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LA BANDA TOCARÁ EL 11 DE JUNIO EN EL BAR 234

Ground Control es el resultado de las viejas canciones de su vocalista

Andrés Padilla (i) es el mentalizador de Ground Control. Aparecen Juan Parada, Oscar Nuñez y Ramiro Pita. Foto: Karly Torres / El Telégrafo
Andrés Padilla (i) es el mentalizador de Ground Control. Aparecen Juan Parada, Oscar Nuñez y Ramiro Pita. Foto: Karly Torres / El Telégrafo
01 de junio de 2015 - 00:00 - Rafael Veintimilla Aragundi

Todo depende de quién lo escuche en el bandcamp, esa plataforma digital que da cada vez más cabida a bandas y solistas. Puede que algunos hallen algo de grunge en Ground Control; probablemente otros encuentren algo de rock alternativo e incluso un poco de post punk.

La voz de Andrés Padilla tampoco es fácil de encasillar porque puede recordar en ciertos guiños a la de Steven Harwell, de Smash Mouth, pero en una versión más plana. Sin que sea su intención, también se puede percibir giños de Mark McGrath, de Sugar Ray, o de Billy Corgan, de Smashing Pumpkins. Depende de quien lo escuche.

Lo que está claro es que la esencia de Ground Control es noventera porque las influencias de sus 4 miembros tienen que ver con bandas como Nirvana, Pearl Jam, Weezer, Smashing Pumpkins, algo del hard rock ochentero de Black Crowes y de clásicas como Led Zeppelin. Es más, la crudeza de este último grupo puede identificarse un poco en la canción ‘Drugs’, algo en lo que mucho tiene que ver su baterista Juan Manuel Parada, quien ofrece al resto una sala de ensayo que improvisó en una de las habitaciones de su casa en La Puntilla. Allí ensayan por las noches, rodeados de cuadros con los ‘zepps’ Robert Plant, Jimmy Page, John Paul Jones y John Bonham.

Antes que nada, Padilla aclara que más que una banda se trata de un proyecto del que no tiene mucho apuro. Más bien es la oportunidad de tocar en sociedad las canciones que ha compuesto durante los últimos 17 años. Eso será el 11 de junio en el bar 234 (vía a Samborondón).

Todo empezó a mediados de los noventa cuando Padilla recibió como regalo navideño una guitarra Fender Strattocaster negra, que ni siquiera sabía tocar. Luego aprendió a entonarla, aunque no se considera un virtuoso con ese instrumento. No obstante, lo que sabe le permite componer sus canciones en español e inglés.

Lo curioso, según relata él mismo, es que Andrés no podía interpretar canciones ajenas, sino las que creaba. De hecho, cuenta que entonces no era capaz de coordinar dos acordes seguidos.

Pero ese detalle no lo detuvo y más bien armó Violet, su primera banda, 5 meses después de recibir su Fender, acompañado por sus amigos más cercanos, entre ellos el bajista Óscar Núñez y el guitarrista Ramiro Pita (miembro del clan musical en el que también sobresalen sus hermanos Ricardo y Sebastián).

Esa primera aventura duró 3 años, luego le siguió Plan Piloto. Desde entonces cada uno se dedicó a sus profesiones como la agronomía (Núñez), el comercio (Pita), el mercadeo (Parada) y las navieras (Padilla).

No obstante, el mentalizador de todas estas bandas nunca dejó de componer canciones, sin descuidar su oficio y el atletismo, su otra pasión. Asegura que durante ese tiempo creó unas 80 canciones de las cuáles escogió más de 10 para grabar un disco y después de eso reunir a sus amigos de tocadas para integrar Ground Control, intérpretes de ‘Carry’, ‘Dizzy’, ‘Drugs’, Sleeping away’, ‘We belong’, ‘Caos’, ‘Revolucionario’, ‘Novia de pueblo’ y más. Esta última canción relata la historia de una mujer que tiene muchos amantes.

Padilla cuenta que a Pita lo invitó al nuevo proyecto mientras pedaleaban bicicleta en enero del año pasado, mientras que el contacto con Parada fue en el aeropuerto cuando iban a Quito para ver a Paul McCartney en abril de 2014. Él fue el único de los miembros que compró el disco de su amigo.

La grabación fue íntegra de Padilla, a manera de demo. Su proceso creativo se basó en la improvisación. Muchos de los tracks del disco pertenecieron a Plan Piloto, pero nunca se habían grabado.

Cuando Padilla les dio el álbum, lo que el resto hizo fue aprenderse las canciones y ensayarlas desde agosto pasado. Luego hubo un paréntesis hasta febrero en que retomaron el proyecto, uno con el que no saben qué pasará tras la tocada del 11 de junio. Padilla y sus Ground Control no tienen apuro ni de otros conciertos, ni de grabar un nuevo álbum. (I)

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