Desde el envenenamiento y daños a la vida marina hasta la alteración de las hormonas humanas, desde ensuciar  playas y paisajes hasta obstruir corrientes de desechos y vertederos, el crecimiento exponencial del plástico amenaza la supervivencia de nuestro planeta.

En respuesta, el Día de la Tierra, fecha que se celebra cada 22 de abril, se enfoca fundamentalmente este 2018 en cambiar la actitud humana en cuanto al comportamiento sobre el uso del plástico y en catalizar una reducción significativa en la contaminación.

Para acabar con la polución, la plataforma Día de la Tierra (www.earthday.org) recomienda una estrategia basada en la educación ciudadana y en leyes que controlen la contaminación del material en el planeta.

Entre algunos aspectos promueve liderar y apoyar la adopción de un marco global que regule ese tipo de polución; educar y movilizar a los ciudadanos del mundo para exigir acciones de los gobiernos y las empresas a fin de controlarla y disminuirla; informar y activar a las personas para que tomen responsabilidad por lo que cada una genera al elegir rechazar, reducir, reutilizar y reciclar plásticos; trabajar con universidades, maestros de escuela y estudiantes.

También sugiere trabajar con otras organizaciones y redes para convertir el Día de la Tierra 2018 en una plataforma para “terminar con la contaminación plástica” desarrollando recursos que otros puedan usar y formar alianzas; promover el trabajo que las urbes y los gobiernos locales ejecuten; facultar a los periodistas del mundo para informar sobre el problema y sus soluciones emergentes.

“En resumen, utilizaremos el poder del Día de la Tierra para elevar el tema de la contaminación plástica en la agenda global e inspirar y exigir acciones efectivas para reducirlo y controlarlo”, afirma la plataforma.

Gustavo Domínguez, profesor de la Facultad de Ciencias de la Vida de la Espol, señala que, según cifras del Ministerio del Ambiente de Ecuador (MAE), en 2013, en Ecuador se produjeron al menos 4’139.512 tm/año de residuos, de los cuales 11% fue plástico. “Precisar qué cantidad de ese plástico terminó en el ambiente es algo en lo cual aún muchos grupos están trabajando”.

SÉPTIMO DÍA solicitó al MAE cifras relacionadas con la polución de plásticos y las políticas que desarrolla para reducir este problema, pero hasta el cierre de esta edición no hubo una respuesta al requerimiento.

Domínguez y Luis Arriaga, este último asesor ambiental y exsubsecretario de Gestión Ambiental Costera, coinciden en que las fundas son uno de los artículos de plástico más comunes en el ambiente. “He participado en algunas limpiezas y las fundas de polietileno de baja densidad siempre son abundantes”, expresa el docente. Por su parte, Arriaga señala que a estas se suman las tarrinas. “Al ser descartadas masivamente, en su mayoría se las encuentran dispersas en el suelo y en los cuerpos hídricos”.

Estudios señalan que los desechos plásticos causan problemas en algunas especies. En tierra, mapaches, perros y gatos ferales (que tras ser domesticados vuelven a la vida silvestre y sobrevivir por sus propios medios) que se alimentan en basureros abiertos, accidentalmente podrían ingerir las fundas y morir por atragantamiento. En otros casos, pueden resultar asfixiados o atrapados por estas. “Aún falta investigar a profundidad el impacto en otros vertebrados”, señala Domínguez.

Arriaga indica que la polución es mayor en tierra, principalmente dentro de las urbes y a lo largo de las carreteras. “Se observa en algunas playas entre enero y abril de cada año, o la vía Durán a Milagro, por citar un ejemplo. El problema es la conducta humana, mucho de ese plástico desechado no debió ser utilizado ni abandonado a la intemperie”.

En tanto, Domínguez considera que la contaminación por fundas tiene mayor repercusión en el mar. “Afectan a especies de vertebrados marinos, como tortugas, cetáceos, focas, aves y leones y marinos. Por ejemplo, una tortuga puede quedar atrapada en su cabeza o aleta, lo que restringe su natación y alimentación porque se desorienta. En otros casos, puede ingerir fundas transparentes al confundirlas con medusas, lo que la debilita y puede llevarla a la muerte. Además de afectar a las especies, el plástico influye en los procesos naturales de la productividad en el mar, resalta Arriaga.

En Ecuador hay industrias que se dedican al reciclaje del plástico proveniente de petróleo y pocas que han optado por el uso de ese material biodegradable derivado del maíz (ácido poliláctico). Es un tipo de bioplástico más costoso. “Cuando los sectores productivos lo implementen habrá un beneficio enorme para el ambiente porque botellas y fundas de origen vegetal se degradarán sin causar mayor impacto. Sin embargo, para que las industrias hagan este cambio debe existir algún tipo de incentivo a través de políticas económicas”, dice Domínguez.

Por su parte, Arriaga considera que debe aplicarse una política nacional para que la población reduzca el uso de plásticos de consumo masivo (fundas, botellas, etc.), incentivar la clasificación y el reciclaje de los desechos de ese material luego de su vida útil.

Además, concienciar al sector comercial sobre el uso alternativo de fundas reutilizables y reciclables, a los municipios para que implementen programas de gestión integral de los residuos sólidos con la incorporación y funcionamiento de plantas recicladoras, así como crear un fondo alimentado con el costo de las fundas plásticas para desarrollar iniciativas ambientales de recolección y reciclaje de los artículos de plástico.

También cree necesario promover en el sector industrial el desarrollo de la producción masiva de fundas y tarrinas de materiales vegetales, en sustitución de las plásticas, con cero aranceles para la importación de equipos y créditos preferenciales.

“En algunos países la población lleva sus bolsas de tela para hacer las compras en supermercados o centros comerciales y al pagar en la caja no le dan fundas gratis, ya que tienen un costo elevado. ¿Qué tal si en nuestro país los supermercados dejaran de ofrecer fundas o si los establecimientos de venta de bebidas dejaran de ofrecer sorbetes?

Mientras en unos países continúa la producción y el consumo de plásticos, en otros lo prohíben y buscan una solución para evitar este material que tarda siglos en degradarse. Científicos diseñaron una enzima que es capaz de digerir plásticos contaminantes más comunes, lo que “proporciona una solución potencial a uno de los mayores problemas medioambientales del mundo”, según la Universidad de Portsmouth (Reino Unido).

Este descubrimiento, en el que colaboró también el Laboratorio Nacional de Energía Renovable del Departamento de Energía de Estados Unidos, puede llevar a una solución de reciclaje para millones de toneladas de botellas de plástico elaboradas con tereftalato de polietileno (PET). (I)