Ecuador, 03 de Junio de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

"Pobreza, ocio y vicios se alejan con trabajo"

Neptalí Bonilla, ambateño de 99 años, es un ejemplo de pasión por el trabajo. Su taller está ubicado en el centro de Ambato y se abre cada día a las 07:00.
Neptalí Bonilla, ambateño de 99 años, es un ejemplo de pasión por el trabajo. Su taller está ubicado en el centro de Ambato y se abre cada día a las 07:00.
Roberto Chávez / El Telégrafo
05 de mayo de 2016 - 00:00 - Carlos Novoa

“Más allá de ser el medio para conseguir el pan diario y otras provisiones de forma honrada, el trabajo es una bendición que aleja al hombre de vicios, pobreza, vagancia y ayuda a moldear el carácter”.

En la parte baja de una antigua y enorme edificación del barrio Urdaneta, en el centro de Ambato, el emisor de esta breve pero significativa frase se dispone a abrir el local principal del edificio, a las 07:00.

Se trata de Neptalí Bonilla, ambateño de 99 años, quien pese a su avanzada edad aún labora en su reducido y muy conocido taller de metal mecánica. Aunque la elaboración de grandes piezas para vehículos ya no forma parte de sus ocupaciones diarias, obras menores como soldadura, moldeado, corte y estampado de piezas de metal son su principal labor de lunes a viernes.

Este anciano, en cuyo taller se conservan recortes de prensa y revistas tan antiguos como 1935, es un claro ejemplo de pasión y respeto por el trabajo. Hoy, Día Internacional del Trabajador, la historia de este afanoso emprendedor y de dos laboriosos tungurahuenses más se publica a continuación como homenaje a los miles de trabajadores ecuatorianos que con mucho esfuerzo sacan adelante sus hogares y sociedad.

Oficio heredado

Al igual que la mayoría de oficios de antaño, los conocimientos de metal mecánica fueron legados a Neptalí por su padre. “Él, a su vez, aprendió esta labor en el taller de su progenitor. Cuando cumplí 6 años ya ayudaba a mi papá en pequeñas tareas. En aquel tiempo la situación económica empeoró, lo que obligó a la clase obrera a trabajar 12 horas al día”, señala.

A los 15 años, Neptalí ya ejercía las tareas más básicas de la metal mecánica, entre ellas: la forja, torno, moldeado y fundición. En 1949, cuando cumplió 33 años, su padre se jubiló y nació su tercer hijo. Según comenta “ese mismo año ocurrió el terremoto en el que murieron más de 5 mil personas. Este hecho afianzó aún más nuestro espíritu laborioso”.

El local de su padre estaba al norte de la urbe y debido al crecimiento del casco urbano, abrió su taller en el centro. “Algunas herramientas son donaciones de mi papá y otras las compré con mis ahorros. El local lo monté en 3 días, en los cuales solo dormí 6 horas por la cantidad de obras”, afirma.

Tras 84 años trabajando con hierros, a más de haber moldeado miles de piezas de metal, también ha forjado su carácter de tal forma que hoy es visto como un ejemplo para las nuevas generaciones. “Mi padre es el mecánico más antiguo de la urbe, por ello varios canales de televisión le han hecho reportajes. En repetidas ocasiones ha sido reconocido por la Universidad Técnica de Ambato, por su trayectoria”, comenta Roberto, hijo de Neptalí.

Al menos 45 de los 60 mecánicos que existen en el cantón aprendieron el oficio en el taller de Bonilla. Nacido en 1917, el anciano cumplirá 100 años en marzo próximo, por lo cual sus 6 hijos, 23 nietos y demás familiares lo apoyan, cuidan y ayudan a diario en su labor.

Pan de leña

Otro ejemplo de incansable labor y emprendimiento en Ambato es Fausto López, de 82 años. Él, al igual que muchos de sus vecinos de la parroquia Pinllo, se dedica a la elaboración del famoso pan de leña.

En realidad el producto es preparado con harina de trigo y maíz, pero recibe este nombre debido a que es cocido en las madrugadas en hornos de leña. Para López, quien nació en 1934, el trabajo no es una carga ni una imposición. En sus propias palabras se refiere a este como “un regalo divino que mantiene la mente ocupada en asuntos provechosos y repele pensamientos negativos”.

Su abuelo materno le inició en el ‘arte panificador’ y desde 1944 no ha parado de deleitar a los tungurahuenses con el dulce sabor del tapado, roscas, pinllos y más variedades del producto. “Al cumplir 10 años ya dominaba las técnicas más básicas del amasado, moldeado y horneado. Con ello ayudé a sostener mi hogar”, explica López.

Por su panificadora han pasado 40 aprendices que en la actualidad han montado sus panaderías. Como en la historia anterior, su local lo montó con sus propias manos y recursos. “En varias ocasiones Fausto ha impartido cursos de repostería por su extensa trayectoria y ha sido condecorado como el panificador más antiguo de Ambato”, dice Luis Barriga, vecino.

El ‘guardián’ de los bosques

A 10 kilómetros de allí, el ejemplo de esfuerzo de Luis Chicaiza, de 81 años, retumba en bosques de la parroquia Picaihua. Allí ‘don Luchito, como lo conocen sus allegados, recoge a diario chamiza, leña y corteza de los árboles de eucalipto. “Mi papá fue guardia de la reserva hace 30 años. Yo heredé el oficio que a más de cuidar el bosque de la explotación indiscriminada, contempla recoger a diario restos vegetales que podrían causar flagelos”, asevera.

Pese a su edad, la recolección de la chamiza la realiza cada día a las 16:00. A las 05:00 de la jornada siguiente, con la ayuda de una carreta y su caballo, lleva el material a 3 panaderías, entre ellas la de Fausto López. Hace 2 años fue reconocido por la Asociación de Panaderos de Tungurahua como el proveedor de leña más antiguo y ejemplar de la provincia. (I)

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media