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El Telégrafo
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El país está en la ruta de los sirios o afganos que quieren llegar a alemania

En Hungría gobierna la derecha más radical de la Unión Europea

En la región Roszke, en Hungría, migrantes cruzan una alambrada. Ellos provienen de Serbia. AFP
En la región Roszke, en Hungría, migrantes cruzan una alambrada. Ellos provienen de Serbia. AFP
10 de septiembre de 2015 - 00:00

Un grupo de entre 400 y 500 migrantes rompió un cordón de la Policía húngara que intentaba reunirlos en un centro de registro en la frontera con Serbia, cerca de Roszke, informaron periodistas de la agencia internacional.

Hungría se ha convertido en el epicentro de la crisis migratoria que se vive en Europa. Primero fue la estación de trenes en Budapest que fue cerrada por las autoridades para evitar el viaje de los refugiados.

Frente a eso, miles de personas abandonaron el tren y prosiguieron su trayecto a pie. La imagen de las carreteras húngaras repletas de caminantes avergonzó a Europa.

Ahora los problemas se dan en la frontera entre Hungría y Serbia, donde el primer país levantó una alambrada para evitar la llegada de los sirios.

La región Roszke, uno de los principales puntos de ingreso a Hungría de los migrantes, registró ayer la llegada de 2.529 nuevos refugiados, según cifras publicadas por la Policía húngara.

Los migrantes son congregados primero en centros de registro y luego conducidos hacia campamentos de acogida inicial. Pero muchas veces se enfrentan a las fuerzas de seguridad para intentar proseguir su viaje hacia Budapest y posteriormente a Austria y Alemania.

Fue en ese lugar donde la periodista húngara, tristemente célebre ahora, pateó a una niña refugiada y puso el pie a un adulto con su pequeño en brazos. El video dio la vuelta al mundo y causó indignación en redes sociales.

Mientras que Alemania abre sus puertas, el Papa pide solidaridad, y ciudadanos salen a las calles a ofrecer su ayuda, en Hungría su gobierno se atrinchera.

Es un caso especial porque este país, miembro de la Unión Europea, está gobernado por el ultraderechista Viktor Orban, acusado en el mismo bloque de autoritario.

Hace 2 años se enfrentó a medio continente por una reforma constitucional que limitaba la libertad de expresión. Frente a eso la Unión Europea amenazó con sacar al país de la organización por vulnerar sus principios democráticos.

Las políticas de Orban son consideradas xenófobas. Culpa de todos los males a la minoría gitana y afirmó que la ‘Europa cristiana’ está en peligro por la migración de Oriente Medio, donde predomina el islam.

Cuando los organismos internacionales pedían compasión, Orban respondió que la crisis migratoria no era un problema europeo, sino alemán porque ese era el destino final de los viajeros.

Orban también cree que la crisis migratoria se arregla con una reforma legal urgente que criminaliza la migración. Frente a eso la Agencia de la ONU para los Refugiados advirtió que las nuevas leyes, que entrarán en vigor la próxima semana, pueden desencadenar un caos si no son implementadas correctamente.

“Es importante que esta legislación se implemente correctamente. De lo contrario podría desencadenar el caos en la frontera, después del 15 de septiembre”, dijo el director de Europa de la Acnur, Vincent Cochetel.
“Se necesita mejor coordinación entre todos los actores: la Policía, la oficina de nacionalidad e inmigración, eventualmente el Ejército, las autoridades locales y las organizaciones humanitarias en la frontera”, explicó.
Unas 167.000 personas han cruzado en lo que va del año la frontera húngaro-serbia y otros 42.000 llegarán en los próximos 10 días desde Grecia, Macedonia y Serbia. (I)

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