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El Telégrafo
Cristian Bravo Gallardo

El miedo: la nueva estrategia

04 de abril de 2020

Actualmente, las plataformas digitales se han convertido en herramientas indispensables para la difusión de mensajes, el posicionamiento de campañas institucionales y tendencias de todo tipo. El contenido en redes, sea verificado o no, recorre de manera inmediata en varias direcciones volviéndose viral.

El título de una noticia o una simple imagen, puede llegar a miles de lectores de todo el mundo. Ello ha permitido que la propagación del miedo se convierta en una estrategia utilizada por actores y grupos políticos que, en momentos de crisis, buscan generar el caos a través de la difusión de noticias falsas o fake news.

Uno de los objetivos de las fake news es desinformar y desorientar a la ciudadanía, a través de la creación y difusión de mentiras que inciden en la conducta ciudadana. La difusión de ciertas cadenas está enfocada en generar insatisfacción y desaliento en la ciudadanía, provocando así una conducta agresiva en momentos críticos.

En los últimos días, se ha podido ver una operación orquestada por el correísmo, que ha buscado crear estados emocionales negativos en la ciudadanía a través de redes sociales. Ha sido su propio lìder, quien desde sus redes, ha desarrollado una campaña negativa con miles de interacciones y a la cual se han adherido varios actores, muchos de ellos escudados a través de cuentas anónimas. Obviamente, las críticas se han dirigido a blancos específicos, como el Presidente actual, ministros de Estado, actores políticos y periodistas.

El miedo como factor emocional se ha establecido como estrategia, aprovechando el desgaste de un Gobierno atravesado por una coyuntura política y económica compleja, resultado de los malos manejos económicos de la “Década ganada”.

El correísmo le apuesta a la inagotable comunicación que marcó su gestión -afianzada sobre un aparataje propagandístico-, la cual empezó a estigmatizar al gobierno actual desde sus inicios. En la actualidad, este círculo vuelve a evidenciar su verdadero ADN político, pero al no contar los medios públicos, se vale de cadenas de whatsapp, trolls en redes sociales o medios aliados como Telesur para ahondar el escenario de crisis.

El ex Mandatario y su entorno han señalado que no lideran ninguna campaña conspirativa; sin embargo, los estragos causados por el coronavirus, configuran el escenario perfecto para profundizar la agitación social y buscar nuevamente desestabilizar al país, a fin de escapar a la rendición de cuentas que deberá hacer ante la justicia. Sus mensajes hablando de la necesidad de que el gobierno dé un paso al costado para encargar la emergencia al ex vicepresidente procesado por casos de corrupción, no hacen más que desnudar sus pretensiones.

El aislamiento actual está configurando nuevos retos para los medios de comunicación, pero sobre todo está ratificando el enorme poder que tienen las plataformas digitales. Es deber de todos darle el uso adecuado a las mismas (O)

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