El Sevilla CF lleva una década viviendo en la gloria deportiva, sin duda el mejor momento desde su fundación hace 126 años. Sus atronadores triunfos en las últimas finales de la Europa League y su espectacular rendimiento en la presente temporada han convertido al equipo de Unai Emery en una escuadra difícil de batir en España y en Europa.  

La Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol sitúa al Sevilla CF en el puesto 12 de la clasificación mundial de clubes, aunque en 2006 y 2007 llegó a situarse al frente de tan destacado ranking, todo un hito para la entidad hispalense.  

La expectación que despierta el conjunto blanquirrojo es inusitada, tanta que el pasado lunes seis cadenas de televisión, entre ellas una danesa, una argentina y otra estadounidense, convirtieron el campo central de la ciudad deportiva del club en un inmenso estudio. “Esto es espectacular. Nunca habíamos conocido un interés semejante por el Sevilla”, resume Jesús Gómez, responsable del área de comunicación.

Hace apenas 15 años, Gómez era el jefe de prensa de un equipo menor. Él y una compañera eran suficientes para lidiar con los medios de la ciudad y suministrarles comunicados, convocatorias de ruedas de prensa y, los días de partido, la hoja de las alineaciones y una gacetilla de actualidad con información del rival. Al día de hoy, este antiguo periodista de El Correo de Andalucía coordina a 30 profesionales, entre contratados y colaboradores; un grupo humano que se encarga de dar lustre a una emisora de radio, a una página web que está entre las más completas y mejor documentadas del fútbol español, a dos revistas, a un periódico que se edita después de los partidos y al canal de televisión del club, que emite su señal desde 2007. “Lo cierto es que el primer medio deportivo de Sevilla es el propio Sevilla CF”, indica Jesús Gómez, orgulloso.

El despegue del área de comunicación de este club ilustra a la perfección el espectacular proceso de redimensionamiento y modernización que ha protagonizado el Sevilla Club de Fútbol en los últimos años.

No es exagerado decir que, en lo poco que va del siglo XXI, los de Nervión han pasado de ser una sociedad anónima con telarañas, obsoleta y cercana a la ruina -en el año 2000, su déficit ascendía a 48 millones de euros- a convertirse no solo en un club saneado sino en un ejemplo, en un modelo de expansión, que muchos toman como referencia del trabajo bien hecho. Por citar otro dato: el departamento de marketing del Sevilla solo tenía un empleado hace 11 años. Ahora tiene 16.     

En lo deportivo, como es sabido, los resultados han corrido en paralelo. El Sevilla sube como la espuma y ha pasado de atormentarse en la Segunda División a ganar títulos europeos y a perfilarse como el principal competidor del FC Barcelona en la lucha por la Copa del Rey que hoy se juega. No es extraño que conseguir una entrada en el Sánchez Pizjuán se haya vuelto tan complicado y que el club, con más de 7.000 aficionados en lista de espera para hacerse socios, ultime un proyecto de ampliación del estadio en 12.000 localidades.    

Si hay alguien que haya vivido en primera línea, al mando de muchas operaciones, la eclosión del Sevilla ha sido Ramón Rodríguez Verdejo, ‘Monchi’. Fichado como director deportivo por Roberto Alés en 2001, en una época de gasto cero y austeridad extrema, este antiguo portero se ha convertido en una de las estrellas de su gremio.

Nadie discute que su acierto futbolístico a la hora de los fichajes -ahí están Baptista, Kanouté, Alves, Luis Fabiano, Konoplyanka, Kevin Gameiro, Daniel Carriço- y su acierto económico a la hora de los traspasos -los de Sergio Ramos al Real Madrid en 2005, Jesús Navas al Manchester City en 2013 o el propio Dani Alves al Barça en 2008- han sido una de las claves de los éxitos del Sevilla.  

‘Monchi’ no quiere ponerse medallas. Y las que se pone las comparte con el presidente y con los 9 entrenadores -cuatro para el fútbol nacional, otros cuatro para el extranjero y el DT del primer equipo Unai Emery- que trabajan con él codo con codo buscando nuevas incorporaciones para la plantilla. “Hemos sabido vender y comprar.

