Ecuador, 16 de Mayo de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

No solo los genios pueden programar

No solo los genios pueden programar
Foto: Mario Egas / El Telégrafo
02 de agosto de 2016 - 00:00 - Andrea Rodríguez

Steve Jobs, cofundador de la compañía Apple, decía que todos deberían aprender a programar, porque enseña a pensar.

Jobs no sabía programar, de hecho, él fue más un visionario de la tecnología, pero siempre contrató a buenos desarrolladores y reconocía su talento.

Quienes saben escribir código (programar) tienen una ventaja frente al común de mortales: saben cómo está diseñada una herramienta, qué falencias tiene, cómo protegerse de los hackers y cómo desarrollar plataformas más eficientes.

Un desarrollador no es el que sabe instalar un sistema operativo y configura la computadora en un santiamén. Tampoco es el joven sabelotodo capaz de montar el hardware de un equipo con un brazo atado y en la oscuridad. En realidad, es mucho más: es quien le dice al computador lo que quiere que haga. Es como el guionista de una película, porque, en términos tecnológicos, prepara la secuencia de un programa.

Aunque es fundamental saber escribir código, las facultades de informática de las universidades del país están más enfocadas en formar administradores de sistemas, analistas que programadores.

Quizá para los estudiantes de Informática programar no resulta muy entretenido, y es comprensible, porque eso de tener que decirle al computador, paso a paso, lo que tiene que hacer parece tedioso.

Mauricio Murillo, programador y consultor de la compañía multinacional de software ThoughtWorks, cree que hay informáticos que dejan de lado el desarrollo de software, porque no reciben una guía adecuada de sus profesores.

“Son los propios maestros quienes nos hacen odiar la programación en la Universidad y eso también ocurre con las Matemáticas en el colegio”.

Al no existir una buena metodología, la programación se torna poco atractiva.

Para Murillo, esta área de la Informática es, sobre todo, un acto creativo y altamente desafiante que exige conocimientos de aritmética y lógica.

Según el especialista, hay jóvenes que ingresan a las universidades con gran pasión por la computación, pero cuando comienzan a estudiar los algoritmos y programas, la pasión se desvanece y abandonan su carrera. Para este consultor, Ecuador podría exportar más programas desarrollados por ecuatorianos y asegurar más ingresos de divisas al país.

Murillo es partidario de impulsar el aprendizaje de programación desde la escuela, como lo proponen Bill Gates, fundador de Microsoft y Marck Zuckerberg, el creador de Facebook. A través de un video llamado ‘What most schools don’t teach’ (Lo que la mayoría de las escuelas no enseñan), quieren concienciar sobre la importancia de que los estudiantes aprendan a programar desde el colegio. Para Murillo, programar es como saber leer y escribir.

Por eso, dice, en un futuro próximo, los que no manejen el código informático serán los nuevos analfabetos.

El Gobierno de Barack Obama, por ejemplo, con el apoyo de Google, emprendió diferentes iniciativas para que los niños y niñas manejen varios lenguajes informáticos.

Según Steven Suárez, programador, la necesidad de aprender a programar desde edades tempranas se justifica, porque vivimos en un mundo cada vez más tecnológico. Dice, además, que saber programar ayuda a entender este mundo.

Este joven, de 20 años, que ingresó a la universidad a los 17 para estudiar ingeniería de Sistemas, recalca lo que uno de sus profesores le dijo: “En el futuro programas o te programan, así de sencillo”.

Eso significa que habrá personas capaces de participar en el futuro diseñando sus propias herramientas y otras que, por falta de conocimientos, solo serán usuarios pasivos.

Este joven advierte que son pocos los estudiantes de la carrera de Informática que se pueden considerar developers (desarrolladores de software).

Leslie Jarrín, ingeniera en sistemas y presidenta de la multinacional ThoughtWorks, concuerda con esta apreciación y asegura que muchos jóvenes no entienden bien lo que significa la carrera de Sistemas, lo cual, según comenta, no deja de ser preocupante. “Nos meten en la cabeza que las Matemáticas son difíciles y que la Informática es solo para genios, lo cual no es cierto”. Jarrín asegura que las destrezas se pueden desarrollar y que mucha gente no sabe que tiene la capacidad de hacerlo. También identifica otro problema: los profesores.

Según explica, hay una falta de conexión de los profesores con las realidades del mercado.

“Necesitamos catedráticos que hayan escrito código y que transmitan los logros y las frustraciones de lo que significa crear un programa informático”.

Si los profesores nunca han programado —precisa— difícilmente podrán transmitir a sus alumnos el interés por esta rama del conocimiento. La programación, en particular, hoy se asume que es cosa de “unos pocos nerds”, pero lo cierto es que programar es, cada vez más, una necesidad, porque la transformación digital alcanza a todos los ámbitos.

La Unión Europea prevé para los próximos cuatro años un millón de nuevos puestos de trabajo relacionados con la informática y el mundo digital.

Para la misma fecha, el Gobierno de Estados Unidos estima que la oferta laboral para los programadores en este país habrá subido al 22%.

