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El Telégrafo

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Danilo, el arquero al que amaba el Chapecó y que se convirtió en la imagen del club

Danilo, golero de Chapecoense, era uno de los ídolos de la afición por sus destacadas actuaciones.
Danilo, golero de Chapecoense, era uno de los ídolos de la afición por sus destacadas actuaciones.
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Cuando acabó el partido contra el argentino San Lorenzo, Danilo se desplomó llorando con los brazos al cielo tras haberle regalado al Chapecoense una final histórica con una atajada increíble. Ahora en aquel arco que le hizo héroe solo quedan flores, pero su leyenda nunca se irá del Arena Condá.

Como si esperaran verle saltar de nuevo al campo, su nombre es el más coreado por la conmocionada hinchada de este club destrozado. Siempre el primero, aunque él se sintiera un luchador más.

“Héroe no, nadie vence una guerra solo. Hubiera sido injusto si nuestro equipo hubiera encajado un gol en el último minuto (...) La unión del grupo mostró una vez más que es vencedora”, afirmó feliz, tras la clasificación, a la cadena Fox.

El cruel tránsito de Danilo entre la dulzura del éxito y el horror en una semana fue también el de este club que se había lavado los complejos con sus guantes, y el de la propia Chapecó, incapaz de aceptar que la tragedia le haya robado al equipo que le devolvió la ilusión y les llevó a conquistar el continente.

Este ‘Verdao’ renovado y con el descaro de quien tiene la vida por delante sedujo a muchos jóvenes de la ciudad, que con sus tambores y cánticos apasionados se convirtieron en el corazón del Arena Condá.

Entre ellos, estaban Leticia Vailones y sus amigas, que no se perdían un partido vestidas con su camiseta estampada con la foto de su ídolo y el nombre de su grupo de fans: las Danilettes.

El martes de madrugada volvieron a reunirse para pasar juntas sus peores horas, mientras las informaciones sobre la vida del arquero aún eran confusas. Aunque salió con vida del avión, Danilo Padilha falleció poco después en un hospital de Medellín.

“Nos poníamos todos los partidos detrás de la portería, rezábamos cuando él se ponía de rodillas”, recordaba esta estudiante de 17 años con la cara hinchada por el llanto y su camisa del club de fans.

“Él venía de abajo, le seguimos en todo lo que conquistó, le ayudamos en los malos momentos cuando se fue al banco. Ahora volvió, estaba en un gran momento de su carrera y todo se ha acabado”, lamentó la joven entre lágrimas.                 

Luchador                 

Como al Chapecoense, a Danilo le rehuyó el protagonismo con el que sueñan los arqueros hasta que, a los 31 años, la Copa Sudamericana se cruzó en un camino cimentado en las ásperas divisiones inferiores del fútbol brasileño. Aquellas en las que se va a entrenar en autobús, los gimnasios son privilegio de otros y los sueldos son una incógnita.

Tras su peregrinaje por varios clubes del sur de Brasil, perdiendo incluso la esperanza de llegar algún día a la Serie A, este portero espigado fichó para el Chapecoense en 2013 con la ilusión de debutar en un club de la segunda división. Y no solo lo consiguió, sino que ese mismo año vivió el histórico ascenso a primera.

“Danilo escribió una historia muy grande y bonita aquí”, dijo el tercer arquero, Marcelo Boeck, que no viajó a Medellín. “Era una persona espectacular, bromista, que estaba siempre alegre y dispuesta a entrenar. No recuerdo haberle visto faltar a un entrenamiento, era muy profesional”, completó.

Los sueños de este joven nacido en la sureña Paraná se desbordaron en 2015, cuando el Chapecoense disputó la primera competición internacional de su historia y sorprendió llegando hasta los cuartos de final con victoria ante el todopoderoso River Plate incluida.                 

Despedida                 

Aunque el idilio entre este arquero con una cruz tatuada al cuello y la Copa Sudamericana mostró que lo suyo iba en serio el 28 de septiembre. Aquella tarde en Chapecó, Danilo detuvo 4 penales y eliminó a Independiente de los octavos de final. Como harían después tras su pie milagroso contra San Lorenzo, sus compañeros corrieron eufóricos para abrazarle.

