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Las boyas dart detectan los tsunamis con el movimiento de las olas

Jesús Portilla, experto en Fenómenos de Oleaje, explica cómo se distribuyen las boyas en los mares.
Jesús Portilla, experto en Fenómenos de Oleaje, explica cómo se distribuyen las boyas en los mares.
Mario Egas / EL TELÉGRAFO
16 de enero de 2018 - 16:05 - Redacción Quito

Luego de un sismo o un terremoto, lo primero que hacen las autoridades respectivas es verificar si el movimiento telúrico fue capaz de propiciar un tsunami o un maremoto.

Este fenómeno se caracteriza por el movimiento de un grupo de olas de gran tamaño cuando algún fenómeno desplaza verticalmente una gran masa de agua.

El monitoreo de este fenómeno natural se observó en días pasados tras el fuerte terremoto de magnitud 7.6 (escala Richter) que sacudió el área del Caribe, entre Honduras y Cuba, y provocó una alerta por tsunami por las costas de México, Islas Caimán y otros territorios.

Este martes, un sismo de magnitud 6 en la escala abierta de Richter sacudió el Pacífico de Nicaragua. El sismo ocurrió, a 82 kilómetros al suroeste de San Juan del Sur. El gobierno nicaragüense descartó la posibilidad de un tsunami.

En el Ecuador, el Instituto Oceanográfico de la Armada (Inocar) y el Instituto Geofísico son las entidades que analizan la magnitud de los movimientos sísmicos a través de un monitoreo permanente, a decir del sismólogo del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, Sandro Vaca.

El experto reconoció que un tsunami no solo ocurre por un evento sísmico, sino también por otros fenómenos naturales como erupciones volcánicas, situaciones meteorológicas muy especiales y hasta caídas de meteoritos.
Sin embargo, existen diferentes condiciones técnicas que son tomadas en cuenta al momento de declarar una alerta por maremotos.

A decir del especialista hay dos indicadores fundamentales. Como primera característica se genera un levantamiento del piso oceánico con una magnitud superior a 7° MW (magnitud de movimiento), que genera una perturbación de la masa de agua.

Otro indicador es el mecanismo de ruptura, que consiste en medir cómo se generó el sismo, en caso de que los eventos sean inversos. Es decir, cuando la placa superior o la placa continental se levanta con respecto a la placa que se está subduciendo (metiendo). De ahí depende la magnitud del movimiento.

El técnico reiteró que realizar un control para determinar si hay o no la amenaza de un tsunami es un proceso complicado que requiere de herramientas técnicas. Vaca indicó que para esto se utilizan, por ejemplo, elementos denominados boyas dart (Deep-ocean Assessment and Reporting of Tsunamis). Cada una tiene un medidor de presión ubicado en el fondo del mar que detecta la actividad tsunámica y envía información a la boya en la superficie mediante un transmisor acústico.

Estos dispositivos son sensores de presión por lo que la boya puede detectar cuando se registra una columna de agua más grande y una variación en el piso oceánico. Entonces se puede saber si se generó un tsunami y qué tan grande puede ser.

Luego, la boya transmite los datos por satélite a los centros de alerta de tsunami de Estados Unidos en Hawái y Alaska, desde donde se difunden los datos por Internet, detalló Vaca.

Jesús Portilla, catedrático de la Escuela Politécnica Nacional y experto en Fenómenos de Oleaje, indicó que estos dispositivos se ubican en el todo el cordón Pacífico, en las zonas consideradas de alto riesgo.

Las boyas son ubicadas con base a convenios internacionales en el Cinturón de Fuego del Pacífico y en el Caribe. Un sistema de boyas interconectado manda un mensaje a la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés) el cual envía un modelo de propagación de la onda para determinar la magnitud.

Ellos emiten información a todas las oficinas entre estas al Instituto Oceanográfico de la Armada (Inocar).
En la actualidad, en las costas ecuatorianas, las boyas se ubican en Manabí y Esmeraldas, que son consideradas como zonas de alto riesgo.

Portilla señaló que si bien el monitoreo es permanente, en el país no son tan recurrentes los tsunamis o maremotos. El experto indicó que de acuerdo a los registros internacionales, el más reciente maremoto que se registró fue en Esmeraldas, hace más de 50 años. (I)

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