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El 81,5% de ecuatorianos consume gaseosas y bebidas azucaradas

El 81,5% de ecuatorianos consume gaseosas y bebidas azucaradas
Foto: internet
24 de marzo de 2016 - 00:00 - Redacción Sociedad

Daniel tiene 9 años y, según sus padres, es adicto a la gaseosa. Su mamá asegura que aunque hacen todo para que no las tome, el menor 3 veces a la semana acompaña sus comidas con una cola. Como él, en Ecuador el 81,5% de personas consume sodas o bebidas azucaradas. El rango de edad con mayor prevalencia de ingesta de este producto es entre 15 a 19 años, con el 84,0%, según la encuesta Ensanut.  

Además, un estudio de Euromonitor International sobre la ingesta de gaseosas, ubica al país en el décimo puesto entre otros de América Central y del Sur al consumir 63,8 litros per cápita.

La ingesta de estas bebidas fue catalogada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una causa de la obesidad, del desarrollo de la diabetes tipo II y otras enfermedades.

Para frenar el consumo, en algunos países de América Latina y en Estados Unidos el impuesto a las bebidas se convirtió en una medida de prevención. En 2014 en Ecuador hubo un primer intento de gravar estos refrescos por los altos índices de obesidad que hay en el país, pero no se concretó.

Ahora el tema ha vuelto a ser tratado. El presidente de la República, Rafael Correa, anunció una propuesta de salud que consiste en aumentar el precio de los cigarrillos, bebidas azucaradas y los jugos procesados con altas cantidades de azúcar.

Actualmente se discute una lista de productos azucarados que serán gravados con mayores impuestos.  

¿Qué beneficios tendría la medida? Si bien Ecuador ocupa el puesto 10 entre las naciones con mayor índice de masa muscular, muy por debajo de Estados Unidos y México, el sobrepeso ha sido definido como una problemática de salud pública. En el país 6 de cada 10 adultos presenta obesidad.

Para la pediatra Andrea Romero,  de Veris Centrales Médicas, aunque todavía es un proyecto, un impuesto a las gaseosas puede incidir en la compra de jugos procesados en el supermercado o tienda.

Para Romero, cuando se trata de tocar el bolsillo, la gente siempre reflexiona. Por ejemplo, si una soda antes costaba $ 2 y luego presenta un valor de $ 3, las personas no se inclinarían por este producto sino por frutas o agua.

“No hay que tomarlo mal, sino verlo como una iniciativa que persigue un objetivo y es reducir el porcentaje de obesidad infantil, que es lo que se quiere atacar”.

Ecuador no es el primer país de América Latina en seguir las recomendaciones que hizo la OMS en cuanto a implementar un impuesto a las bebidas azucaradas o aumentarlo en los países que sí existe.

Por ejemplo, Francia desde 2012   aplica un impuesto a las bebidas con azúcar agregada que incrementó el precio en el 10%.

Hace dos años el gobierno de México promulgó un gravamen del 10% sobre los refrescos, lo que originó que las compras de bebidas azucaradas declinaran 12%. En Chile, en cambio, se incrementó del 13% al 18% los impuestos de estas bebidas.

En Reino Unido la semana pasada se anunció que pondrán en marcha un impuesto sobre bebidas azucaradas, tanto producidas como importadas a otros países. Con esto esperan recaudar  530 millones de libras esterlinas (unos 670 millones de euros). La decisión llega luego de analizar las tasas de obesidad infantil, pues en Inglaterra los expertos calculan que el 50% de los niños y el 70% de las niñas podrían padecer de sobrepeso dentro de una generación.

María Fernanda Párraga, nutricionista del centro médico Veris en Guayaquil, asegura que el impuesto en Ecuador desde la parte económica pondrá a pensar dos veces a las familias antes de comprar una bebida azucarada.

Agrega que debe promoverse la lonchera saludable y el ejercicio físico. “A mi consultorio llegan niños que en sus escuelas imparten educación nutricional. Les prohíben llevar jugos azucarados, snack y revisan lo que llevan para el recreo”.

Los niños son como una esponja que absorben la información, según la nutricionista y “si en la casa no hay buenos hábitos alimenticios, los padres no pueden esperar que los hijos los tengan”.

Por su parte Xiomara Guerra, nutricionista del Hospital Abel Gilbert Pontón de Guayaquil,  indica que el impuesto es parte de la solución, pero no lo es todo.

Considera que falta más educación nutricional desde la infancia, puesto que se debe estar consciente  de lo que come y cómo combinar y mejorar los alimentos. “No podemos irnos en contra de las grandes industrias que hay en la actualidad, pero sí debemos adaptarnos  a esa situación y poder determinar y elegir qué cosas le hace daño a mi salud”, señala.

Bebidas azucaradas y su costo

Iván Darío Escobar, presidente de la Fundación Colombiana de Obesidad, explica que las gaseosas y jugos procesados aportan calorías no nutricionales al cuerpo, que se acumulan en forma de grasa y es el primer peldaño hacia el sobrepeso.

Para él, la gente abusa de estas bebidas por su bajo precio. Dos latas de cola contienen la carga calórica de una comida entera, que se suma a la dieta normal. “Nunca se resta. Además pueden ser adictivas”.

Mientras que Guerra expresa que las bebidas azucaradas son productos industrializados que contienen químicos, preservantes, edulcorantes y conservantes. “Es una agua azucarada con color y sabor”.

Debido a sus componentes estas bebidas producen descalcificación en los huesos, lo que en el futuro causa osteoporosis y otras deficiencias en el organismo. “Desconozco si en el país existe un control referente al Codex alimentario (estipulado por la FAO) sobre la cantidad y porciones específicas para elaborar estas bebidas”, dice Guerra.

Para Romero, es necesario elaborar un programa de salud enfocado más en la educación para que los padres reflexionen sobre la cantidad de dinero que gastan en una gaseosa de un litro versus lo que puede costar las frutas.  

“El tema va más allá de si se compran o no, sino de las consecuencias de su consumo. Esto porque el tema de obesidad no solo es un problema infantil, sino es general. He visto muchas veces que los niños que llegan a la consulta sus padres tienen sobrepeso, una madre obesa es igual a niños obesos. Eso es lo que se intenta cambiar y el impuesto es uno de esos caminos para lograrlo”, expresa la pediatra. (I)  

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