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Dos caleños escaparon de casa para ver a su equipo

Los hinchas colombianos esperaban la hora del partido, mientras se dio una riña con los revendedores.
Los hinchas colombianos esperaban la hora del partido, mientras se dio una riña con los revendedores.
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Juan Sebastián Buitrago y su novia María Fernanda Reyes (foto) se escaparon de sus casas en Cali para emprender viaje hasta Quito. No se querían perder por ningún motivo la final entre su equipo, Atlético Nacional de Medellín, e Independiente del Valle, en el estadio Atahualpa. A sus familias les dijeron que irían a un paseo de la universidad Santo Tomás en la que estudian. El motivo sería sencillo, pues terminaron el semestre y salieron de vacaciones, por lo que su plan, bien elaborado, les funcionó.

En sus hogares pensaban que irían a un lugar cercano a su ciudad, pero no se imaginaron que cruzarían la frontera. 10 horas son las que separan a Cali de Ipiales y luego tuvieron que viajar otras 8 entre Tulcán y Quito.

“Si se enteran en nuestras casas nos matan. No nos tomen fotos por favor”, dice Buitrago, pero luego su pareja lo anima a posar con el fondo del estadio Atahualpa. Él lo hizo con la camiseta de los “verdolagas” y ella se lamentó haber perdido la bufanda de su equipo.     

El viaje arriesgado a Ecuador debía tener un final feliz, asegurándose un puesto en el Atahualpa para ver el partido en vivo y en directo. Y en efecto consiguieron dos entradas a la general norte, donde iban a ubicarse los aficionados colombianos, a cambio de $ 100. “No nos quedó de otra porque la pena no hubiera valido si no entrábamos al estadio. Es la primera final que vamos a vivir y no nos importó pagar esa cantidad”, justificó María Fernanda, y recordó que cuando su equipo ganó la primera Libertadores, en 1989, ellos ni siquiera habían nacido.

Era la primera vez que visitaban Ecuador y les gustó lo poco que habían visto: el sector turístico y comercial en los alrededores del escenario deportivo y también la zona rosa, en el sector de La Mariscal.

Se hospedaron en un hotel cercano a la terminal terrestre de Carcelén, al norte de la capital, y pretendían emprender el viaje de retorno después del partido o a más tardar hoy a primera hora.

“Me gustó mucho más Quito que Bogotá, si comparamos las capitales. Aquí hay más orden y menos estrés en las calles”, dijo María Fernanda, estudiante de contabilidad.

Ambos, de 22 años, se mostraron optimistas de conseguir un resultado favorable en Quito. Juan Sebastián se animó a decir que Marlos Moreno y Miguel Borja serían los goleadores para llevarse un 2-1 de Ecuador. En Medellín se imagina que ganarán por un marcador más contundente, pero reconoció también el gran equipo que conforma Independiente.  

Desde las primeras horas de la mañana estuvieron por el sector de El Batán, donde se ubica el estadio, y se mezclaron con otros de sus compatriotas que vinieron de diversas ciudades del vecino del norte. Uno de ellos era Luis Fabián Ruano, de 33 años, que salió desde Popayán con un grupo de 24 personas. El viaje fue más corto que el de la pareja caleña, pero tuvieron que resistir 12 horas desde el departamento del Cauca hasta la ciudad sede de la primera final de la Copa Libertadores 2016.

“Llegamos directo al estadio para ver si podíamos conseguir entradas. Estamos cansados, con sueño y sin comer, pero primero tenemos que solucionar la forma de ingresar. Este partido es un sueño para nosotros y queremos estar aquí y luego celebrar en Medellín”, contó el aficionado.  

Mientras recorría la avenida Naciones Unidas con el grupo con el que llegó, se quedó viendo de cerca cómo una periodista colombiana emitía su reporte en vivo desde las afueras del estadio. Uno de los compañeros de su viaje, Rafael, contó que era la primera vez que podía viajar para acompañar a su equipo fuera del país. Para él era imposible realizar otros desplazamientos más largos por tierra por el tiempo y las largas distancias, pero cuando supo que la final sería en Ecuador no dudó en apuntarse a la travesía.

“El viaje fue muy tranquilo y animado con amigos y familiares. Es lindo encontrarse acá con tanto hincha de nuestro equipo y la intención es hacer sentir a nuestros jugadores que en Quito somos locales”, contó mientras se acomodaba su camiseta verde y blanca, desgastada por el sinnúmero de ocasiones que se la ha puesto para ver a su club.   

A él no le importa que su indumentaria se vea descolorida porque representa una especie de cábala: con ella vivió los títulos de Atlético Nacional de Medellín desde 2011 y siempre la ha usado durante la campaña de la presente Libertadores.

Territorio de fútbol

La zona de la avenida Naciones Unidas, el parque La Carolina y el centro comercial Quicentro estuvieron llenos de aficionados colombianos que buscaban un boleto. Otros, con entrada en mano, no tuvieron más lugar que los espacios verdes o las veredas para descansar en la previa del partido.

Pocos aficionados con los colores negro y azul de Independiente del Valle aparecieron por el lugar y por momentos los “verdolagas” parecían ser locales. Muchos de ellos no tenían boleto y ni siquiera dinero suficiente para adquirirlos.

Para juntar la plata que les permitiera adquirir una entrada algunos se dieron modos: unos vendían pulseras con los colores de la bandera colombiana, que también son los ecuatorianos, y otros con los tonos verde y blanco, del Nacional.

Los negocios informales también se incrementaron en el sector y aparecieron vendedores de helados, de agua de coco, de sándwiches y de otras comidas.

Además, los comerciantes de accesorios se hicieron presentes con camisetas de ambos equipos, cintillos y pinturas para plasmar en los rostros de sus clientes los colores de sus clubes.

Por primera ocasión en su historia, el estadio Olímpico Atahualpa recibió anoche una final de la Copa Libertadores. Antes alojó encuentros de Eliminatorias, Copa América y amistosos de antaño con la presencia de Diego Maradona o Pelé. El ambiente de la final se puso festivo con el pasar de las horas y el tráfico se intensificó en el sector, pues a partir de las 18:00 las calles se convirtieron en peatonales para seguridad de los asistentes. (I)

Incidentes entre revendedores y aficionados

El operativo policial en las inmediaciones del estadio Atahualpa se inició desde las 06:00, cuando ya existía presencia de aficionados colombianos. Muchos de ellos llegaron vía terrestre desde su país y se trasladaron directamente al estadio.

Se suscitaron inconvenientes en el sector, sobre todo por la reventa de las entradas al partido. Los hinchas de Atlético Nacional de Medellín buscaban entradas para ingresar, pero por el alto costo que impusieron los revendedores les fue imposible.

Ellos denunciaron ese hecho a los agentes de la Policía que vigilaban en el sector del Quicentro, por lo que se acercaron para retirarles los boletos a los revendedores.

En su afán de no perder esas entradas empezaron una riña con quienes los habían denunciado, que no pasó a mayores por la intervención policial, que terminó con algunos detenidos en la Unidad de Policía Comunitaria (UPC).

Los revendedores también denunciaron ser víctimas de un asalto. A uno de ellos lo arrinconaron un grupo de 20 personas, que le quitaron los boletos. Cuando la policía los requisó habrían lanzado las entradas a una alcantarilla en medio de la desesperación y después no pudieron recuperarlas. El revendedor no sabía cuántas entradas le quedaban para comerciar. (I) 

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