Según un artículo publicado en la BBC de Londres, los salarios para programadores en computación en diferentes campos, como la industria de los videojuegos, pueden ser un jugoso aliciente para quienes consideren la posibilidad de hacer carrera en este mundo.

El desarrollador ecuatoriano Steven Suárez considera que la programación no es solo para la gente que estudia ciencias de la computación. Asegura que aprender a programar puede serle útil a cualquiera.

Édgar Sánchez, ingeniero informático y presidente de Logic Studio, coincide con esta afirmación, pero añade que el problema es que la mayoría de personas asocia la programación con un área casi exclusiva para unos pocos iluminados. “La programación sí requiere ciertas destrezas, pero estas se pueden desarrollar”.

Sánchez precisa que en los últimos años en Ecuador ha disminuido, de manera significativa, el número de personas que se inscriben en las Facultades de Informática.

El especialista indica que quizás una de las razones por las cuales los jóvenes se desaniman de cursar esta carrera es la idea de que se trata de una profesión muy compleja, solo para genios y altamente demandante.

“Esta concepción equivocada nos ha perjudicado mucho y hoy las aulas de las facultades de informática se están vaciando, lo que resulta muy penoso”.

Como señala Sánchez, en la década de los noventa, Ingeniería de Sistemas fue la carrera de moda, porque el país vivió una suerte de bonanza en el tema informático: las entidades financieras se modernizaban y requerían sistemas informáticos capaces de soportar este crecimiento. Fue en esa época que muchos jóvenes se inscribieron en esta carrera.

Con el transcurso del tiempo, este interés ha decaído y hoy hay un déficit de profesionales capaces de desarrollar software, como lo señala Gerardo Morán, ingeniero en sistemas de MachángaraSoft, una corporación tecnológica creada por jóvenes profesionales de la Ingeniería en Sistemas.

Según Morán, el déficit de programadores también se debe a la alta demanda que existe al momento de gente que sea capaz de crear herramientas para diferentes ámbitos, desde soluciones empresariales hasta videojuegos.

Para Morán, quienes escriben código tienen que ser creativos y pacientes, porque el desarrollo de un nuevo programa exige tiempo y dedicación.

A diferencia de lo que otros expertos sostienen, este especialista cree que los programadores no necesitan dominar las Matemáticas ni ser prodigios.

Por el contrario, dice, solo se necesita gente que quiera aprender la técnica que nos permite comunicarnos con las máquinas. “La gente que hoy escribe código no necesariamente se ha graduado de la carrera de Ingeniería de Sistemas; hay diseñadores gráficos, publicistas que escriben código y lo hacen bien”. Para él, lo importante es comenzar desde los colegios a estimular a los más jóvenes a sintonizar con el pensamiento de la programación que, al igual que otras ramas del conocimiento, tiene sus propias reglas.

“Aprender a programar es como empezar a hablar otro idioma; tiene su complejidad, pero se la domina con el tiempo”. Gerardo Morán cuenta que él empezó a escribir código desde que cursaba la secundaria en el Colegio Benalcázar de Quito, porque un profesor de Física les exigía diseñar programas que simulen la órbita de los planetas.

Aunque al principio él y sus compañeros enfrentaron dificultades, porque nadie sabía programar, cuando lograron cumplir con la tarea, todos “quedaron encantados con la posibilidad de seguir creando herramientas”.

Indica, además, que un desarrollador es un trabajador intelectual que parte desde un lenguaje binario, que es lo que entiende el procesador de cualquier dispositivo informático, y desarrolla abstracciones cada vez más profundas para hacer que las máquinas hagan lo que se espera de ellas.

Para Andrés Burbano de Lara, presidente de la Asociación Ecuatoriana de Software (Aesoft) es crucial que los jóvenes vuelvan a encontrar el gusto por la programación.

Este economista afirma que en la mayoría de los países del mundo hay una escasez de estos profesionales. “Solo en la India hay una sobreoferta de estos profesionales que, además, diseñan aplicaciones a la medida de los requerimientos de las empresas”. En Ecuador —puntualiza— también hay varios casos de éxito de empresas creadas por jóvenes emprendedores que exportan sus desarrollos a otros países.

Lo interesante es que diseñan desde una computadora en cualquier ciudad del país para una compañía situada en Hong Kong o en Londres, por citar un ejemplo. De acuerdo con Burbano de Lara, en este momento Ecuador exporta alrededor de   $ 50 millones en software.

Esta cifra, como él señala, es el resultado de encuestas y estadísticas extrapoladas a toda la industria de software del país, porque no hay datos oficiales.

De hecho, este número podría aumentar, ya que los programas no pasan por aduana y no siempre se registra la exportación, porque todo depende de cada persona, si declara o no.

El registro de las herramientas informáticas que se exportan también se dificulta porque quienes crean un nuevo sistema lo venden a una empresa local que, a su vez, lo comercializa a una corporación extranjera.

Para Burbano de Lara todo nuevo programa que se diseña en Ecuador representa ingresos directos para el país y la ventaja es que en Ecuador, se diseñan todo tipo de sistemas.

“La programación impulsa el desarrollo de un país. Todos dependen de la tecnología y de los programadores”. (I)


Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media