Y gracias a ello cada temporada conseguimos conformar una plantilla muy equilibrada, un equipo competitivo y una estructura sólida”, explica cuando le preguntan por la poción mágica de un club que cada año se renueva sustancialmente.

Uno de los cimientos del Sevilla ha sido siempre su excepcional cantera que, a lo largo de la última década, ha producido futbolistas como José Mari, Marchena, Velasco, Reyes, Sergio Ramos o Jesús Navas, todos ellos internacionales. Nadie en el club duda de la importancia vital de las categorías inferiores. El exjugador Pablo Blanco, director de la cantera sevillista desde hace más de veinte años, se lo agradece. “Otros clubes, cuando se convirtieron en sociedades anónimas, borraron de un plumazo las canteras. Decían que no eran rentables. Nosotros, sin embargo, siempre hemos pensado lo contrario. De hecho, todos esos chavales que hoy son figuras mundiales han sido claves para levantar el club cuando estuvo tan mal”.     

La cantera del Sevilla agrupa actualmente a más de 400 jugadores repartidos en 22 equipos. Cada uno dispone de un entrenador y un preparador físico, la mayoría de ellos estudiantes de  Educación Física en la Universidad Pablo Olabide, con la que el club tiene firmado un convenio de colaboración.  

El Sevilla, que se enfrentará hoy al FC Barcelona en la final de la Copa del Rey, es un equipo perfectamente engrasado, rápido y letal. Temido por casi todos los rivales, incluido el Real Madrid y su rival de hoy, el todopoderoso Barça. Será su segundo reto en apenas cuatro días, tras la final de la Europa League que le ganó el miércoles pasado al Liverpool -la cuarta final consecutiva- y si consigue superarlo levantará su sexto entorchado de la historia en 8 finales disputadas, la última hasta la de hoy, en 2010. De lo que nadie duda es que si logra el triunfo, el Sevilla CF se convertirá en un club legendario.  

El FC Barcelona aún se lame las heridas de su eliminación de la Champions League, la corona más importante para su deslumbrante plantilla. Con menos brillo que en años precedentes,  al menos tuvo tiempo para recuperar su mejor versión tras la depresión en la que le sumió su eliminación continental ante el Atlético de Madrid y enlazó victorias bajo presión que al final le han bastado para ganar su 24° título de liga.

Pero tras ganar el triplete la pasada temporada -Liga, Copa y Liga de Campeones- con superioridad, goles y espectáculo, el Barça llega obligado a conquistar la final de hoy ante el Sevilla CF. Lo contrario sería un fracaso.  

Parece indudable que la marcha del internacional Pedro al Chelsea, por voluntad propia, harto de vivir a la sombra de un tridente como Messi, Luis Suárez y Neymar que lo quieren jugar todo, ha debilitado a un Barça que por la sanción de la FIFA no pudo utilizar a sus fichajes Arda Turan y Aleix Vidal hasta el pasado enero. La baja de Xavi Hernández también ha resultado dolorosa porque nadie ha sido capaz de estar a su altura. Pero el Barça parece haber recuperado la autoestima de cara a la final de Copa de hoy. No será un triplete y la liga nunca está mal, pero un doblete para los culés seguirá siendo la prueba de que el ciclo exitoso se mantiene. (I)

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El equipo ‘culé’ es el más ganador de la historia

La primera edición se disputó en 1902 y tuvo como ganador al Athletic Club

La Copa de España -primero del Rey, luego del Generalísimo y desde 1976 otra vez del Rey- siempre ha sido una competición de orgullo, casi un lance de honor. La primera edición se disputó en 1902 y tuvo como ganador al Athletic Club de Bilbao, el equipo que hasta 2009 ostentó el mayor número de galardones por encima del FC Barcelona, hoy ya el primero del ranking con 27 coronas frente a las 24 de los Leones vascos y las 19 del Real Madrid. Todo se fraguó, según narran los libros de historia, en la doble victoria del team Bizcaya, el sobrenombre originario del Athletic Club, sobre el Burdigala de Burdeos los días 9 y 31 de marzo de 1902.

