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Taller de prótesis, una apuesta por el bienestar

Taller de prótesis, una apuesta por el bienestar
21 de octubre de 2012 - 00:00

“Yo nací así. No tenía piecito, pero no me duele. Y ahora puedo doblarlo también. Mira, mira…”, dice Rubí Andrade, de 5 años, mostrando con novedad, como quien presume un nuevo juguete, la prótesis metálica en tono rosado rojizo que reemplaza su pierna izquierda.

“Ella quiere que se la dejemos así porque le gusta el color, pero aún debemos recubrir el metal”, dice uno de los tecnólogos médicos del taller de prótesis y órtesis implementado desde hace algunas semanas en el Hospital Abel Gilbert Pontón, ubicado en el suroeste de Guayaquil.

Esta es una de las tres fábricas de materiales ortopédicos que la Vicepresidencia de la República -por intermedio de la Misión Manuela Espejo- instaló en el país. Las dos adicionales se encuentran en el Hospital Eugenio Espejo, de Quito, e Isidro Ayora, de Loja.

“A ella me le dicen ‘cangurito’ porque siempre está brincando. Tiene sus muletas, pero la verdad es que no le gusta mucho usarlas”, afirma su madre, Cindy Bermeo, de 26 años. “Desde que tuve 8 meses de embarazo sabía que ella nacería sin una pierna. Nunca los médicos me explicaron a qué respondía este problema, pero lo hemos enfrentado y ahora estoy contenta porque ella podrá caminar normalmente”, narra  con alegría.  

“A ver, Rubí. Dame la prótesis...”, le dice uno de los especialistas a la niña mientras le retira el aparato que aún debe ser revisado. Rubí no se complica y avanza brincando y riendo en una sola pierna hasta donde su madre y su hermanita de 2 años, que la esperan sentadas en una banca.

“El paciente que va a recibir su prótesis primero es valorado. La zona del brazo o de la pierna donde el aparato va a ir colocado se revisa también, se evalúa si se encuentra infectada o inflamada para que no se vaya a transformar en algo perjudicial para el paciente”.  “Además se toman medidas exactas, para que la prótesis no cause roces ni daños en la piel”, explicó Pablo Vélez, médico responsable de discapacidades del Guayas.

21-10-12-sociedad-portesisLourdes Lavayen, de 59 años, fue una de las primeras en acudir a la fábrica de prótesis, en compañía de Galo, su nieto y compañero. “Me salió una ampolla en el dedo grande y se me contaminó todo el pie. Hace año y medio pasó esto y me tuvieron que cortar la pierna”, cuenta la mujer que ahora se moviliza en silla de ruedas.

Vélez y un grupo de tecnólogos médicos colocan un revestimiento  especial en el muñón de Lourdes, con el que se tomarán las medidas y la fotografía tridimensional para la fabricación del socket, nombre con el que  se conoce a la pieza que conecta la parte remanente de la amputación del miembro con el ensamblaje de aluminio que sostendrá, en este caso, un pie plástico y un zapato para que la persona pueda caminar con normalidad.    

La información obtenida durante la medición es ingresada en un sistema especial en el que se genera la imagen virtual del socket para ser trasladada a un sistema denominado Cad-Cam, para la elaboración física del molde de la prótesis.

Esto se realiza en la capital de la República y luego el molde se envía a las fábricas que se han abierto en Guayaquil y  Loja. “...el socket se ensambla  de acuerdo con la altura del paciente; se le toma la medida de la articulación al piso, se alínea el pie, y se le da rehabilitación hasta que aprenda a manejar bien la prótesis”, explica el tecnólogo médico Wilmer Arbeláez, mientras manipula una prótesis sin terminar.  

Dentro del área de la fábrica donde se realizan los ensamblajes están Manuel Chávez y el tecnólogo Moisés Barrios, quienes buscan la manera de accionar la mano plástica de la prótesis que Manuel tiene sobre su hombro derecho.

“Muévelo así, hacia atrás”, le dice el especialista. “Sí, pero no pasa nada”, le responde el paciente, mientras manipula un hilo plástico con un resorte, el mismo que debe hacer que los dedos índice y pulgar de la mano plástica se abran como una pinza.

“Yo perdí el brazo en un accidente en una moto, hace 13 años. Iba subiendo por una loma cerca de la Perimetral y un carro no me vio. La moto pasó sobre mi brazo derecho y sobre el cuerpo de mi esposa embarazada. Ella murió y también el bebé”, recuerda Manuel, oriundo de la provincia de Manabí, pero habitante de la Cdla. El Recreo, en Durán.

“Pasé casi 8 meses en coma. Cuando desperté me di cuenta de que no tenía brazo y me enteré de que mi esposa había fallecido. Todo esto fue muy duro para mí, incluso tuve que aprender a escribir nuevamente, pues era derecho y ahora escribo con la izquierda”, relata.

Actualmente, Manuel se encuentra en la etapa de ajustes de su nueva prótesis, una fase en la que deberá adaptarse y aprender a manejarla. “Yo ya tuve una prótesis; me la dieron por medio de una fundación. Esta es casi igual. Ya me he acostumbrado. Cuando uno se pone camisas manga larga es casi igual. Ni se nota”, cuenta.   

Según proyecciones de la Vicepresidencia, para finales de 2013 la Misión Manuela Espejo debe haber cubierto la totalidad de necesidades de prótesis a nivel nacional, para lo cual espera producir unos 300 aparatos mensuales.

A nivel nacional, 4.606 personas necesitan prótesis y órtesis. Guayas es la provincia del país que concentra la mayor cantidad con 1,216 casos; seguida por Pichincha, con 532 casos.

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