Entre ellos estaba su amigo Alan Ruschel, que iba sentado a su lado el día de la tragedia y sobrevivió. El zaguero publicó sin saberlo la última imagen del guardameta antes de despegar en Sao Paulo. En el video aparece sonriendo y haciendo el signo de la victoria. Una imagen tan natural y cercana, que para muchos en Chapecó todavía es real.

Nadie en Chapecó quiere creerlo todavía, que en pocos segundos el destino cambió la historia. (I)

El último adiós al Chapecoense, el segundo equipo de todos los brasileños

Los aficionados asistieron al estadio Arena Condá, de Chapecó, a pesar de la fuerte lluvia que cayó durante gran parte del día en esa localidad. Foto: AFP

Brasil le dio bajo una lluvia de lágrimas el el último adiós a sus futbolistas del Chapecoense, dirigentes y periodistas muertos en la tragedia aérea en  Colombia, con el interrogante de cómo se erguirá la modesta institución del país que vio truncarse por la catástrofe jugar su primera final de un torneo internacional.

El estadio Arena Condá fue el centro de la atención global, donde 50 féretros traídos desde Colombia se colocaron en el campo de juego para el mayor velorio colectivo que el fútbol ya vio. Fueron 19 futbolistas, más directivos y periodistas.

En total, 64 de los 71 muertos eran brasileños, el resto era de Bolivia, parte de la tripulación de la empresa Lamia, que ahora está acusada de fraguar documentación para ahorrar combustible. La falta de combustible es reportada como la principal causa del incidente.

Pero estas cuestiones no fueron puestas en la despedida de los hinchas, de las familias, de una ciudad como Chapecó, en el extremo sur agrícola del país, que despidieron a sus muertos en una jornada de lluvia interminable.

El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, el mandatario Michel Temer y hasta un mensaje enviado por el papa Francisco a esta comunidad del país más católico del mundo formaron parte de la ceremonia que duró casi 9 horas y fue seguida en cadena nacional de radio y televisión.

“Este equipo nos unió enseñando lo más valioso del ser humano, este equipo nos enseñó que todo es posible “, dijo entre lágrimas el presidente en ejercicio del club fundado en 1974, Iván Tozzo.

Colombia y Atlético Nacional, por su solidaridad en la tragedia, fueron homenajeados, e incluso el técnico del Verdolaga de Medellin, Reinaldo Rueda, recibió una plaqueta por parte de la directiva de Chapecó.

El estadio Arena Condá tuvo 20.000 espectadores, lejos de los 100.000 esperados, a causa de la lluvia que apenas paró al fin de la ceremonia.

El ingreso de los 50 féretros abanderados de verde y blanco ingresaron al campo de juego cargados por soldados del Ejército y la hinchada, en llanto, gritaba “El campeón volvió, el campeón volvió”, un clásico cántico que entonan los clubes llamados grandes cuando demuestran buen fútbol.

Pero hubo más mensajes de unión en el país del fútbol. Todas las hinchadas organizadas, que generalmente son enemigas acérrimas todos los domingos, estaban junto a Chapecoense, que pasó a ser el segundo equipo de todos los brasileños.

El presidente Temer fue uno de los protagonistas de la jornada, ya que había anunciado que no participaría del velorio y sí del recibimiento de los cuerpos en el aeropuerto de Chapecó por temor a silbidos. Finalmente, participó y cuando fue anunciado no recibió aplausos, al contrario del ovacionado embajador de Colombia en Brasilia o del jefe de la FIFA.

“Como nos dijeron en Colombia, el Chapecoense fue en busca de un sueño y vuelve como leyenda. Gracias Colombia, gracias Atlético Nacional”, dijo en medio de la ceremonia el alcalde de Chapecó, Luciano Buligón.

Niños con la camiseta de Atlético Nacional y de Chapecoense desfilaron con las banderas de Colombia y Brasil y de ambos clubes frente al lugar donde se instalaron las familias junto a los féretros de sus seres queridos.

Esos niños de las divisiones de base, mientras toda la ayuda financiera prometida en el momento del dolor, son la gran apuesta de Chapecoense para iniciar una reconstrucción.

Tozzo, presidente del equipo, señaló que el Chapecoense será declarado campeón de la Copa Sudamericana. El anuncio se conocerá hoy y con ello el club también recibirá el premio de $ 2 millones que la Conmebol otorga al ganador. (I)

 Por Pablo Giuliano, corresponsal en Brasil

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