Cuando Ángel Mora, de la escuela Carlos Crespi, de Cuenca, ingresó a la sala de operaciones del ECU911 Austro, la expresión de su rostro cambió. Miraba a todos lados con sorpresa y veía el trabajo que cumplen las personas.

“¿Desde aquí ven a los ladrones?”, fue su primera pregunta, lo que causó sonrisas entre sus compañeros y quienes se encontraban presentes.

Previo a su ingreso, el jefe de comunicación del organismo, José Aguirre, interactuó con los menores. Les explicó lo qué es el sistema integrado de seguridad y para qué sirve. Cantó con ellos el tema ‘La lechuza’, pidiéndoles que hicieran silencio dentro del edificio, “donde están muchas personas trabajando y cuidando la ciudad”.

Cuando los pequeños ingresaron a la Sala de Despacho se “perdieron” entre los empleados (bomberos, militares, policías, Cruz Roja y más) que están frente a monitores de computadora observado la ciudad, sus ríos y todo movimiento que se registra en distintos sectores.

Alejandro Sánchez, uno de los niños, no perdió tiempo y se sentó pronto frente a un ordenador. Manipuló (con el permiso de los operadores de turno) una de las cámaras. “Está lindo, quiero ver mi casa”, dijo convencido. La idea fue seguida por sus compañeros en otras máquinas.

Uno de los operadores indicó que el cuidado de los recursos de la ciudad destinados para la seguridad tiene que comenzar por los niños, ya que ellos son los que sabrán guiar a los demás e indicar para qué sirve y cómo se trabaja.

Según el funcionario, si bien ha bajado el número de llamadas falsas, aún existen personas que hacen mal uso de estos recursos.

“Muchas veces, los niños llaman al ECU para situaciones que no son de emergencia”. Agregó que hay llamadas que incluso provocan risas, pero quitan tiempo.

Recordó algunas que ha recibido: “¿Me puede dar llamando a mi tía?” o “¿me pueden mandar una pizza a mi casa?”.

“Un día un niño llamó a decir que se quemaba el río Tomebamba”, señaló el técnico, quien dijo que  eso provocó un llamado de atención a sus padres.

 “Por eso estamos trabajando con los menores de la ciudad y la provincia”, indicó José Aguirre, quien señaló que el año pasado los visitaron 196 instituciones educativas para concienciar a los escolares en el buen uso del sistema.

Aguirre relató que 46.092 personas tuvieron contacto con la central de emergencias entre enero y diciembre, mediante ferias, visitas a la institución, presencia en los barrios y centros educativos.

De su lado, el director del ECU911, Juan Carlos Jiménez, señaló que es importante tomar acciones con la comunidad y es por eso que existe ahora un acercamiento  con la población.

Hace un año el índice de llamadas que no correspondían a la entidad, entre ellas las falsas, bordeaba el 92%.

Jiménez considera que esa cifra disminuyó porque existe un acercamiento con los ciudadanos. “Ahora hay un 35% de llamadas que no proceden y un 15% para distintas consultas”.

Indicó, también, que en el centro de Cuenca, el tiempo de respuesta y atención para una emergencia denominada “Clave Roja” está en los 6 minutos 37 segundos, pese a los trabajos del tranvía que se realizan en varios frentes de la ciudad.

“Constantemente pedimos el cronograma de labores a la Municipalidad, para saber por dónde podemos ir”, finalizó. (I)