El 30 de mayo de 2014, el Consejo de Educación Superior aprobó el reglamento para fijar los aranceles de las universidades privadas. Esta resolución, además de fijar que los incrementos no podrán ser superiores al índice inflacionario de 2013 (2,70%), también obliga a los centros superiores particulares a que  publiquen en sus páginas web los valores cobrados y sus estados financieros. A menos de un mes, no todas las universidades particulares han cumplido con la exigencia.

Un análisis aleatorio realizado por EL TELÉGRAFO a 6 balances de distintas universidades privadas muestra los ingresos y egresos durante 2013 (ver infografía).

Los balances determinan que los ingresos superan en la mayoría de casos los egresos, es decir, hay un superávit, que por ser una empresa privada sin fines de lucro debe reinvertirse en la institución, tal como se establece en la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES).

En las universidades analizadas el excedente fue invertido en compra de terrenos para un nuevo campus, como es el caso de la universidad Ecotec, de Guayaquil, y en otros sirvió para equipamiento de laboratorios y tecnología. “Todo lo reinvertimos en la misma universidad para continuar con nuestra calidad académica”, explicó Santiago Gangotena, rector de la U. San Francisco de Quito, que en el período 2011-2012 registró $ 37’020.639 como ingresos.

En los balances analizados es común notar que la mayoría de los ingresos proviene del pago de aranceles por carrera, matrícula y cobros de cursos especiales.

Por ejemplo, en la Universidad de los Hemisferios, en Quito (según el balance presentado en su página web), de los $ 4’223.500, más de $ 2 millones corresponden a inscripción, matrícula y créditos de materias en pregrado. (LEA LA RESOLUCIÓN DEL CES PARA REGULAR EL INCREMENTO DE ARANCELES EN LAS UNIVERSIDADES PRIVADAS)

Según Galo Cabanilla, rector de la UTEG, la universidad privada, en efecto, se financia con el pago que realizan los estudiantes. “El tema de diversificar las alternativas de los ingresos se genera de a poco, pero no son una fuente fija de financiamiento, como son las pensiones. Al momento, lo que hemos recibido ha servido para la infraestructura, pero no alcanza”, expresó.

René Ramírez, titular de la Senescyt, indicó en una entrevista pasada a este diario que las universidades privadas deben buscar otras fuentes de financiamiento, en especial para solventar los programas de investigación. “Existe en la página web de la Senescyt una gama de opciones, pero lamentablemente se dejan pasar, no se concursa en estos proyectos”, dijo Ramírez.

Otro aspecto que destaca en los balances presentados es la cantidad destinada a cancelar los sueldos de docentes. Este rubro representa entre 40 y 50% del presupuesto. “Cada año debemos incrementarlo por la exigencia de contar con más personal a tiempo completo y los sueldos no son bajos porque son profesionales de cuarto nivel”, indicó Alejandro Rivadeneira, rector de la Universidad de los Hemisferios, que tiene alrededor de 127 profesores a tiempo completo.

En la Universidad Internacional de Ecuador (UIDE), un director de investigación puede percibir entre $ 5.000 a $ 8.000 al mes.

En cuanto a lo invertido en capacitación docente e investigación, casi todas las universidades analizadas se ajustan solo a la exigencia de la LOES (1% y 6%), es decir, a los porcentajes mínimos.