Una veintena de hombres y mujeres de diferentes edades protagonizaron una “gresca” en el  Teatro Experimental del Centro de Arte de Guayaquil. Aquí las patadas, barridos, golpes con la cabeza en medio de movimientos evasivos, ofrecieron un espectáculo de primera como parte de la exhibición de capoeira que organizó el Centro Cultural Brasileiro.

Vestidos completamente de blanco y con cuerdas multicolores colgadas a sus cinturas, los integrantes del grupo Candeias deleitaron al público con los movimientos propios de este “arte marcial” que combina perfectamente la música y deporte, así como expresión corporal.

En la última década, esta práctica se ha popularizado en nuestra sociedad y es mal llamada “un baile” puesto que es un “arte marcial que funciona solo con música”, según Omar Pico, un analista de riesgo de una entidad financiera que lleva practicando esta danza marcial hace siete años.

Él forma parte del grupo Candeias al que se unió porque vivía completamente estresado y con la capoeira consiguió la tranquilidad que necesitaba. “Andaba estresado por todo y no conseguía liberar toda esa tensión que tenía acumulada. Cuando me dijeron de la capoeira no estaba muy seguro de que funcionaría pero realmente me ayudó muchísimo y ahora es algo que forma parte de mi vida”, sostiene.

Asegura que al principio sintió un poco de miedo al ver los quiebres y movimientos que hacían los deportistas en cada una de las sesiones que realizaban, pero poco a poco fue “soltando el cuerpo” y ahora puede “rondar” como cualquier capoerista.

Otro de los atractivos que Pico encontró en este deporte es la historia y la cultura que encierra. “Esta disciplina está ligada completamente a Brasil y su cultura popular. Incluso estuvo por décadas vetado en ese país porque un capoerista era sinónimo de delincuente, asesino o violador. Gracias a la aportación de Mestre Bimba (padre del capoeira regional) esta actividad pasó de ser considerado algo criminal a cultural”, enfatiza.

Al igual que este ejecutivo de 35 años, Paola Calero, una ingeniera de alimentos, también lleva siete años entrenando capoeira, el que considera su “hobbie ideal” y también forma parte del grupo Candeias.

Asegura que siempre le gustó  practicar cualquier deporte y cuando la invitaron a probar la capoeira le gustó de inmediato porque “me hizo sudar mucho y eso es bueno. Además me dejó relajada”.

Resalta que una de las cosas que más le agradaron es que nadie presiona a nada. “Aquí uno empieza con lo básico y vas creciendo según tu ritmo”, sentencia.

Entérate

Desde siempre, la capoeira se practica en rodas, que son por así decirlo “luchas amistosas sin contacto”, aunque no siempre ha de ser así. Los practicantes forman un círculo cerrado formado por capoeiristas y músicos, que llevan el ritmo e intensidad del “juego” (“jogo”) donde se muestra la maña (“mandinga”).

En la roda hay 2 capoeristas en un momento determinado: dos capoeiristas jugando y el resto en espera de sustituir a uno de estos dos anteriores. Durante la roda, los capoeiristas que observan el juego se limitan a cantar y tocar las palmas para dar mayor energía a la misma. Cabe señalar que siempre al entrar al jogo uno debe estar colocado a los pies del berimbao.