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Es importante que los ciudadanos conozcan la historia nacional por muchas razones, entre ellas, porque les permite tener identidad y sentido de pertenencia en beneficio de la cohesión social y la comprensión de los elementos que moldean su cultura; les facilita la comprensión del presente con sus conflictos, logros y errores especialmente sobre los derechos humanos, la democracia o la igualdad; favorece la formación ciudadana y el pensamiento crítico útiles para aportar en la sociedad; les dota de saberes para el respeto a la diversidad con los beneficios que esto significa para las minorías, la inclusión y la superación de prejuicios históricos.
La investigación especializada en Historia es valiosa, pero la divulgación histórica es medular en la vida pública, porque democratiza el conocimiento evitando encasillarla en grupos cerrados donde pocos iniciados se leen entre ellos; fortalece la memoria colectiva y coadyuva a evitar la manipulación; sirve para prevenir el uso político interesado, ideológico o populista; inspira a nuevas generaciones afinando la mirada crítica en la idea de solucionar los problemas sociales. Conocer la Historia es vital para entendernos como integrantes de la sociedad, fortalecer la democracia y edificar un futuro más justo. Se trata de hacer una Historia viva, fértil y transformadora que eduque.
En esta línea acaba de presentarse un magnífico libro, tanto por la hermosa edición, como por su contenido, titulado: “Riobamba, Siglo XVI”, del jurista y miembro de la Academia Nacional de Historia, Alvaro Mejía Salazar, publicado por la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador con Ius et Historiae Ediciones. Esta obra de descubrimientos y precisiones, llena un vacío sobre esa esencial centuria, raíz de la sociedad ecuatoriana; escrita con rigurosidad, producto de una esforzada investigación y cariño por la tierra natal; pone en cuestión la organización social con los roles de los conquistadores, la iglesia y los pueblos indígenas; sitúa en valor la rica cultura mestiza producto del choque y simbiosis entre lo hispano y andino, evento que marcó la evolución de Riobamba y del país. Es también un homenaje a San Pedro y San Pablo de Riobamba a los 450 años de su fundación.
Desde tiempos de Heródoto, “el padre de la Historia”, Tucídides o Tito Livio, esta ciencia enseña de dónde venimos y cómo evitar repetir errores del pasado; resulta clave para entender lo actual y construir un futuro mejor.