue asesinado también de nueve balazos uno de los jefes de la ‘barra’ de Newells,  Matías ‘Cuatrero’ Franchetti. Fue muerto en la puerta del club, a pasos de las canchas de tenis.

Los investigadores afirman que era ‘el nuevo capo’ de la hinchada, aunque otras fuentes aseguran que solo lideraba a un sector de la ‘barra’ que quería tomar el control total. Tenía solo 23 años de edad.

El crimen ocurrió paradójicamente a pocos días de las elecciones en el club, el 19 de junio. En Argentina los clubes de fútbol son sociedades civiles manejadas por sus socios que eligen a sus propias autoridades. Y los ‘barras’ suelen buscar o garantizar su cuota de poder institucional ante cada elección.

La violencia no es algo nuevo en la hinchada de ‘Ñuls’, como cariñosamente lo llaman sus hinchas. Uno de sus antiguos jefes, Roberto ‘Pimpi’ Camino, fue asesinado en un bar de la ciudad en el 2010.

Poco después fue detenido como autor del crimen su sucesor como líder de la tribuna, Diego ‘El Panadero’ Ochoa. Ya en la cárcel, Ochoa siguió manejando a la ‘barra’ a través de sus socios. Lo hacía desde una celda ‘Vip’ con teléfonos celulares y comodidades especialmente acondicionadas. Algunos hinchas creen que Franchetti quería tomar el puesto de Ochoa y por eso lo asesinaron.

Fuentes policiales sostienen que todos estos crímenes están relacionados con el avance del narcotráfico en Rosario y el interés de estas bandas de infiltrarse en las ‘barras bravas’ de los dos equipos más fuertes de la ciudad.

Según esas mismas fuentes, desde hace años el narcotráfico quiere apoderarse del control de las dos hinchadas rivales como una fuente permanente de ‘soldados’ y el manejo de la venta de drogas.

Pero la violencia no es solo del fútbol rosarino. En enero pasado, fue asesinado Uriel ‘el uruguayo’ Álvarez, el jefe de la ‘barra’ del humilde Arsenal.

Ante la violencia descontrolada, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) prohibió hace varios años la presencia de hinchadas visitantes en los estadios.

El fin de semana pasado, por el torneo de Primera B, tercera categoría de ascenso, un simpatizante del club Atlanta se ‘infiltró’ en la cancha de Platense para ver el partido ya que su equipo se juega el ascenso en esta final de temporada. Pero su fanatismo lo traicionó: no pudo reprimir el festejo ante un penal a favor de su equipo cuando faltaban tres minutos de juego.

Atlanta ganó, pero el hincha fue salvajemente golpeado y sacado desnudo y a patadas del estadio. (I)

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