Cuando finalice en el mundo la pandemia que estamos viviendo habrá que determinar cuántos millones de trabajadores se quedarán en la calle. Serán millones, sin recibir lo que las leyes laborales determinan en sus respectivos países. Con perversidad se ha aprovechado la pandemia para dejar sin trabajo a esos seres humanos, Esta es la primera oleada. La segunda se nos viene aceleradamente con pandemia o sin ella, cuando los robots reemplacen a los trabajadores. Otros millones se irán a la calle, principalmente en los países desarrollados. Vendrá un reajuste salarial significativo respecto de los trabajadores que se queden en la nómina y, las empresas buscarán además disminuir sus costes, porque eliminaran espacios físicos, mobiliario, energía eléctrica, agua y telefonía fija. Y trasladarán esos valores a los trabajadores que digitalmente laborarán en sus domicilios u oficinas, con lo cual, si no hay un acuerdo trabajador-empresario, el salario de esos trabajadores se disminuirá.
Según las Naciones Unidas, a septiembre de 2018, existían 1.300 millones de seres humanos en extrema pobreza en el mundo, de acuerdo a lo ha determinado por el Primer Índice de Pobreza Multidimensional Global efectuado en 104 países. Y el planeta tiene 194 países reconocidos. En la actualidad 2.000 millones de seres humanos viven en situación de gran precariedad. A fines del 2019, según el último Informe Demográfico de Naciones Unidas, la población del planeta es de 7.700 millones de personas. ¿Qué va a pasar en la próxima década con los pobres del mundo, cuando mil millones de trabajadores estén en las calles existiendo en las condiciones más infrahumanas? Millones de seres humanos comenzarán a asaltar todos los negocios, grandes, medianos y pequeños, en donde se vendan alimentos, ropas, zapatos y vituallas de primera necesidad. Y sobre ellos caerán la represión, los encarcelamientos, los genocidios. Y luego, millones, pasarán a buscar a los dueños de las grandes, medianas y pequeñas fortunas. Y habrá más muertes, más represión, más genocidios. No se pondrán construir cárceles del tamaño que sean, para encerrar a tanto pobre, a tanto hambriento, a tanto menesteroso.
En Ecuador, para 2021, si no existe una creativa, honesta y realizable propuesta para combatir la pobreza, después de tanta corrupción y de tanto atraco, venga quien venga en las próximas elecciones, esto estallará. Y allí, en nuestro pandemónium será todos contra todos. (O)
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