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Veto permite a mujeres saudíes conducir autos

Mujeres saudíes se capacitan en simuladores de manejo, luego de que a partir del 24 de junio se eliminó la prohibición de conducir para las féminas.
Mujeres saudíes se capacitan en simuladores de manejo, luego de que a partir del 24 de junio se eliminó la prohibición de conducir para las féminas.
Foto: EFE
29 de junio de 2018 - 00:00 - Agencia EFE

A pesar de que a partir del 24 de junio pasado las mujeres de Arabia Saudí ya pueden conducir un vehículo en las carreteras de su país, todavía están sujetas a muchas restricciones y no gozan de todos los derechos como ciudadanas del reino.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dio la bienvenida al fin del veto que da paso a la conquista, luego de una lucha de tres décadas.

Guterres espera que ello genere nuevas oportunidades para las mujeres en ese país, señaló en un comunicado su portavoz, Stéphane Dujarric.

El decreto emitido por el rey saudí Salman bin Abdelaziz, el pasado septiembre, para abolir el veto impuesto a las conductoras fue respaldado por los religiosos que se adhirieron a las reformas; los más críticos optaron por el silencio.

Las limitaciones persisten
La mujer saudí todavía necesita el permiso de un tutor para trámites como: viajar al extranjero o casarse. Mientras que le son vedados numerosos trabajos y tampoco puede compartir el mismo espacio con los hombres en la mayoría de los lugares públicos, como restaurantes.

También está impedida de hacer los trámites de un matrimonio sin el permiso del tutor o “mehrem” -que puede ser el padre, hermano o un hijo, en el caso de haber enviudado-, pero sí tiene el derecho de negarse a casarse con un hombre si se siente obligada.

Desde el año pasado, se les permitió abrir cuentas bancarias y empresas sin pedir el beneplácito de su tutor, también pueden ir al médico o matricularse en las universidades y pedir trabajo.

No obstante, las leyes laborales prohíben de forma expresa 24 tipos de empleo a las mujeres, la mayoría de ellos, en oficios duros como el trabajo en minas, excavaciones y talleres.

Pero en la práctica también se las veta para posiciones importantes en el Gobierno, por lo que ninguna saudí tiene un cargo como ministra o embajadora, a pesar de que desde 2015 pueden ocupar funciones diplomáticas.

La tasa del desempleo entre las mujeres saudíes llega a 35%, mientras en el caso de los hombres se ubica por debajo del 10 %.

Desde 2011 el Gobierno obliga a las perfumerías y tiendas que venden productos femeninos a contratar a mujeres, lo cual sirvió para crear 50.000 empleos durante los últimos años.

Las mujeres también son minusvaloradas ante la Justicia y, en algunos casos, se equipara el testimonio de dos mujeres al de un hombre.

A pesar de la concesión de nuevos derechos, las autoridades todavía prohíben la mezcla entre los sexos en los espacios públicos, con algunas contadas excepciones, como algún evento cultural enfocado a las familias.

Del mismo modo, algunos ambientes de trabajo se convierten en un espacio de encuentro entre mujeres y hombres, ya que la segregación no es tan estricta como antes.

En estos lugares comunes, así como en la calle, las mujeres deben seguir estrictas normas de vestuario, que se siguen cumpliendo a rajatabla, aunque en los últimos dos años las autoridades le retiraron a la policía religiosa la potestad de arrestar a las que violen estas normas.

Para ellas es obligatorio el uso de la “abaya”, una holgada túnica que cubre todo el cuerpo, mientras que el uso del velo no está impuesto por ley, pero en la práctica sí lo está por presión social.

“La gente tiene sed de cambio”, dice Jaidaa al Sherif, una encargada en un laboratorio universitario. Cree que la sociedad saudí está preparada para las reformas.

Al Sherif manifestó “que este período es el mejor para mejorar la situación de la mujer y no podemos dejarlo pasar”, manifestó Al Sherif.

Lami al Suliman, periodista en un diario local, dice que las últimas reformas se  realizan con rapidez y, aunque no las considera suficientes, cree que la mujer  debe de tener paciencia.

“Lo que nos consuela es saber que la administración está empoderando a la mujer. Lo que queremos es lo mismo que piden las mujeres del mundo: ser socias del hombre en todos los asuntos”. (I)

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