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Los hinchas 'verdolagas' calentaron la previa de la final con música y cerveza

Pasado el mediodía se abrieron las puertas del estadio Atanasio Girardot; para ingresar cada aficionado pasó por un estricto control por parte de la policía y de miembros de seguridad privada.
Pasado el mediodía se abrieron las puertas del estadio Atanasio Girardot; para ingresar cada aficionado pasó por un estricto control por parte de la policía y de miembros de seguridad privada.
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Entre lunes y martes el ambiente de final estaba matizado por diálogos callejeros, transeúntes escuchando programas deportivos y uno que otro hincha vistiendo la camiseta verde y blanco a rayas del Atlético Nacional de Medellín.     

Los paisas se habían guardado las ganas, el tiempo y las energías para disfrutar de la fiesta desde muy temprano por la mañana del miércoles 27 de julio, el gran día para acabar con la sequía de títulos en la legendaria Libertadores.   

En los alrededores del complejo deportivo del Indec, compuesto por una pista atlética, canchas de balonmano, tenis, voleibol de playa y el estadio Atanasio Girardot, comenzaron a aparecer grupos de 5 y 10 aficionados caminando en busca de entradas y/o lienzos que identificaran al ‘Verde de la montaña’.  

“Compro o vendo boletas” era la frase más repetida de los revendedores ubicados en los cuatro costados del complejo y en la planta baja del centro comercial colocado en la avenida Centenario, cerrada en las intersecciones para el buen tránsito de las personas. “Hay gente como un berraco, hay filas y filas”, dijo un hincha verde y exfutbolista del Once Caldas en la década del 70, Lionel Pérez, molesto por no encontrar tiques a un precio razonable. Junto a Alverernei Zuloaga, aficionado cuarentón, comentaba que la fiesta se iba de largo gane quien gane. “Oiga, se acordará de mí si el equipo ecuatoriano gana, tiene unos jugadores impresionantes. Va a ser bien berraco el partido”.    

Están sentados en una mesa del shopping donde minutos antes compartieron dos hinchas armenios que se quejaban por el valor de las entradas en reventa. “Fuimos a todos los juegos y ahora no tenemos cómo entrar, viajamos 7 horas en bus para venir” , se lamentaron.  

“Oriental, oriental, oriental”, gritaban como señal de oferta los revendedores. Esa localidad que costó en taquilla 160.000 pesos se ofrecía hasta en 1’000.000, unos $ 300.

Eran las 12:15 y ya decenas de aficionados destapaban botellas de cerveza (sin alcohol) continuamente en los kioscos en los lados del complejo. ¿Y las camisetas? “Entre 20.000 y 50.000 pesos. Mire que la segunda es réplica. Y si quiere llévese la banderita en 20.000 también”, dice Jason Mejía que tiene un puesto al frente del río Medellín. En medio de una centena de revendedores se escucha un posible negocio. __¿Cuánto me cobra por meter una de whisky al estadio?. __Déjeme ver: 600.000 pesos.

A las 12:30 se prende la fiesta. Desde la tarima instalada en la avenida Centenario comienza a sonar la salsa, uno de los géneros musicales que identifica a Colombia. Suenan las cornetas y las vuvuzelas y la gente camina de un lado a otro, en busca de entradas o disfrutando de cada espacio donde los hinchas viven un día que podría ser inolvidable u olvidable. Faltan 7 horas para el inicio del juego y los aficionados, ocultándose del sol con sombrilla, forman largas colas para conseguir los mejores puestos en el estadio.

Dicen que la copa no se toca antes de conquistarla, pero un hincha hace casi omiso a la conocida frase futbolera y llega portando una réplica elaborada con cartón. En la ciudad de la eterna primavera el sol pega fuertemente a las 13:00.

La piel arde y la música de Juanes, Carlos Vives y otros pone a la gente a tararear la letra. “No hay nada que se compare con la hinchada del verde...” o “Vamos vamos nacional, vamos vamos verdolaga, por la hinchada que te quiere, la que siempre te acompaña”, entonan los fanáticos paisas. (I)

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Sornoza y González regresaron al club del Valle en diferentes circunstancias

Mario Pineida, Fernando Guerrero, Daniel Angulo, referentes de IDV, y otros más no tan visibles, no fueron parte de la campaña del equipo en la Copa Libertadores tras aceptar cambiarse de colores. El hecho de resaltar en el cuadro de Sangolquí generó el interés del fútbol mexicano, colombiano y Barcelona.
La noche de ayer les tocó aportar con sus buenas vibras y ya no en la cancha. Pineida brilla en Barcelona, que ganó la primera etapa del torneo nacional; Angulo trata de asentarse en Liga de Quito, y Guerrero mantiene su nivel en el Leones Negros. No llegaron a ser finalistas de la Copa, pero ya han manifestado su deseo de retornar algún día al equipo para engrandecerlo.

Jefferson Montero y Juan Cazares, que también fueron integrantes de este cuadro, se han unido a las arengas y felicitaciones a través de las redes sociales.
Quienes sí volvieron en el momento justo para ser parte de esta inolvidable historia son Júnior Sornoza y Jonathan González, aunque en diversas circunstancias. El primero ha sido uno de los gestores de la hazaña y el segundo se encontró con la mesa servida. Ambos fueron transferidos al balompié azteca y no convencieron a sus adiestradores, así que Independiente los recontrató.

“Haber regresado me dio la gran oportunidad de llegar tan lejos en la copa en este equipo que ha demostrado su valía y crecimiento”, señaló el número 10, uno de los jugadores de cuidado según los medios colombianos.

“Sería ideal que el profesor diera la oportunidad a Alejandro Guerra en este partido. Él puede generar fútbol y bloquear a Sornoza”, opinó un periodista en un programa radial que escuchaba un aficionado mientras intentaba cruzar frente al estadio Atanasio Girardot. Sornoza ha sido tan importante en la campaña de IDV en el certamen continental que junto a José Angulo es el artillero del equipo con 6 goles. Pese a ser descartado por el Pachuca, el enganche portovejense ha vuelto a captar el interés de clubes extranjeros. El Fluminense ha sido uno de los más preocupados por ficharlo. “Por ahora mi cabeza está en Independiente, en ganar, luego analizaremos a dónde vamos”, opinó. González, recién llegado antes de la llave contra Boca, fue descartado por el DT Diego Alonso, y busca resurgir con IDV y recibir otra oferta del fútbol extranjero.

El volante derecho perdió, incluso, lugar en la selección al no tener continuidad en el Leones Negros y el León. “Independiente es mi casa, donde mejor me siento y la idea es ganar títulos para destacar individual y colectivamente”. Por ahora González, quien era titular fijo antes de partir a México, tendrá que sacrificarse más que en su primera etapa rayada porque la banda derecha tiene dueño indiscutible: el velocista Julio Angulo. (I)    

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