Aquello fue un acontecimiento tan superlativo que no tardó en conocerse en los ambientes del fútbol de toda España. Este deporte era todavía un reducto germinal con escasa implantación, pero entre los entregados a la nueva causa, jóvenes ricos y modernos, las noticias del espectáculo ya corrían como la pólvora. El gran triunfo de los vascos tuvo un efecto lógico: despertó la curiosidad y la envidia del resto de los equipos que entonces daban sus primeros pasos. Desde la capital catalana, el FC Barcelona y el Espanyol lanzaron el guante del desafío. Ardían en deseos de enfrentarse a esa selección formada por jugadores del Athletic de Bilbao que había sido capaz de ‘merendarse’ (0-2 y 7-0) a los campeones del noroeste de Francia.

El partido se jugó en el Hipódromo de Madrid y formó parte de los festejos organizados por la coronación del rey Alfonso XIII. No hace falta decir que los jugadores del Bizcaya, muchos de ellos británicos herederos de la minería de hierro vasca- estaban encantados a aquellos incautos catalanes que habían osado cuestionar su dominio en los campos de lo que entonces seguía llamándose británicamente football. De modo que aceptaron el reto. Ahora bien, puestos a elegir, los bilbaínos reconocieron su ilusión por jugar contra el más poderoso de los dos, el Barça, que acababa de fusionarse con el Hispania y disponía de un plantel de futbolistas numerosísimo y tan disciplinado como la Guardia Suiza.

Los organizadores lograron que el Ayuntamiento de Madrid donara un trofeo para el campeón de un torneo singular en el que se inscribieron cinco equipos: dos madrileños, el New FC y el Madrid FC -el origen del Real Madrid-; dos catalanes, FC Barcelona y Espanyol; y un vasco, el Bizcaya. El 12 de mayo de 1902 comenzó el campeonato. El número impar de inscritos obligó a que dos de ellos tuvieran que enfrentarse en una primera eliminatoria de cuartos de final. Un sorteo deparó que esas dos escuadras fueran al Espanyol y el Bizcaya. Los vascos salieron airosos de este compromiso con mayor facilidad de la prevista y golearon a los ‘periquitos’ (5-1).

Dos horas después, el Barcelona se impuso por 3-1 al Madrid. Al día siguiente, mientras el escuadrón barcelonés descansaba velando armas para la gran final, el hijo prematuro del Athletic de Bilbao tuvo que desgastarse ante el New madrileño, al que derrotó por un contundente 8-1. Un hombretón nacido en la ciudad inglesa de Sunderland con largos bigotes que fumaba en pipa llamado William Dyer hizo cuatro dianas.

El gran duelo estaba servido. Había llegado la hora del desafío. Era el momento de dilucidar una cuestión de honor, la primera supremacía del fútbol español. Hay que imaginar la foto que no se hizo de la final. A un lado, el Barcelona, con un plantel de lujo. Tenía hasta 37 suplentes y una nómina escogida de extranjeros: los Morris, Parsons, Steinberg, Gamper, Meyer, Witty... Eran buenos, llevaban un mes y medio entrenando juntos a diario para la gran cita y, además, estaban frescos como lechugas.

Ninguno de los titulares en la final había jugado contra el Madrid. Habían descansado, reservando fuerzas para concentrarlas en el único enemigo que les importaba, el Bizcaya, que al año siguiente ya sería el Athletic de Bilbao, una escuadra cansada pero fiera.

Cuentan las crónicas que el partido fue espectacular. Los vascos salieron como un vendaval, lograron dos goles que sorprendieron al Barcelona, que solo pudo acortar distancias en la segunda parte con un gol de Parsons. El primer torneo de fútbol disputado en España -o ‘concurso’ como se lee en la inscripción del trofeo- viajaba a Bilbao. Una bella copa. Después llegaron otras 23 para el club vasco, considerado hasta hace poco como el ‘Rey de Copas”. Pero el FC Barcelona es como Atila y no deja crecer la yerba bajo sus pies. En 2009 superó la marca de los bilbaínos.

El palmarés del Sevilla CF no es tan espectacular. Tan solo muestra en su museo 5 títulos en 7 finales disputadas. Hoy será su octavo desafío y aspira a ganar su sexto entorchado. (I)