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El Telégrafo
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Arqueólogos subacuáticos nombra a barcos hundidos en México

Arqueólogos subacuáticos nombra a barcos hundidos en México
17 de junio de 2013 - 00:00

Su misión es poner nombre a los barcos hundidos y recuperar las historias que se perdieron en las profundidades de océanos y lagos: son arqueólogos mexicanos que desde hace años están a la caza de tesoros sumergidos.

“Entrar en el agua es saber que lo que está uno viendo, si bien fue un accidente naval en donde seguramente se perdieron muchas vidas”, te permite recuperar las historias que de otra manera “hubieran quedado en el olvido”, dijo a Efe la arqueóloga Helena Barba.

Es responsable del área de Arqueología Subacuática de la península de Yucatán del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), encargada de la protección, conservación e investigación del patrimonio cultural sumergido.

En los casi diez años que llevan trabajando en esta zona, se han encontrado un total de 338 navíos de entre los siglos XVI y XXI, de los que 60 tienen una historia, “ya se les puede poner nombre y apellidos”, explicó la arqueóloga.

El último barco bautizado ha sido el buque británico HMS Forth, hundido hace 164 años frente a las costas de la península de Yucatán, en el temible Arrecife Alacranes.

El Arrecife Alacranes fue durante mucho tiempo punto de referencia para la navegación debido a su peligrosidad por la compleja red de corales, bancos de arena y pequeñas islas que emergen discretamente del fondo del mar y que han causado diversos naufragios desde el siglo XVI.

Este arrecife es precisamente una de las zonas en las que se invierte más tiempo y dinero en buscar barcos, ya que el primer paso de las investigaciones es delimitar las áreas potenciales de búsqueda, y esta es una de ellas por la alta posibilidad de accidentes.

Barba explicó que, una vez que se delimitan las zonas, los arqueólogos acuden “a campo” acompañados por alguien que conozca el lugar, generalmente pescadores o marineros locales que saben identificar un viento o una marea.

Una vez localizados los restos desde la superficie, llega el momento de sumergirse, llegar a ellos y estudiar tanto la carga que se encuentra como las características del navío.

Después de estudiados serán cotejados con registros como el Archivo General de Indias, creado en el siglo XVIII por el rey español Carlos III para centralizar la documentación referente a la administración de las colonias españolas y en el que también se anotaban los barcos perdidos. Normalmente intentan estudiar in situ las piezas, sin sacarlas del mar, salvo en tres excepciones, que sea imprescindible para la investigación, que esté en peligro de saqueo o que su estado de conservación sea tan grave que no se pueda preservar a futuro quedándose en el agua.

La mayoría de los barcos encontrados, explicó Barba, es del siglo XIX porque estaban hechos de metal, ya que los de madera se deterioran con suma facilidad por el “gusano teredo”, que devora ese material y que de hecho hizo estragos entre la flota en las épocas de la conquista. “Cuando vamos a un barco hundido lo que más se conserva son los elementos de artillería, los cañones.

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