Umberto Eco afirma que la web llegó para quedarse. Que la generación joven no ejercita la memoria porque cree que aplastando un botón tienen toda la información. La información es muy controvertida y presenta una sugerencia de cómo darle mejor uso . Dice: “Imaginémonos a una profesora que le deja a su grupo una tarea de investigación. Ella sabe, por supuesto, que no puede impedir que sus alumnos encuentren en línea respuestas ya digeridas. Pero puede desalentar que simplemente copien esas respuestas sin profundizar más. Ella podría pedirles, por ejemplo, que buscaran información en diez sitios web y que trataran de evaluar qué fuente de información es la más confiable, quizá consultando los viejos libros y enciclopedias en papel.
De ese modo, los estudiantes tendrían la libertad de sumergirse en la información que encuentran en línea -que sería tonto evitar por completo- pero, al mismo tiempo, podrían evaluar y sintetizar esa información, ejerciendo su juicio y su memoria en ese proceso. Aún más, si a los estudiantes se les pide que comparen y contrasten lo que hayan encontrado con lo que encontraron sus compañeros, evitarían la sentencia de soledad y quizá cultivarían el gusto por la interacción personal”.
Umberto Eco parte del supuesto de que la profesora solicita una tarea y muchos la realizan rompiendo lo que llama la soledad autoimpuesta por los estudiantes que viven su mundo y no se encuentran conectados con lo que solicita de buena voluntad la profesora.
El mismo Umberto Eco reconoce a continuación que “por desgracia, quizá no sea posible salvar a todas las almas condenadas en la web; algunos jóvenes quizá ya estén demasiado implicados en sus relaciones exclusivas con la pantalla de su computadora. Si los padres y escuelas no pueden apartarlos de ese ciclo infernal, van a terminar marginados al lado de los adictos, intolerantes y todos aquellos a los que la sociedad ha hecho a un lado y que soporta a regañadientes... Este grupo particular de nueva gente ‘enferma’ puede parecer especialmente grande y difícil de contener”.
En una sociedad verdaderamente democrática no se debe trabajar en la educación tan solo con los responsables. Un problema muy grande sería si la mayoría de los alumnos estuviera en el mundo del aburrimiento, el aislamiento y el vacío existencial, que conducen al mal uso de las tecnologías de la información. El reto es que, previamente al uso del celular en clase, desarrollar proyectos de vida hacia el futuro, para que los estudiantes se conecten con los temas y asignaturas, les encuentren sentido y pongan pasión a las tareas que realicen.