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Loros, guacamayos, monos, tortugas e iguanas son algunos de los ejemplares que se ofrecen como mascotas

Los animales silvestres de circos regresan a sus hábitats tras experiencias traumáticas

Hace días se difundió la liberación en Sudáfrica de los 33 leones maltratados en circos de Colombia y Perú.
Hace días se difundió la liberación en Sudáfrica de los 33 leones maltratados en circos de Colombia y Perú.
Foto: AFP
10 de mayo de 2016 - 00:00 - Redacción Sociedad

La opinión pública sobre la utilización de animales en circos y espectáculos evolucionó en las últimas décadas. La percepción de un show en el que se admiraban las destrezas y la simpatía de estas especies cambió por la de un método antiguo y agresivo. A eso contribuyó la difusión de los castigos que recibían de sus entrenadores al no cumplir con los actos de entretenimiento.

Al menos 28 países prohíben animales en espectáculos y, aunque en Ecuador aún no existe un código, desde 2014 el Estado estudia la propuesta de Ley Orgánica de Bienestar Animal (LOBA). Se trata de una normativa para evitar el maltrato.

Hace una década, los circos con animales eran permitidos como actividad cultural y de entretenimiento. Sin embargo, estos espectáculos contravienen dos artículos de la Declaración Universal de los Derechos del Animal (1978). Este código fue proclamado por la Liga Internacional y fue aprobada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés), y posteriormente por la ONU.

El artículo 4 de ese tratado estipula: “a) Todo animal perteneciente a una especie salvaje tiene derecho a vivir libre en su propio ambiente natural, terrestre, aéreo o acuático y a reproducirse; y b) Toda privación de libertad, incluso aquella que tenga fines educativos, es contraria a este derecho”.

El cautiverio también contraviene el artículo 10: “a) Ningún animal debe ser explotado para esparcimiento del hombre; y b) Las exhibiciones de animales y los espectáculos que se sirvan de animales son incompatibles con la dignidad del animal”.

A pesar de este gran fallo, todos los países, en menor o mayor medida, establecen directrices legales para regular la actividad circense y las especies protegidas que actúan en ella. Allí se regula las condiciones en que se encuentran y tratan los animales.

Juan Manuel Carrión, director de la Fundación Zoológica de Ecuador y director del Zoológico de Quito, explica que actualmente en el país está prohibido que los circos usen animales salvajes en sus actos.

En Ecuador existen leyes para proteger en forma integral a las especies de fauna nativa y silvestre que se encuentran en peligro de extinción, pero señala el especialista las considera muy general. El único punto que ha tenido tipificación por la Comisión de Biodiversidad de la Asamblea Nacional es la Ley de Protección del Cóndor Andino y otras especies amenazadas.

Panorama en América

En 2009 la organización internacional Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA) difundió un video con imágenes sobre cómo los domadores de animales trataban a los elefantes del circo Ringling Brothers y el Bailey. La grabación es desoladora: trabajadores que golpean con una vara en las trompas y orejas de los paquidermos mientras esperan su acto.

Tras varios años de presión de las organizaciones defensoras de los animales a inicios de este mes los elefantes hicieron su última aparición en el Ringling Brothers and Barnum & Bailey, poniendo fin a una tradición bicentenaria. “Pocos circos en Estados Unidos utilizan elefantes, como el Carson and Barnes, pero cada vez son menos”, comentó Stephen Payne, portavoz de Ringling Brothers.

Bernardo Ortiz, conservacionista y exdirector de Traffic América del Sur, explica que uno de los aspectos más críticos del tema es el trato inhumano que se dispensa a los animales salvajes en América, no solo en los circos, sino en general. “Desde el momento de su captura hasta su cautiverio, pasando por la etapa de traslado, al ser completamente ilegal el tráfico de animales salvajes, la fase de transporte para evitar su detección se hace en condiciones horribles, entre cajas y en las bodegas de camiones. Tanto la tasa de mortandad como el sufrimiento animal en estos traslados es enorme”.

Hace días se difundió la liberación en Sudáfrica de los 33 leones maltratados en circos de Colombia y Perú. Según Animal Defenders International (ADI), promotora de la iniciativa, esta es la mayor operación de transporte de felinos en cautividad de la historia.

Savannah Heuser, que dirige la reserva junto a su madre, señaló que los felinos tendrán un breve período de adaptación antes de poder disfrutar ampliamente en el santuario de grandes felinos de Emoya, de 5.000 hectáreas. Sin embargo, señala que nunca serán puestos en completa libertad, ya que no sobrevivirían en un ambiente salvaje. Muchos de los leones rescatados tenían los dientes rotos, problemas de salud y de visión y a la mayoría les habían quitado las garras.

Tanto Colombia como Perú adoptaron en los últimos años leyes que prohíben el uso de animales salvajes en espectáculos circenses. El primero entregó voluntariamente a los animales, pero el país vecino opuso resistencia. Tanto es así que la oenegé tuvo que intervenir, siendo escoltada junto con las fuerzas del orden para rescatar a los animales.

El director del Zoológico de Quito, Juan Manuel Carrión, indica que los leones -como los rescatados en circos de Perú y Colombia- seguro no fueron capturados en África y traídos a América, sino que son animales descendientes de varias generaciones en cautiverio, añade que en su zoológico existe una pareja que nació justamente de la reproducción de leones rescatados de circos en Ecuador mientras eran cuidados en albergues.

El Zoológico de Quito en Guayllabamba es un proyecto de conservación y de educación ambiental que acoge a los animales que han sido rescatados del comercio de vida silvestre y están inhabilitados para volver a la naturaleza, por traumas físicos o psíquicos. Eso impide que puedan valerse por sí mismos en su entorno natural.

El biólogo y ornitólogo explica que el comercio de vida silvestre es tan organizado que es difícil erradicar el problema a mediano plazo. “La única solución es concienciar a la población para que deje de comprar animales silvestres como mascotas. Además, es importante fomentar la dignidad de los animales porque también son seres vivientes, hay que promover la dignidad por la naturaleza”.

Loros, guacamayos, monos, tortugas e iguanas son algunos de los animales que constantemente se ofertan como mascotas en algunas regiones del país. “Los animales silvestres no son mascotas. Nuestras familias están acostumbradas a tener loritos en el hogar, pero eso está sancionado por la ley, motivo por el que muchas familias los han entregado a estos centros de rescate voluntariamente, para evitar sanciones”, manifestó Carrión. (I)

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