Andrés Garzón recuerda que durante su adolescencia era habitual acudir al cine con Margarita González, su mamá. Rememora también los discos de sonetos que compraba ella donde Ernesto Albán interpretaba a su entrañable personaje Don Evaristo Corral y Chancleta.

Se aprendía de memoria los diálogos para recrearlos con su cómplice, Héctor, su hermano mayor, con quienes se alternaba los roles de Don Evaristo o de Zarzosita, el personaje que caracterizaba el actor Óscar Guerra.

Y claro, si de cine se trata, Andrés es un confeso fan de las películas de la década del 80. “Soy una especie de hijo de George Lucas”, dice en referencia a Star Wars, esa franquicia que aún lo hace millonario.

Durante su adolescencia Andrés ya tenía claro que quería ser actor y para eso se inscribió en un taller de teatro que dictaba Oswaldo Segura, su entonces mentor y ahora su amigo, con quien durante 31 años de carrera ha compartido el escenario en obras como ‘Maestra vida’ y en la televisión con ‘Mis adorables entenados’, considerada como la mejor sit com ecuatoriana por la idiosincrasia de sus personajes.

“Era 1984  y yo tenía unos 17 años cuando fui al curso que Oswaldo dictaba en el piso 21 del edificio El Fórum. Él recién había salido de El Juglar y estaba con La Mueca. Lo había visto actuar en ‘Cómo e’ la cosa’, ‘De la ventana a la calle’, ‘Guayaquil Súper Star’ y otras. El problema es que mi papá (Héctor, como su hermano) no quería. Según él, no era una carrera rentable. Él quería que estudiara una carrera, como ingeniería, arquitectura o medicina, como mi hermana, que es mayor con 11 años. Curiosamente Héctor sí estudió medicina durante 4 años. En realidad tenía algo del Rosendo Vera, de ‘Mis adorables entenados’”, relata el actor guayaquileño, quien para celebrar sus tres décadas de carrera alista un stand up comedy, que estrenará este sábado en el aula magna de la antigua Escuela Superior Politécnica (Loja y Rocafuerte).

Durante sus primeros 4 años como actor, Andrés tuvo la oportunidad de irse de gira a Perú, Chile y Argentina con ‘Maestra vida’. De hecho, cuando regresaban de presentarse en esos países, en 1988, nació la idea de ‘Mis adorables entenados’.

“Surgió de la cotidianidad de la calle. Eso permitió estudiar a los posibles personajes, basados en nuestra idiosincrasia. La gente se podía identificar tanto con Pablo (su personaje), Rosendo (el de su hermano Héctor), Felipe (Segura), Stacy (Richard Barker) y Lupita (Amparo Guillén). Existe el trabajador, el que estudia para salir adelante, el vago, el que viene del interior del país y la madre sufrida. No sabíamos al principio cómo enganchar sus vidas. La única opción fue que vivan en una misma casa. De ahí definimos que sean una familia, aunque disfuncional. Entendimos que debían ser medio hermanos porque en nuestro medio también existen los padres con varios compromisos. Cada personaje fue muy estudiado y pensado. Por eso tuvo éxito y mucha gente aún recuerda la serie”, sostiene el actor, quien tiene experiencia en monólogos con el rol del montubio Alfonsito.

Cuenta que tomó a su progenitor como referente para construir el personaje del ‘Ñaño Pablo’.

“Mi padre siempre se ha caracterizado por ser trabajador, pero sin la ira de Pablo. Lo rico de crear personajes es conocer su psicología para poder transmitirlo. El antecedente de Pablo es que su madre biológica muere y la continua ausencia de su padre lo obliga a dejar su Quevedo natal para ir a Guayaquil. Su padre no encuentra mejor solución que dejarlo bajo la tutela de Lupita, su madrastra. La frustración de Pablo es que tiene poca formación académica y eso le impide conseguir buenos trabajos. Su capacidad lo limita a trabajar como obrero. Sin proponérselo se convierte en el hombre de la casa. Por eso descarga su ira contra sus hermanos, en especial hacia Felipe, quien es el vago que no aprovecha la oportunidad de estudiar”, explica Garzón.

Pero no todo es comedia en su carrera actoral, incluso hace una década fue el protagonista de la telenovela ‘Amores que matan’.

“Paco Cuesta me escogió para interpretar a Wagner Altamirano, el dueño del diario ficticio La Roja. Wagner era un híbrido de protagonista y a la vez antagonista. Detrás de La Roja él sufría con el recuerdo del suicidio de su padre, quien fue víctima de un engaño sentimental. Por esa razón Wagner había desarrollado celos enfermizos hacia Norma, su esposa, que en la telenovela fue interpretada por Marisela Gómez. Ese pasado oscuro lo reflejaba como un tipo atormentado, que se escuda a través de su ira”, refiere Andrés sobre Wagner Altamirano, personaje para el que le pidieron que se afeitara la cabeza.

Otro de los roles que recuerda es el de Justino Soto, el jefe de redacción del canal para el que trabajaba José Chalén, encarnado por David Reinoso en la telenovela ‘El Cholito’.

“Soto fue un personaje que podía desatar antipatías como simpatías, según como lo vieran”, dice.

‘Puro teatro’ le dio la oportunidad de dirigir a otros actores en un escenario con comedias picarescas, pero televisadas.

Durante el monólogo que produjo en 3 meses, con el que celebrará sus 3 décadas de carrera, Andrés expondrá humor negro y sarcasmo con reflexión, a través de analogías del tiempo en que se inició con lo que los actores viven actualmente.

Con la ayuda del guionista Carlos Gómez, su intención es que las nuevas generaciones conozcan también al Andrés Garzón que en la década del 80 ganó notoriedad como Pablo Vera. (I)