Víctor Aráuz es actor de teatro, cine y televisión, director, guionista y fue profesor de actuación. Es conocido por protagonizar la película ‘Mejor no hablar de ciertas cosas’, ser parte del elenco de Vivos, de Teleamazonas y protagonizar la serie de televisión ‘Los hijos de Don Juan’.

Empezó en la televisión con pequeños roles en series, dramatizados y telenovelas. Su primera aparición fue a los 19 años en el dramatizado ‘De la vida real’, de Ecuavisa.
A los 23 años fue director del taller de teatro de actores para la serie ‘Súper Papá’. Ahí interpretó a Ramiro, un mensajero.

En 2011 fue parte de ‘La pareja feliz’, con el papel de un loco llamado Lorenzo. Más tarde se unió al elenco del programa cómico de ‘Vivos’, de Teleamazonas, donde logró mayor notoriedad junto a David Reinoso y Flor María Palomeque.

En ‘Vivos’ interpretó a La Michi, un personaje homosexual con el que popularizó la palabra ‘escándalo’. También fue parte de uno de los dramatizados de la serie dirigida por Peki Andino, ‘Secretos’, de Ecuavisa, donde tuvo el papel de un detective drogadicto.

Fue parte de ‘Monologueros’, proyecto teatral de Francisco Pinoargotti. Además participó en la obra ‘Perros’, de Jaime Tamariz, junto a David Reinoso. Luego de dos años realizó un stand up comedy (comedia en vivo) interpretando a La Michi. Allí hizo dupla con Flor María Palomeque, quien interpreta a La Mofle.

Su primera película fue ‘Sin otoño, sin primavera’, de Iván Mora, con el personaje de un burócrata. Fue uno de los protagonistas de la película ‘Mejor no hablar de ciertas cosas’. Allí Aráuz creó una banda de rock de cuatro integrantes llamada Los Propios, que era la misma banda de la película donde él es vocalista, pese a no tener experiencia en la música. Los demás integrantes compusieron la música.

Actualmente es Paco, uno de los personajes de la serie ‘Los hijos de Don Juan’, de TC mi canal.

¿Cómo nace Víctor Aráuz, el actor?

Yo estudiaba química. Me encantaba esa asignatura. Amaba la química cuando vivía en Buena Fe, en la provincia de Los Ríos. En realidad yo no me involucré con el teatro, más bien fue el teatro que se involucró conmigo. Recuerdo que la primera vez que actué fue en mi colegio. Allí participé en pequeños dramatizados y empezó mi admiración por lo que ahora hago. Fue algo casual, algo que no lo planifiqué, pues yo estudiaba química. Si no hubiera participado en esas obras, no haría lo que hago, quizás tendría una profesión muy opuesta a la que hoy tengo.

¿Aún siente nervios antes de salir al escenario?

De hecho, no tengo miedo para nada cuando me encarno en los personajes; pero cuando soy yo, ahí sí muero de nervios porque soy una persona muy retraída.

Entonces, ¿qué  le da miedo, como Víctor, el ser humano?

Le tengo miedo al fracaso. Es decir que una obra no le guste a la gente o que no me guste a mí.

¿Se considera exigente al momento de crear un personaje?

Muy exigente. Es muy importante que a mí me guste primero antes de exponerlo al público. Si no me gusta, ahí sí me sentiría incómodo de interpretar un personaje.

¿En qué momentos se ha sentido exitoso?

No me considero exitoso. Simplemente he sabido vivir y superar mis fracasos. En realidad para mí el éxito llegará cuando tenga 80 años, si es que llego. Quizás cuando tenga una casa en mi pueblo y pueda asomarme al balcón. Así me gustaría que sea el último tiempo de mi vida.

¿Cuál es el momento que más atesora fuera del escenario?

Recuerdo uno en especial. Fue cuando tenía 12 años y me fui de vacaciones a Ambato para pasar con mis abuelos paternos. Yo no era muy pegado a ellos, pero mi abuela me abrazó y me dijo que me extrañaba muchísimo. Yo soy papá y eso es un momento único. He pasado cosas muy duras y muy bonitas, pero no hay ninguna que supere esos momentos.

De todas las personas con las que ha trabajado, ¿cuál ha sido la más exigente?

David Reinoso y Flor María son muy exigentes al momento de realizar una parodia o un sketch, porque tienen una imagen y trayectoria que mantener.

Si tuviera que hacer teatro nuevamente en la calle, ¿lo haría?

Sí, porque me encanta el teatro, sea donde sea. Es una manera de vivir y de ser yo.

Según su experiencia, ¿cree que el teatro tiene acogida en Ecuador?

Sí. Aunque se diga que en Guayaquil hay muy poca cultura, sí se llenan las salas, algo que no pasa en Quito. Por ejemplo, se han tenido que cancelar funciones porque no hay gente. Obviamente que a nuestro país le hacen falta recursos para poder realizar una mejor producción.

Dentro de todas las producciones en las que ha actuado, ¿cuál ha sido la que más le ha gustado?

La película ‘Mejor no hablar de ciertas cosas’. Ahí mi personaje fue dramático.

¿Cree que la comedia le ha abierto muchas puertas en el medio?

Aunque empecé con drama, sí considero que la comedia me ayudó a crecer profesionalmente.

Ha tenido una considerable trayectoria en drama y comedia, ¿cambiaría lo que hace?

No, porque soy feliz haciéndolo. Es algo que realmente me hace feliz. Me gusta trabajar así, tanto que lo haría en cualquier ámbito, yo no dejaría lo que hago.

¿Qué consejo le daría a las nuevas generaciones de actores?

Que estudien mucho y que lean más, el ser actor no es tan solo seguir un guion, sino poder aportar con ideas en el lugar donde te estás desenvolviendo. Es cuestión de crear un personaje que sea creíble para el público. (I)