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El bullyng surge ante la falta de dinámica familiar

El bullyng surge  ante la falta de dinámica familiar
Foto: internet
25 de enero de 2016 - 00:00 - Redaccion Sociedad

“Yo no aguanto ir al colegio y no hay otra manera para no ir. Espero que un día volvamos a vernos en el cielo”, dicen las penúltimas líneas de la carta que dejó un menor de 11 años a sus padres antes de lanzarse del quinto piso de su departamento en España.   

La muerte de Diego, nombre del niño, no solo ha llenado a sus padres de tristeza y llevado a pedir que se  abra una investigación, sino que  ha  despertado nuevamente el debate sobre el acoso escolar, también llamado bullyng.   

Vivianne Almeida, gerente de la oficina Guayas de Plan Internacional, ONG que trabaja con menores, explica que el bullyng es la violencia psicológica y emocional permanente que está presente de forma física y verbal.

“Se produce una relación de poderes, hay un abuso de la fuerza, y ese abuso puede estar de forma directa o a través del aislamiento social:  te critico,  te pego, te difamo o te chantajeo”.             

La psicóloga Verónica Barzola Macio, del Hospital Guayaquil, explica que hay que entender que dentro de la inocencia del menor, de su forma de relacionarse, está la sinceridad y la honradez.

“Un niño no duda en decirle al otro lo que piensa, no anda con poses, ni diplomacia, no piensa si al decirle gordo a su amigo este se va a resentir con él”.  

Pero esto tampoco quiere decir que todos los niños no hagan bullyng; al igual que lo usan como una manera de interactuar entre pares   (compañeros) también lo hacen como una medida de protección.       

“Me caes mal y te voy a dar donde más te duele”, piensan.  

¿Pero qué tan fuerte es el acoso escolar para que un niño de 11 años tome esa decisión?   

Para la psicóloga Rosa Elena Cepeda, del Hospital Teodoro Maldonado, del IESS, el ser acosado en la escuela puede conducir a un niño al suicidio, sobre todo cuando en casa no hay un soporte emocional; cuando se obliga  al niño a realizar algo que no quiere; cuando este se siente tan miserable y de poco valor que su vida pierde sentido.

Almeida agrega que los niños que sufren de bullyng sienten que la culpa es de ellos, debido a que están bajo amenaza y no saben cómo detenerlo o manejarlo.  

Barzola añade que la descalificación que reciben va carcomiendo su autoestima, los sume en niveles de depresión marcada, si no cuentan con el apoyo familiar en casa.
La experta analiza que el niño debió haber dicho “no quiero ir al colegio”.

“Ante la postura de es vida o muerte y la única vida es obligarlo a ir a un lugar donde no se sentía bien, acaba con su vida”.      

Precisamente en la denuncia al colegio por supuesto acoso escolar que impuso la madre del menor dijo que  Diego solo mencionaba que no quería ir al colegio, pero nunca dijo nada más.   

Sin embargo, el caso de Diego no es el único.  La Asociación Madrileña contra el Acoso Escolar (Amacae) informó que ha recibido denuncias de otras 3 familias cuyos hijos han sufrido acoso escolar en la misma institución educativa. Incluso una niña ya había intentado suicidarse.

La exposición de los menores frente al acoso puede entenderse como una problemática que les pasa a todos. Según Almeida, no todo niño es sujeto de bullyng.

Explica que hay quienes sí tienen la capacidad de reaccionar ante el acoso reiterativo, pero para que esto suceda el menor debe tener una autoestima fortalecida y seguridad.

Para Barzola el acoso escolar depende de lo pendiente que esté el adulto del niño o la niña.

“No todo niño va a ser un acosador ni todo niño va a ser una víctima, eso dependerá de cómo es tratado en  casa, sus niveles de autoestima, de fortalecer  su resiliencia, de ir educando a niños saludables. En casa aprendes los valores, a ser el ser humano bueno o no tan bueno”.

Asimismo, Almeida ve conveniente trabajar con los niños que tienen un perfil de agresores porque si se los etiqueta y no se les presta la importancia debida estaremos generando más violencia en ese entorno.  Para poder detener este problema hay que atacar el núcleo, hay que investigar las razones de su comportamiento agresivo.

Y es que según Barzola, detrás de un niño que agrede a sus compañeros puede  existir un trastorno de base, como la hiperactividad, que produce que un niño que no mide consecuencias, ni riesgos, solo actúe en respuesta a sus impulsos como halar el cabello o golpear. (I)

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