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El hígado graso es más frecuente en consulta externa

El hígado graso es más frecuente en consulta externa
24 de julio de 2018 - 00:00 - Redacción Sociedad

Henry ordena una hamburguesa que lleva doble carne, queso derretido, huevo, tocineta, mucha mayonesa y pocos vegetales. La acompaña de una “torre” de papas fritas y gaseosa. Es la cena que él y su familia eligieron después de dar un paseo por la transitada av. 9 de Octubre. La escena se repite y aumenta los fines de semana con los pedidos de pizza, alitas BBQ y asados que rebosan del plato.

Henry desconoce que el exceso de frituras y el consumo de carbohidratos lo llevarán a tener hígado graso y, si no cambia su forma de alimentarse, a sufrir cirrosis.

Según el Ministerio de Salud Pública, Ecuador registró 2.826 casos en 2017 y este año en cambio van 1.288 personas con degeneración de grasa del hígado.

La nutricionista Martha Belén Ortiz, del Hospital IESS Los Ceibos, explica que el hígado es el órgano encargado de metabolizar los nutrientes. Además  de almacenar las energías y depurar toxinas. “Si se enferma no podrá realizar estas tres funciones básicas y necesarias”.

Ella atiende al mes 190 pacientes con sobrepeso, hipertensión, diabetes que sufren la patología.

La enfermedad está relacionada con la obesidad. En Ecuador el 29,9% de niños desde los 5 hasta los 11 años tienen sobrepeso. La cifra aumenta al 62,8% en adultos (de 19 a 59 años).

Katherine Cires, médica internista del laboratorio PharmaBrand, señala que hay dos tipos de hígado graso: el alcohólico y no alcohólico. El segundo es el que va en aumento y de manera acelerada.

“Aquí incide la ingesta calórica excesiva, es decir superamos lo que demandamos de grasas y de azúcar. Además la inactividad física hace que se  acumule en el hígado y luego empiece a fallar”.

Ella participó en la campaña de prevención que promueve el fármaco Simarin en el país. La médica advierte que si una persona tiene una dieta desequilibrada le acortará la vida de funcionamiento al hígado. “En las primeras etapas no causa síntomas, pero luego puede evolucionar a una cirrosis o un cáncer hepático”.

En el mundo su prevalencia es del 20% y 30%, mientras que en Latinoamérica puede llegar hasta el 50%. Es la causa más común de enfermedad hepática crónica.

Precisamente Martha Grandes, gastroenteróloga clínica, asegura que la frecuencia de casos es alta.

El 60% de los pacientes lo sufre. A diario ella atiende de tres a cuatro afectados por la patología. “El hígado es nuestro filtro. Todo lo que beba o coma pasará por ahí. Y si estoy en una sobreingesta ya no metabolizará como debe y solo acumulará”.

Ella recomienda realizarse una vez al año un examen clínico y una ecografía para saber su estado y un test de laboratorio para evaluar su funcionamiento.

Otras enfermedades del hígado
El hepatólogo Javier Mora, del hospital Luis Vernaza de Guayaquil, señala que entre las enfermedades más frecuentes del órgano están las infecciones por el virus de la hepatitis A, B y C, en segundo lugar  el hígado graso no alcohólico y la tercera es la cirrosis como consecuencia de una inflamación crónica del hígado.

“Cuando una persona sufre del hígado graso aumenta el riesgo en el 30% de sufrir cirrosis y posteriormente cáncer de hígado a futuro”.

Él explica que si ocurre lo segundo sufren un estado de descomposición y requieren de un trasplante de hígado. El 50% de los pacientes trasplantados es por hígado graso.

Para que esto no ocurra la nutricionista Ortiz recomienda evitar el consumo de alimentos que inflaman al órgano como son las grasas saturadas, las cuales están presentes en carnes tipo chuleta, costillas, aceites de canola, de palma, en los alimentos fritos, brostizados y apanados.

Asimismo, el consumo excesivo de jugos preparados,  bebidas azucaradas, gaseosas hacen que se absorban rápidamente y no se digiera, pero sí se metaboliza. El hígado es uno de los órganos que capta la mayor cantidad de glucosa.

“Primero necesita bajar de peso y cambiar la alimentación por una saludable. Además de reducir carbohidratos refinados como el pan, harina de trigo e incorporar frutas y vegetales crudos porque así obtenemos la fibra que nos ayudará a controlar la asimilación de grasas a nivel del intestino”.

Mora menciona que cuando una persona tiene una esteatosis hepática si modifica su estilo de vida, hace dieta y baja de peso como lo aconseja Ortiz, la afectación es reversible al punto de volver a tener un hígado sano.

Según el endocrinólogo Roberto Cedeño, del Hospital de Especialidades Guayaquil Dr. Abel Gilbert Pontón, el órgano en comparación a los demás se regenera fácilmente.

Sin embargo,  cuando ya la enfermedad está en una etapa avanzada, es decir cuando el 60% del hígado está cirrótico, no tendrá el mismo efecto. 

Él contó que el 50% de sus  pacientes llegan con alteraciones metabólicas. “Muchos de ellos presentan un hígado graso en primer  grado”. (I)  

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